Mil historias con rostro desde 2001
El equipo de paliativos de la Asociación contra el Cáncer atiende a unos 60 pacientes
La doctora Francisco tenía siete años cuando su padre murió de cáncer y 14 cuando su madre fallecía a causa de la misma enfermedad. Aquello le marcó y cambió en cierta forma su futuro. María del Carmen, buena estudiante, quería ser profesora de Matemáticas, pero la muerte de su madre le llevó a la Medicina y a los cuidados paliativos, una profesión vocacional. "Cuando se estaba muriendo rabiaba de dolor y le pedí a la enfermera un nolotil para aliviarla. La enfermera me dijo: No,no que se va acostumbrar. En ese momento yo decidí estudiar Medicina y hacer cuidados paliativos. Pensé: algo tiene que cambiar. ¿Cómo una persona se va a acostumbrar a que se le alivie el dolor? Yo sé lo que significa cuando alguien me dice que su madre está con dolor". Quizá por eso también supone tanto para ella ser ahora la presidenta de la Sociedad Andaluza de Cuidados Paliativos. "No es por el cargo, sino para seguir tirando del carro".
Su experiencia se ha forjado en la práctica en el equipo de cuidados paliativos de la Asociación contra el Cáncer, que atiende en Jerez y sus pedanías a una media de 60 pacientes, aunque desde que empezó a funcionar en febrero de 2001, acumula unas 1.020 familias atendidas. El equipo está formado por las mismas tres personas desde el principio, lo que les ha llevado a crear unos vínculos especiales, que sólo se consiguen compartiendo momentos tan duros. Hace unos años el servicio que presta este equipo estuvo a punto de desaparecer por falta de financiación, hasta que el Servicio Andaluz de Salud (SAS) decidió establecer con la Asociación contra el Cáncer un convenio por el que asume la mitad de los gastos que cuesta mantener este servicio de cuidados paliativos. No hay lista de espera, se atiende a todos los pacientes que llegan aunque existe un comité, en el que se encuentra el doctor José Luis Pérez Ramírez, responsable de los cuidados paliativos hospitalarios, que evalúa y decide si el paciente es subsidiario de recibir estos cuidados a domicilio.
María del Carmen Francisco mantiene que "nunca te puedes acostumbrar ni al dolor ni al sufrimiento. Dicen que los profesionales se endurecen pero no es así. Nos duele cada paciente, pero también nos da mucha alegría cada persona que pasa un día mejor. Es una satisfacción dar calidad de vida. A veces los resultados no son los que quisiéramos porque no podemos curar que sería lo ideal, pero sí podemos acompañar a la familia y al paciente, aliviar el dolor, eso para nosotros es muy gratificante y no nos olvidamos de las personas que hemos tratado". Asegura que de todas ha aprendido algo y la experiencia le ha enseñado también que nadie quiere morirse por muy mala que sea la situación en que vive. "Hay personas que te dicen: yo no quiero vivir con este dolor, pero ¿y si te quitan el dolor? Entonces es otra cosa".
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