Panorama del siglo XIX jerezano (I)Jerez en el XIX

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La ciudad de la historia

El baile del Candil del Tahonero, Museo Romántico, Madrid
El baile del Candil del Tahonero, Museo Romántico, Madrid

31 de mayo 2008 - 01:00

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LA primera revolución política que marca el inicio de la Edad Contemporánea española es la Guerra de la Independencia. La invasión gala supone una parálisis de las instituciones y un vacío de poder. Se crean las numerosas Juntas Locales y Provinciales con poderes autónomos y con legitimidad popular, en sustitución de la Monarquía exiliada. Sevilla fue la primera ciudad española que secundó la sublevación madrileña, y a finales de mayo de 1808 se constituye una Junta Suprema que hiciera frente al avance militar francés.

También nuestro Jerez creó su propia Junta que ordenó a todos los habitantes entre los 16 y 45 años, a excepción de los religiosos, a tomar las armas: unos cuatro mil voluntarios jerezanos se alistaron en poco más de quince días. También la ciudad conoció actitudes xenófobas hacia la colonia gala residente.

La victoria de Bailén frenó momentáneamente el avance francés, sin embargo, cuando Napoleón tomó personalmente la dirección de la conquista, apenas si encontró resistencia. En menos de medio mes (de enero de 1810) los franceses ocupan toda Andalucía con la excepción de Cádiz, que soporta un asedio de dos años y medio.

Los franceses llegan a Jerez a media mañana del 4 de febrero de 1810. Cometen todo tipo de atropellos en templos, conventos (con la huida de las monjas) y casas particulares. El 10 de febrero entra en la ciudad José Bonaparte con su séquito y permanece varios días alojado en una casa del marqués de los Álamos en la calle Francos. Las autoridades locales juran fidelidad al nuevo rey José I (es interesante la lectura de M. Ruiz Lagos, Joaquín M.ª Sotelo, político y literato, prefecto de José Bonaparte en la ciudad de Jerez de la Frontera, Centro de Estudios Históricos Jerezanos, 1971; y del mismo autor, Documentos para la biografía del general Tomás de Morla, Centro de Estudios Históricos Jerezanos, 1972).

En un afán centralizador, el nuevo rey establece un gobierno civil con 38 prefecturas, que se subdividen en subprefecturas y municipalidades. Una de las 38 prefecturas era la de "Xerez", con tres subprefecturas: la de Jerez (o "Xerez"), su capital, la de Ronda y la de Cádiz (la única ciudad que resiste al invasor). La demarcación territorial comprendía la actual provincia de Cádiz, el sudeste de la actual de Sevilla y la Serranía de Ronda.

Cambia también la estructura y composición del concejo local: no hay cargos a perpetuidad y la nobleza apenas si está presente en dicha municipalidad, en la que fue sustituida por grandes hacendados y comerciantes: los "afrancesados" jerezanos con talante reformista, como Antonio Pareja, Miguel Brikdale, Pedro Gutiérrez de Acuña, Pedro Agustín Rivero, Juan C. Haurie, Jacobo Gordon o Francisco Carrizosa.

Como recoge el profesor Caro Cancela, el 26 de agosto de 1812, los franceses levantan el sitio de Cádiz y abandonan Jerez. Las tropas españolas entran al día siguiente en medio del júbilo popular. En el mes de septiembre se proclama en la ciudad la nueva y primera Constitución de Cádiz de 19 de marzo de 1812.

Tras el regreso de Fernando VII "el Deseado" asistimos al enfrentamiento entre liberales y absolutistas. Un personaje de la cultura jerezana del momento, el marqués de Villapanés, se halla a la cabeza de esos absolutistas jerezanos. En relación con esta figura, como vimos, hay que subrayar aquí el importante papel desempeñado por aquella Sociedad Patriótica que fue fundada en 1781 y que se convertirá en 1835 en la Real Sociedad Económica Xerezana de Amigos del País.

