Obituario

Sor Agustina Barcia, la monja que dejó huella en Lomopardo

  • Más de medio siglo de lucha de la conocida 'monja de Lomopardo' contra la desigualdad social.

El pasado cuatro de diciembre fue la última vez que Sor Agustina Barcia acudió a Lomopardo conduciendo su propio vehículo. Hasta el último momento estuvo activa en la barriada rural, donde seguía sofocando las distintas necesidades de sus vecinos.

Conocía a la perfección las curvas de cada trocha junto a las veredas humanas de cada familia y de cada vecino. Sor Agustina era la mano amiga durante ochena y seis años de existencia.

Falleció el pasado 8 de enero tras sufrir una enfermedad irreparable. Sor Amelia López Gimeno, directora del colegio de Madre de Dios, donde tenía su destino la 'monja de Lomopardo', afirma que "hasta el último momento estuvo trabajando. Nunca se agotó de hacer el bien".

Nacida en Ecija en el año 1931, pronto respondió a la llamada de Jesús consagrando su vida a la obra de San Vicente de Paúl junto a las hermanas de la Caridad. Llegó a Jerez en el año 1959 y su primer contacto con la barriada rural de Lomopardo se sitúa a primeros de los años setenta, descubriendo la dureza de la vida en una zona con demasiadas necesidades. No cabe duda que para atajar tantos flancos había que ser una mujer de raza y con carácter. Muchos de quienes la conocieron subrayan esa entereza para vencer las vicisitudes junto a un ahínco sorprendente con el fin de no cesar en el empeño contra la pobreza y la dignidad de las personas.

Aunque la primera labor en Lomopardo fue la educación, su compromiso con los vecinos la llevó a presentarse como delegada de alcaldía de la barriada rural en el año 1981. Estuvo durante veinticuatro años ocupando esta responsabilidad. Nunca para destacar y siempre para servir. Años duros en los que protegió a los pequeños desde su escuela mientras trabajaba para que la barriada tuviera luz y agua. Y calles asfaltadas que fueron selladas por las vecinas gracias a los sacos de cemento que pudo sacarle a la fabrica situada en la laguna de Medina.

Pero no sólo ha sido Lomopardo o los Albarizones quienes la conocieron. Carmen Collado, teniente de alcaldesa de Igualdad, Acción Social y Medio Rural, ha querido valorar la vida de esta luchadora como "un referente para seguir trabajando en favor de la igualdad por los más necesitados y la justicia social".

Durante su largo recorrido social hizo de todo. Desde planificar las calles de la barriada rural hasta conducir su propio autobús para recoger a los alumnos alejados. Coqueteó con la política siempre desde el servicio social de sus vecinos y luchó hasta llamar la atención de Jesús Quintero que la llevó a su programa de televisión para entrevistarla como una mujer excepcional. José Castaño Rubiales recuerda cómo ofició de peluquero de la monja para ir a la televisión. "Era una mujer con una extraordinaria fuerza. Siempre estuvo al lado de los más necesitados, aunque en muchas ocasiones sufrió porque la vida es muy dura cuando te pones del lado de los que más necesitan", comenta.

Una pérdida casi irreemplazable para la zona rural de Jerez. Y una silla vacía en el comedor del colegio de Madre de Dios en el que, durante casi sesenta años, comió Sor Agustina el mismo pan por el que luchó para cada uno de sus conciudadanos.

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