El Rebusco

Rebusco de bodegas

  • Espinosa de los Monteros y Amparo Ribelles C.B.

  • Tradición y artesanía de los vinos jerezanos

Interior de la bodega Amparo Ribelles.

Interior de la bodega Amparo Ribelles.

Vinos premiados y seleccionados en la International Wine Challenge de 2021. Vinos premiados y seleccionados en la International Wine Challenge de 2021.

Vinos premiados y seleccionados en la International Wine Challenge de 2021.

Es rebusco es la acción que consiste en repasar un sembradí­o después que ha sido cosechado para recoger los frutos que inadvertidamente quedaron en el suelo o en el tallo.

Según el Antiguo Testamento Dios ordenó: ‘No rebuscarás tu viña, ni recogerás el fruto caí­do de tu viña; para el pobre y para el extranjero lo dejarás’.

Esta misericordiosa práctica les permití­a a los que no tení­an tierras el conseguir algún alimento; Rut, la moabita, según la Biblia, aprovechó esta costumbre.

En el Deuteronomio (24:19-22), Jehová prohíbe recoger la cosecha del campo hasta el último extremo de la linde. Después de la recolección no debe hacerse el rebusco ni volverse para ver si quedó alguna gavilla olvidada; tampoco deberá hacerse el rebusco cuando se vareen los olivos o cuando se vendimie la viña, ni deben recogerse las uvas caídas al suelo.

El rebusco, según exhorta la ley divina, pertenece al forastero, al huérfano, a la viuda, y al pobre.

Durante estos casi seis años, en los que he mantenido esta sección de El rebusco en Diario de Jerez, me he sentido como un “forastero” en tierra ajena, metiéndome en las “viñas” de otros en el intento de encontrar aquello que a los demás se les quedaba detrás después de la cosecha. Al menos lo he intentado.

José, patriarca de la familia, trabajador en Garvey. José, patriarca de la familia, trabajador en Garvey.

José, patriarca de la familia, trabajador en Garvey.

La historia de nuestros vinos, sus bodegas, y el trabajo realizado por los hombres y mujeres que nos precedieron aún nos puede deparar muchas sorpresas.

En este camino me he encontrado a otros “rebuscadores” con los que he compartido el mismo interés, una pasión sentida.

Ya nada es igual sin esos frutos recogidos con tesón por personas como los historiadores Javier Maldonado y Antonio Cabral; los coleccionistas Roberto Amillo y Francisco Odero; los hermanos García Lázaro y Salvador Pineda, expertos de nuestro paisaje y el enoturismo local; los investigadores de la arquitectura bodeguera, Fernando Aroca y José Manuel Aladro; enólogos como Enrique Montero y Manolo Lozano; bodegueros como Willy Pérez y Doña Pilar Plá. Y el incansable, y siempre recordado, Carmelo García Barroso.

A todos ellos, y a otros muchos, me los he ido encontrado en este singular peregrinaje por los rincones menos transitados de los viñedos imaginarios, siempre con una copa en la mano deseándonos suerte y buena ventura.

Como prueba de lo dicho traemos para la ocasión dos “pequeñas” bodegas de Jerez que, a pesar de bregar contra viento y marea, han sabido mantenerse a flote en un sector que se mueve entre marejadas de intereses encontrados. Las dos mantienen su rumbo de artesanos, con el norte señalado por la tradición.

Antonio Espinosa de los Monteros

Bello trabajo de forja en el interior de la bodega de Espinosa de los Monteros. Bello trabajo de forja en el interior de la bodega de Espinosa de los Monteros.

Bello trabajo de forja en el interior de la bodega de Espinosa de los Monteros.

El pasado año, cuando el veterano bodeguero Antonio Espinosa de los Monteros Ramos envió sus vinos al prestigioso certamen de la International Wine Challenge, no se podía imaginar que dos de ellos serían premiados con sendas medallas de oro en sus categorías, y el tercero con la distinción de bronce.

Su oloroso Atávico destacó especialmente entre una representación de bodegas mucho más veteranas en estas lides.

Lo hacía por primera vez, y con poca esperanza de alcanzar este reconocimiento. Quién le iba a decir que esas soleras que conservaba, y cuidaba con cariño le podía dar esa satisfacción.

Una aventura en la que se embarcaba después que se jubilara en el 2019, dando su nombre y apellido a esta empresa, antes conocida como Las Bóvedas Esporsil (que unió en su momento, allá por 1985, las iniciales de su apellido y las de otros dos socios).