De la lucha entre liberales y absolutistas no sólo serán testigos dos periódicos gaditanos, sino también las propias calles jerezanas en el motín del 27 de abril de 1814. Las tropas de caballería acantonadas en la ciudad pasean el retrato del nuevo rey, los realistas dan gritos contra los liberales y derriban la lápida de la Constitución colocada dos años atrás en la esquina de la plaza del Arenal. Esta lápida se repondrá al día siguiente y posteriormente será sustituida a mediados de mayo por otra de "Plaza de Fernando VII".

Así se quedará hasta que reaparezca el nombre de "Constitución" tras la entrada del teniente coronel Rafael del Riego en nuestra ciudad el 5 de enero de 1820. El Trienio Liberal se cierra en Jerez con la llegada del propio Fernando VII el 2 de octubre de 1823 en medio de aquellos gritos de ¡Vivan las "caenas"!.

Después de la muerte del rey absoluto, Jerez vivirá años de intranquilidad durante las regencias de María Cristina y Espartero, aun cuando no tuviera que sufrir en ningún momento las consecuencias de la Primera Guerra Carlista. En el plano de la cultura no debemos olvidar que en 1835 desaparece el Colegio Universitario de Santo Domingo y es la citada Sociedad Económica la que queda prácticamente sola en este campo. Su trascendental labor la continuarán de una u otra forma varias instituciones. Al frente de todas, sin duda, estuvo el Colegio de Humanidades de San Juan Bautista que será establecido en la calle Sevilla en 1838 y que pasará a Instituto Local en 1842 y a Provincial en 1851. Pero también cuentan en este aspecto la inauguración de la Biblioteca Municipal, la primera de Andalucía, el 23 de abril de 1873 (con un discurso sobre Cervantes a cargo del gran don Gumersindo Fernández de la Rosa); el funcionamiento ya en 1878 de una Academia Médico-Quirúrgica y de otras de Música y Bellas Artes, así como de una Sociedad de Ciencias, Artes y Letras, precedente de la Real Academia de San Dionisio de nuestros días; y ya en 1897, como remate cultural del siglo XIX, la fundación del Ateneo Jerezano (precursor del Centro de Estudios Históricos) con personajes de la talla del militar e historiador Tomás García Figueras, el médico Fermín Aranda, el profesor y novelista Manuel Bellido, el pintor Álvarez Algeciras o el arquitecto Hernández Rubio.

El período de monarquía isabelina conoció en Jerez sucesos luctuosos como el de la epidemia de cólera morbo de 1854, pero también otros felices como la apertura en ese mismo año de la línea ferroviaria de Jerez-El Puerto-Trocadero.

No poco de todo esto podemos encontrar en el magnífico libro del siempre recordado Eduardo Pereiras, La Fotografía en el Jerez del siglo XIX, Ayto. de Jerez, 2000.

Fco. Antonio García Romero

Joaquín Portillo, en su obra Concisos recuerdos de Jerez de la Frontera, de 1847 (editado por la BUC, 1991, con introducción de Diego Caro) nos informa de algunos datos interesantes y curiosos sobre la ciudad de entonces,

"Hay 3 librerías, 3 imprentas con tres prensas, 4 platerías, 3 posadas, 7 mesones, 5 cafés, 15 confiterías, 17 boticas, 23 médicos y cirujanos, 3 relojerías, 19 de géneros, 104 barberías, 124 de bebidas y 67 almacenes de comestibles, la mayor parte con refino. Estos y los anteriores de líquidos están servidos por naturales de la Montaña, por cuya causa las conocen por Tiendas de Montañeses. Hay 11 fábricas de jergas, con veinticuatro telares, 5 calerías, 5 de curtidos, 3 de esteras de junco, 1 de fideos, muy buena, 1 de guantes, 3 de jabón, 2 de chocolate, 3 de velas de cera, 6 alambiques donde laborean superiores aguardientes, 6 hornos de alfarería para vasijas de barro y 6 para tejas y ladrillos, 59 hornos con ciento catorce asientos de tahona y 12 de libra (…)".

Coordinadores/Centro de Estudios Históricos Jerezanos www.cehj.org

Eugenio J. Vega Geán

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