Manolo y Sara, las nutrias del Zoo
Zoobotánico de Jerez
Las nutrias eran bebés cuando fueron encontradas sin sus progenitores l En la página de hoy se cuenta cómo dos cuidadoras se encargaron de que se adaptaran a su nueva vida en el parque
Manolo y Sara. Así se llama la pareja de nutrias que vive en el Zoobotánico de Jerez. Su nombre científico es (Lutra lutra) y su vida, aunque corta, está llena de vicisitudes que merece la pena conocer. Llegaron al Zoo un 18 de marzo de 2005. Ingresaron en el Centro de Recuperación de Animales Silvestres, concertado con la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, actualmente AREA (Área de Recuperación de Especies Amenazadas). El macho Manolo fue encontrado en las proximidades de Écija por particulares, con apenas un mes de edad. Sara, en las cercanías del pantano de La Minilla. En tiempos de sequía las nutrías se mueven con más asiduidad de los lugares habituales, en busca de nuevos cauces donde alimentarse, de ahí el hallazgo. Las dos nutrias se encontraban solas y es fácil imaginar cuál sería el triste fin de sus progenitores.
La suerte acompañó a estos bebés de nutrias al ingresar en el Zoo. En los primeros días tomaron biberones de leche de adaptación maternal durante casi dos meses. Las nutrias suelen mamar hasta los cuatro meses y después de dejar el biberón, progresivamente se van incorporando a su dieta de pescado sin espinas y carne de pollo en pequeños trozos.
Los cuidados que necesita una cría de nutria son especiales. Las nutrias cuidan durante muchos meses a sus crías y las vigilan constantemente, incluso a la hora de nadar las sujetan con sus mandíbulas. Aunque la cría se rebele y quiera nadar sola, la mamá nutria no la deja en el agua hasta estar segura de que su pequeño domina perfectamente esta habilidad tan fundamental para su vida.
Al tratarse de bebés huérfanos había que enseñarles a nadar. Uno de los capítulos más difíciles y a la vez más interesantes en periodo de recuperación de las pequeñas, fue sus primeros contactos con el agua. Estuvieron en un pequeño baño dentro de la instalación, acompañada por sus cuidadoras y con atractivos como comida, pelotas, etc. Al principio sumergían sólo las patas, a veces la cabeza y poco a poco el cuerpo entero, pero eso sí, con poca profundidad. Sus cuidadoras Verónica y María José se ilusionaban con cada paso hacia delante. Transcurrido un tiempo, hubo que pasar a la gran prueba: un baño en la instalación de las nutrias adultas del Zoo. Los primeros días las nutrias no salían de la orilla, sólo observaban cómo nadaban las cuidadoras que intentaban atraerlas desde el agua. Esto no fue posible. Hubo que cogerlas y meterlas con precaución . Al principio sólo conseguían pasearlas por la superficie, pero sin dejar de sujetarlas con sus brazos, lugar en el que se encontraban seguras. Al tiempo, se fueron soltando y empezaron a dar auténticas lecciones a sus cuidadoras de cómo hay que desenvolverse en el agua. Fuente: Zoobotánico de Jerez
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