En el diseño de las etiquetas de sus personales vinos “gordos” (oloroso, palo cortado y amontillado), ha recurrido a la imagen de dos de los cuadros de su propiedad, uno de ellos obra del pintor Pepe Basto.

Sala de instrumentos musicales de cuerda. Sala de instrumentos musicales de cuerda.

Sala de instrumentos musicales de cuerda.

También ha querido homenajear a su padre, José Espinosa de los Monteros Letrán, que durante años trabajó para Garvey, En la foto enmarcada que preside la entrada a la bodega lo vemos trasegando el vino de una bota.

Para los interesados, comentar que estos vinos se encuentran, por ahora, en la carta de restaurantes de prestigio como La Carboná y la Venta Esteban.

Fue su padre el que le inculcó el interés por el vino cuando entró en Garvey como aprendiz, y en la que estuvo desde 1968 a 1985, fecha en la que fundo Esporsil, ubicada originalmente en las instalaciones de la calle Olivar de Rivero.

El apellido Espinosa de los Monteros lo podemos encontrar también en el origen de unas bodegas fundadas a finales del siglo XIX en la calle Sol.

Con más de treinta y cinco años de experiencia, Esporsil S.L., es una empresa de servicios que nació como una industria auxiliar con el fin de atender la demanda de las empresas del sector de Jerez y su entorno. La principal actividad es el desarrollo y llenos de bebidas a terceros en sus cinco líneas de embotellado, actualmente gestionadas por la tercera generación.

Antonio Espinosa de los Monteros brinda por sus vinos. Antonio Espinosa de los Monteros brinda por sus vinos.

Antonio Espinosa de los Monteros brinda por sus vinos.

Las instalaciones, ubicadas en la calle Einstein del Parque Empresaria desde 1997, incluye una pequeña bodega. Desde su creación, la elaboración de los vinos y brandies se realiza de forma tradicional dando lugar a unos productos de máxima calidad.La visita incluye también una importante colección de elementos etnográficos, donde destacan los aperos de labranza, una treintena de carros agrícolas de gran belleza, 1.000 piezas de diferentes tipos de pesos –básculas, romanas y balanzas-, así como ruecas y alambiques, todo ello, de los siglos XVIII y XIX.

A todo ello se une la importante colección de instrumentos de cuerda. Más de 300 piezas, entre las que destaca una impresionante muestra de más de 100 guitarras flamencas de los siglos XVIII y XIX. Un conjunto único en España.

Junto a ellas se puede contemplar una colección de más de 400 botellas de brandy de diferentes épocas.

Amparo Ribelles C.B.

En el libro del Sherry Club, de Tokio, dedicado a los vinos de Jerez. En el libro del Sherry Club, de Tokio, dedicado a los vinos de Jerez.

En el libro del Sherry Club, de Tokio, dedicado a los vinos de Jerez.

El origen de esta bodega surge de la iniciativa del empresario jerezano Ramón Pravía Fernández, destacado ganadero y agricultor.

Hacia 1972 diversificó su actividad como viticultor, plantando viñedos en su propiedad de Los isletes, terreno ubicado entre Paterna y Torrecera.

Los cuatro hijos del matrimonio Ramón Pravía y Amparo Ribelles -José, Ramón, Amparo y María del Carmen- mantienen las actividades empresariales de la familia.Al principio adquiere unas instalaciones en la Ronda Pelirón, que actualmente mantiene su hija, María del Carmen, mudándose, en 1976, al actual casco de bodega, en calle Traviesas, adquirido a la viuda de Ramón Benítez, dueño de una empresa de autobuses.

En 1981 la organización de la Fiesta de la Vendimia le reconoció ‘por su generosa entrega y colaboración a la exaltación de la universalidad de nuestros vinos’, en el apartado de viticultores de grandes explotaciones.

José Datas Pravía en el despacho de vinos. 1 José Datas Pravía en el despacho de vinos. 1

José Datas Pravía en el despacho de vinos. 1

Desde hace un par de años, dos miembros de la tercera generación, José Datas Pravía y Ramón Pravia Sánchez, son los responsables del mantenimiento de la bodega como de la atención al público en el despacho de vinos, surtiendo a su fiel clientela, cada vez más amplia, y sirviendo de almacenista a otras compañías con sus finos y olorosos.Al cuidado de sus criaderas y soleras está un joven enólogo jerezano con una amplia experiencia en el Marco.

La bodega fue incluida en el libro que, sobre vinos del Marco, se publicó en Japón en el 2017. Obra sufragada por la señora Michiko Takahashi, del Sherry Club de Tokio, considerado el mejor libro divulgativo que los aficionados japoneses pueden encontrar en su país.

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