Ola de robos en hoteles cerrados
Sucesos
Al saqueo que sufre el Palmera Plaza se unen problemas de salubridad de los que los vecinos ya alertaron en septiembre.
"Hoy el día va de hoteles", comentaba ayer un policía a su compañero de patrulla al llegar al Hotel Prestige Palmera Plaza, donde otros dos agentes del cuerpo acababan de sorprender a dos presuntos ladrones de cobre. "Eso no es mío, eso estaba ahí", aseguraba el joven señalando a una bolsa repleta de cables arrancados de las instalaciones. A pocos metros del establecimiento de la calle Pizarro, las fuerzas de seguridad se habían percatado de que el también abandonado Hotel Chancillería había sido objeto de robos. Ambos son vestigios de tiempos mejores para la industria hostelera local.
El caso del lujoso Palmera Plaza resulta especialmente doloroso. Tras quedar temporalmente cerrado entre diciembre de 2013 y abril de 2014, sus trabajadores mantuvieron la esperanza de reflotar el negocio. Sería en octubre de 2014 cuando el fracaso empresarial se consumaría y el Palmera Plaza quedó abandonado. Desde su inauguración, la titularidad del hotel no paró de cambiar.
Un vecino de Pozo del Olivar relata la situación actual. "Llevan dos meses sucediéndose los robos con total impunidad. ¿Sabe lo que puede costar la cocina de un hotel así, que estaba en buen estado? Pues esa cocina la he visto pasar por mi calle a trozos". Hoy el Palmera Plaza es un esqueleto arquitectónico. "Se han llevado hasta el aluminio de las ventanas". Le preguntamos al vecino si se puede hablar de impunidad cuando instantes antes los agentes habían detenido a dos jóvenes que se encontraban en las instalaciones. "No les va a pasar nada. Es una propiedad privada, pero como no hay denuncia, dentro de nada están fuera sin consecuencias", explicaba.
El pasado 8 de septiembre una vecina presentó un escrito a Medio Ambiente advirtiendo de los posibles riesgos de salubridad que suponía el jardín exterior del hotel dejado a su suerte. "Lo advertimos y precisamente en la última semana no han dejado de aparecer ratones. Tenemos trampas por toda la casa. Se meten por la planta baja y por los conductos del aire. Hoy al menos han venido dos veces de Medio Ambiente", explica la vecina, que recogió las firmas de todos los vecinos. "Desde mi casa se ve el entorno de lo que era la piscina. Es una selva", cuenta otro afectado. Una selva de 5 estrellas.
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