Jerez

Lolo y Ángel Doña, dos jerezanos en Italia en plena crisis por el Covid-19

  • Los hermanos, uno vive en Roma y el otro en Turín, relatan su experiencia

Lolo y Ángel Doña son dos hermanos jerezanos que viven en Italia. Uno en Roma y otro en Turín, han sido testigos de primera mano de cómo el país italiano se ha enfrentando a la pandemia del Covid-19. Lolo ha tenido que cerrar su local 'La Frontera' desde que se decretó el estado de alarma y la compañía de robótica en la que trabaja Ángel teme importantes pérdidas. 

En octubre de 2012 Lolo viajó a Roma con un billete de ida, pensaba quedarse sólo un año y al final no ha vuelto a Jerez. En 2014 abrió su bar "porque tuve la suerte de conocer a la gente adecuada en el momento adecuado", pero desde el 7 de marzo tiene la reja echada. "Tengo muchos conocidos que volvieron a España antes de que se cerrara el espacio aéreo, y también otros que han ido incluso con el decreto. Pero yo nunca pensé en volver a Jerez", declara Lolo, ingeniero químico y conocido en el mundo del deporte jerezano por su trayectoria en voleibol

"Enchufado" a los periódicos y a la radio durante esta pandemia, Lolo subraya que "aquí no hay tantas discusiones políticas, no importa si eres de izquierdas o de derechas. En España está todo más politizado y no lo entiendo. Aquí el presidente de la República tiene más credibilidad que el presidente español". 

Lolo Doña pone en valor que "aquí ha habido pocas denuncias por incumplir las normas. La gente se porta bien y cuando cae el sol no hay nadie en la calle". "Roma es una de las ciudades menos golpeada por el Covid-19 y menos mal, porque no creo que estuviera preparada para algo tan grande como esta pandemia", declara el jerezano. 

Empresarialmente, su escenario es de incertidumbre total, "mi negocio ahora no tiene mucho sentido, es un local pequeño de copas y de tapeo. Espero poder abrirlo de nuevo, pero no lo sé". "Aquí a la pequeña y mediana empresa se le cuida mucho, son conscientes de que su riqueza son sus autónomos. Ahora con el Covid tenemos ayudas (600 euros) y las familias con necesidades pueden recibir un bono del Ayuntamiento para comprar. También han bloqueado los pagos de los impuestos, una gran ayuda. Aquí ahora todos están más unidos", reconoce Lolo. 

Casi 700 kilómetros lo separan de su hermano Ángel. Su amor por Italia no fue tan a primera vista, pero le dio una segunda oportunidad de la mano de su pareja. Llegó al norte del país hace más de dos años y trabaja en una compañía que ha creado dos brazos mecánicos que realizan cócteles. Precisamente por la empresa le pilló la 'explosión' del coronavirus en Milán. "Tenía tanto trabajo que no me estaba enterando de lo que estaba pasando, nadie le daba mucha importancia", recuerda Ángel. Sin embargo, "de la noche a la mañana los números de contagios y fallecidos subieron y todo se quedó vacío. Antes de que se cortara el transporte, volví en tren a Turín, pero nuestro producto (los brazos mecánicos) se han quedado en un ático de un hotel de lujo de Milán". 

Fue volver a casa y tener fiebre. Las alarmas saltaron, le hicieron todas las pruebas pero resultó que "se debía al cansancio por el mes de trabajo intenso". Al principio su empresa no permitió el teletrabajo, pero la crisis sanitaria obligó a mandar a todos los empleados a casa (él está como autónomo). "Esto es un coñazo. Mi pareja, que tiene pasaporte italiana-argentina, viajó allí para ver a su familia mientras yo estaba en Milán, así que no ha podido volver. Conceden ayudas para los autónomos pero no las recibimos. Mi piso tiene 40 metros cuadrados y en cuanto a lo laboral, lo peor vendrá dentro de unos meses".

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