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Jerez

Maceta de espárragos

En la línea P-1 que pasa por Cuartillo subió Pepi, trabajadora en hogar ajeno, que viene cinco días a la semana a Jerez. Mujer madura que lleva muchos años de lucha para sacar su casa adelante. En esta línea de autobuses se montan muchas mujeres para acudir a  trabajar como domésticas. A la vuelta llegan cansadas de fregar, limpiar, planchar, dar brillo a la plata, “la señora tiene mucha plata y más que tiene guardada. Yo le digo: señora sáquela Vd. que son muy bonitas. Aunque a mí me den más trabajo”, y todas se confiesan unas a otras que en el momento de vuelta tienen mucha hambre. El autobús cumple el cometido de los antiguos lavaderos comunes: en el corto trayecto se habla de todo, se escucha de todo: de recetas, de cómo limpiar tal cosa, de los niños, de los maridos, del chofer, de problemas familiares, del cuponero, de la vejez de las madres...

Pues Pepi vendía unas tiras de diez números, a un euro, y se rifaba el mismo día una maceta de espárragos de 8,5 kilos. Su sobrino con tres vecinos más, al igual que muchos de Cuartillo, cogen el coche y se plantan en Extremadura y se sacan la “peoná” del día. Entre los cuatro reparten gastos y cada uno su costo y a rifar los espárragos. Ya otras veces referí la subsistencia de esos ocasionales albañiles a los que la crisis del ladrillo les ha caído toda ella encima. Entre los espárragos, las tagarninas, la caza furtiva, los caracoles, se ayudan en los gastos superfluos: vino, tabaco, partidita de dominó, y además se ayudan con el ingreso  que aportan las esposas como domésticas, y es que la mujer es el sustento del hogar rural.

Me decía Quini, tertuliano de La Vega 12, que recordaba las rifas que se hacían hace años con unas barajas de cartas pequeñita, y en el tabanco mismo, otra persona sacaba una carta de una baraja normal y daban el premio: Conejos, perdices... De caza furtiva.

Pero no todo son facilidades. Los grandes terratenientes no dejan coger caracoles, tagarninas, espárragos porque estropean sus perdices, sus toros o porque no quieren que nadie coma de lo suyo. He presenciado actitudes violentas en cañadas ocupadas por un conocido conde, que el capataz, más fiero que el dueño, echaba los caballos encima de una excursión de niños con los padres, para coger tagarninas, en la Cañada de La Perdiz.

Estos espárragos son una delicia culinaria: ‘esparragaos’ con sus ajos, pan, comino, fritos, pimiento molido, todo majado y chorreón de vinagre. Y si además le cuajan unos huevos, ya ni Ferrán Adriá. Espárragos con arroz, en tortilla ¡con esos huevos de campo!; cocidos y con ensalada de lechuga aceitosa...

En la línea P-1 también la utilizan muchos jóvenes que acuden a estudiar a la universidad o a las academias de peluquerías, y es que con buenos transportes se facilitaría la ig

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