Marco de Jerez

La vendimia cierra con una caída de cosecha del 7% y 53,4 millones de kilos

  • El Consejo del vino da por cerrada una campaña complicada y de mucha tensión

  • El Marco de Jerez suma dos años consecutivos de baja producción

Imagen de la vendimia en una viña del Marco de Jerez.

Imagen de la vendimia en una viña del Marco de Jerez. / Manuel Aranda

Punto y final a una campaña más que complicada. Viticultores y bodegas pueden respirar tranquilos con el cierre de la vendimia en un año de muchos sobresaltos y grandes incertidumbres, amén de la amenaza del coronavirus. A falta de los últimos retales de uva Pedro Ximénez, cantidades ínfimas que pasarán a molturarse tras el soleo en un par de lagares o tres de la zona de Jerez, la campaña se da ya por cerrada con una cosecha de unos 53,4 millones de kilos de uva.

La producción final está un 7% por debajo de la alcanzada en 2019, pero César Saldaña, director del Consejo Regulador, recuerda que “llueve sobre mojado”, pues ya son dos cosechas muy bajas de forma consecutiva, lo que no deja de ser una “mala noticia desde el punto de vista de la producción y en un año en el que los viticultores han tenido que invertir más en la viña por las condiciones meteorológicas adversas”.

De hecho, prácticamente todos los días había que revisar las previsiones y lo que inicialmente apuntaba a un aumento del 10% o más, finalmente se ha convertido en una caída del 7%, con grandes variaciones entre uno y otro registro según avanzaba la campaña.

Tras un mes de julio muy caluruso, la suavidad de agosto ha impedido de un lado frenar las enfermedades de la vid, en concreto el mildiu y la pudrición (botrytis), y ha generado gran tensión de otra parte por la falta de grado, ya que la vendimia se cierra con unos escasos 11,15 baumé, apenas 0,65º por encima del mínimo exigido en la Denominación de Origen –la media de 10,78º en Sanlúcar está casi en el borde–.

La bajada de la cosecha final contrasta con la previsión inicial de un aumento del 10%

Los problemas sanitarios han determinado el descenso de producción, que tiene reflejo en un parco rendimiento del viñedo, por debajo de los 8.000 kilos/hectárea, situación que no se daba en el Marco de Jerez desde principios de la década anterior, en concreto desde 2012, año con una cosecha extraordinariamente baja que ni siquiera llegó a los 47 millones de kilos de uva a causa de la sequía.

El descenso de producción y el escaso rendimiento contrastan con el aumento de la superficie de viñedo inscrita esta campaña, ligeramente por encima de las 7.000 hectáreas frente a las 6.838 del último año, si bien este dato puede variar una vez se conozcan los datos finales de salidas de viña, que determinarán si alguna viña se ha quedado sin vendimiar.

Una vendimia difícil que pone el colofón a un año agrícola complicado, en un momento además muy especial por la incidencia de la pandemia sobre las ventas de los vinos de Jerez, pero la escasa producción final, aunque pésima para los castigados bolsillos de los viticultores, al menos no contribuye a un mayor desequilibrio entre la oferta y la demanda.

Con los bajos rendimientos, toda la producción podría calificarse para la elaboración de vinos y vinagres de Jerez, pero ante las menores necesidades de reposición de las existencias por parte de las bodegas dada la caída de ventas, una parte se podrá destinar ya sea como calificado o como descalificado para el envinado de botas para ‘Sherry Casks’, mientras que en otros usos como el de vinos blancos de la Tierra de Cádiz es previsible que haya descalificado voluntario.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios