Primer día, primeros atascos. La calle Porvera estrenaba hoy el carril bus y lo cierto es que ya desde primera hora de la mañana se empezó a notar que, o cambian mucho las cosas, o este nuevo sistema implantado para mejorar el transporte urbano puede ser un quebradero de cabeza para muchos, desde ciudadanos hasta políticos.

A las nueve de la mañana, hora en la que los más pequeños del colegio San José empiezan las clases, se empezaron a notar las primeras grandes retenciones. Y es que muchos padres, lejos de seguir el consejo del delegado de Movilidad Juan Manuel García Bermúdez, de dejar a sus hijos por la puerta trasera del centro, la que da a la plaza Nuestro Padre Jesús de la Sagrada Cena, siguieron dejándolos en la principal, en Porvera. Algunos simplemente paraban el coche y esperaban a que sus hijos se bajaran del mismo, pero otros lo detenían y se bajaban con ellos para dejarlos en la misma puerta, provocando retenciones y el consiguiente mosqueo de los conductores, que no dudaban en tocar el claxón como señal de reprobación.

A las puertas del colegio, Gloria Pérez, presidenta de la Asociación de padres de alumnos, acompañada de varias madres y algún que otro comerciante recogía firmas con la intención de entregarlas en el Ayuntamiento a lo largo de estos días. Solamente de padres y madres del colegio ya lleva recogidas unas cien, aunque sabe que el número aumentará ya que ha habido otras recogidas de firmas en contra del nuevo plan de movilidad en la ciudad. Pero eso no es nada, ya que a las doce cortarán el tráfico junto a los comerciantes de la calle.

Mientras recoge firmas, una mujer detiene el coche a las puertas del colegio y se baja con su hija. Los cláxones empiezan a sonar y Gloria tranquiliza a la madre: "no corras".

Con los primeros atascos, llegan un par de agentes de la Policía Local y las quejas son más constantes. "Llevo tres cuartos de hora para dejar a mi hijo aquí", espeta una señora. La contestación del agente no pudo se más clara: "A mí no, eso dígaselo a los políticos".

Para completar una mañana movida en Porvera, aparece la grúa municipal y una cuba de Aguas de Jerez. Hay que realizar un desatasco y mover un coche para que la cuba pueda trabajar sin bloquear el tráfico. Así y todo, el tráfico no tiene más remedio que detenerse, y la cola llega a la altura de la iglesia de La Victoria.

Mientras la Porvera es un caos, por el carril bus reina la tranquilidad. En 20 minutos solamente han pasado tres autobuses, y muchos de los ahí presentes se llevaron la sensación de que, para eso, quizás no merezca la pena tanto lío.