Hoy terminan su décima semana de huelga y saben que pueden batir un triste récord. Los trabajadores de la concesionaria Urbanos Amarillos continúan de protestas ante el impago de parte de la nómina de diciembre a un 30% de la plantilla, y los salarios de enero, febrero, marzo y paga de beneficio a la totalidad de los empleados. Pero no sólo eso, a los incumplimientos en los pagos de las nóminas hay que sumarle el deficiente servicio que se ofrece al ciudadano, tanto en la huelga como en un día ordinario.

Un ejemplo fue la jornada de ayer, que al ser festivo no estuvo sujeto a los paros. Así, de un total de 36 autobuses que deberían haber circulado por la ciudad cubriendo todos los itinerarios, según fuentes del comité de empresa, sólo llegaron a 10 los que salieron de los garajes, aumentando los tiempos de espera hasta la hora y media. A esto hay que sumarle, si no era poco, que en Semana Santa siempre se ha puesto en marcha un plan especial, un programa que en esta ocasión se ha quedado guardado en el cajón. "Esto es el cuento de nunca acabar y si hacemos memoria, comprobamos que se ha vuelto a incumplir el calendario de pagos que la empresa propuso en el último Sercla del mes de enero", declaró ayer el secretario del comité, Juan González.

Desesperados ante esta situación que parece que no tiene fin, pero con muchas fuerzas de seguir adelante "para luchar por lo que nos pertenece", la plantilla de los autobuses ha puesto sobre la mesa nuevas movilizaciones, aún sin concretar, para hacer presión a la empresa. Una de ellas podría ser una "gran concentración" en la ciudad de los delegados de transporte de CCOO de Andalucía. "Vienen a protestar y a ayudarnos para que de una vez por todas el responsable último del servicio -en relación al Ayuntamiento- tome decisiones importantes", reconoció el secretario del comité, quien recordó que en el pasado pleno "aprobaron obligar a la empresa a que cumpla con el pliego de condiciones del servicio, y si no, señores hay que sancionar de una vez". En este sentido viene bien remarcar que el gobierno local abrió el pasado mes de agosto un expediente sancionador a Urbanos Amarillos por el "incumplimiento flagrante" del pliego de condiciones.

"No paga, no repone material obsoleto, no ha traído los nuevos autobuses a la ciudad... y por mucho que se excuse en que el Ayuntamiento no les paga, ellos deberían apostar primero por el transporte público", remarcó González. Lo cierto es que si no se desconvoca la huelga antes del próximo viernes 13, la plantilla sumaría once semanas completas de paros en el servicio, la mayor huelga en el transporte público de la ciudad. "Y parece que aquí no pasa nada, a pesar de que se está privando a muchos jerezanos de un derecho, sobre todo a las personas mayores", apuntó el secretario del comité. Ante esta situación y la confirmada caída de pasajeros, los trabajadores lamentaron que "no sabemos si la empresa se quiere quedar o marchar, es que nadie aparece por aquí. No tienen ni la vergüenza de informar de cuáles son sus intenciones, su previsión de futuro, nada".

Aunque están algo 'desgastados' tras tantos días consecutivos de paros, concentraciones y manifestaciones por la ciudad, la plantilla "está fuerte como el día 30 de enero, jornada que empezamos esta lucha por nuestros salarios", declaró González. Pero a pesar de estas fuerzas, muchos empleados ya se encuentran en situaciones extremas, ya que como explicó el secretario del comité, "los bancos aprietan y hay familias que están a punto de perder sus viviendas".

Para desconvocar la que puede ser la huelga más larga en los autobuses urbanos, los trabajadores reiteraron que es necesario el pago de todos los salarios aún pendientes y la modificación de los descuentos por la huelga -a favor del empleado- en nóminas pasadas. "Aquí el transporte público de autobuses brilla por su ausencia y con una planificación malísima. Así que en esta lucha no podemos dar un paso atrás, sabemos que tenemos razón", remarcó González.