Regalos de pascua y aguinaldos

JEREZ TIEMPOS PASADOS

Los regalos de Pascua, en nuestra ciudad, consistían principalmente, hace años, en cajas de vinos y en pavos o pollos vivos. Más tarde serían sustituidos por cestas de Navidad y el consabido jamón. Mientras que el aguinaldo que solían pedir por las casas los basureros, barrenderos y otros trabajadores públicos ya ha desaparecido, casi totalmente

Juan De La Plata

24 de diciembre 2012 - 01:00

Tradicionalmente, en estas fechas, los jerezanos inundan calles céntricas y grandes superficies, en busca de los consabidos regalos para familiares y amigos. Regalos que hace que las tiendas se vean favorecidas por quienes acuden en busca de algún obsequio, con el que agasajar a las personas a las que deseamos toda clase de felicidad y mejores augurios, en estas fiestas y para el nuevo año. Esta costumbre de los regalos es inmemorial y está muy extendida por numerosos países, especialmente europeos e hispano-americanos. Primitivamente fueron productos del campo y luego cosas más valiosas. Hasta derivar, ya en los últimos tiempos, aquí, en nuestra patria, en cajas de dulces navideños y "cestas compuestas" - como se las empezó a llamar, en principio -con surtidos de selectos productos: vino embotellado de primeras marcas, cava, grandes tarros de frutas en almíbar, ricas chacinas y el rey de todos los regalos, el jamón, que sigue siendo el más preciado regalo y que no puede faltar en una cesta navideña que se precie. En otras latitudes de nuestra patria, prevalecen todavía los llamados huevo y mona de Pascua que aquí, en el Sur, nunca se han utilizado.

Nosotros recordamos cuando a mediados del pasado siglo XX la gente lo que más solía regalar por estas fechas eran pollos y pavos vivos. Por eso solían instalarse, puestos callejeros de dichos animalitos a las afueras de la población y, también, en algunas plazas y otros lugares estratégicos. Después había que pasarlas canutas para matar al bicho, pues cortarle el pescuezo y desplumarlo no era cosa de juego. Las aves vivas y las cajas de vino, con botellas de todas las mejores marcas y bodegas, llegaban puntualmente a casas de médicos, funcionarios, abogados, militares y personas de alto rango, como agradecimiento por su actividad profesional.

Estos días no era raro ver por las calles a personas con un pavo o un pollo, bajo el brazo; ni a las furgonetas y camiones de las principales bodegas, repartiendo cajas de vinos, cuando todavía estas eran de madera y las botellas iban envueltas en papel de seda y resguardadas en fundas de paja, generalmente de la fábrica que existía en la Ronda Muleros, propiedad si no creo recordar mal de una señora llamada Inés Román. Había personaje de la sociedad jerezana que, durante estas fiestas, llegaba a recibir hasta cerca de cuarenta cajas de estas, generalmente de las de doce botellas. Y de aves vivas, no le cuento a usted.

Otra costumbre de estas fiestas era la petición del aguinaldo por los empleados de los servicios públicos, principalmente basureros, barrenderos y serenos que iban por las casas de los barrios, pidiendo "las pascuas", entregando para ello unas felicitaciones impresas que lo mismo servían en Jerez que en otro lugar. En las casas más pudientes, se les daba, además, junto a algunas monedas o algún billete, una copita de vino.

Esta costumbre del aguinaldo parece que ha desaparecido totalmente, lo mismo en nuestra tierra que en la mayoría de las ciudades, debido a los adelantos en materia social que hoy disfrutan los trabajadores públicos. Téngase en cuenta que hablamos de antes de que existiera la paga extra de Navidad.

Estas de los regalos de Pascua y los aguinaldos, son viejas costumbres de tiempos pasados, habiendo prevalecido, aunque muy actualizada, la que unos grandes almacenes llegaron a denominar, hace muchos años, "la elegancia social del regalo". Y de una caja de vino, un pavo o un pollo, solo han quedado como más fieles a la tradición, la cesta de Navidad y el jamón. Y con todo y con eso, hay que ser pero que muy afortunado para recibir un regalo de éstos. Por lo visto el regalo ya no es esa elegancia social que se pregonaba, en la publicidad de aquellos grandes almacenes, hace algunos años. Habrá que esperar a tiempos mejores.

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