Apenas cuatro de cada cien jerezanos utilizan de media cada día el transporte urbano en la ciudad. El servicio de autobuses, que actualmente gestiona y explota la concesionaria Urbanos Amarillos, ha sufrido una caída de viajeros sin precedentes en los últimos catorce años fruto del grave y progresivo deterioro del servicio, su falta de promoción y, especialmente, a raíz de los problemas derivados de los impagos a la plantilla (unos 170 empleados) y las sucesivas huelgas que se han desencadenado con regularidad desde 2009. Según datos aportados por fuentes de la mencionada concesionaria del transporte urbano en la reunión de la mesa de movilidad celebrada el pasado 9 de febrero, el desplome de usuarios en los autobuses de la ciudad llega ya al 65%. La caída ha sido brutal desde que en 1998 se alcanzara el máximo histórico de 9,5 millones de viajeros al año en un servicio de transporte que a duras penas contabilizó durante los últimos doce meses 3,3 millones de viajeros. Dividida en 365 días esa cantidad global arroja un total de 9.041 usuarios de media diaria que explican el dato demoledor de que apenas cuatro de cada cien jerezanos se desplazan al día en transporte colectivo.

Como paradoja perversa hay que señalar que, por el contrario, mantener el servicio cada vez cuesta más a las arcas municipales. El déficit por el transporte público que ha de desembolsar cada año el Ayuntamiento -es decir, todos los ciudadanos- ha crecido un 28% en los últimos cinco años. A partir de una comparativa del capítulo IV del Presupuesto municipal, si en 2008 la cantidad que se abonó fueron 6,06 millones de euros, la consignación presupuestaria prevista para el presente ejercicio alcanza los 7,68 millones de euros (idéntica a la del año anterior). Esto confirma que cuanto menos usuarios utilizan el transporte público en Jerez, más caro les cuesta mantenerlo a todos los jerezanos. Para colmo, el Consistorio jerezano acumula dos años consecutivos sin percibir la subvención estatal para paliar los altos costes que para los ayuntamientos representa mantener este servicio esencial y obligatorio en los municipios de más de 50.000 habitantes.

En el acta de dicha reunión de la mesa de movilidad, a la que ha tenido acceso este medio, responsables de Urbanos Amarillos también reconocían la precariedad actual de los autobuses urbanos en Jerez. "La situación de la empresa -aseguraban- es muy grave, hay servicios que no se están dando porque los conductores no pueden trabajar, ya que hay autobuses rotos y otros servicios determinados que no tienen asignado un autobús. También influyen las averías por culpa del tema económico, ya que los autobuses se averían y no hay material para sustituirlo". En este sentido, dichas fuentes admitían: "Los vehículos tienen 17 años, han sobrepasado su vida útil (...) y lo más importante es que si tuviéramos dinero, se renovaría la flota porque circular por la calle con esos autobuses es muy complicado. También podría confirmar que existen proveedores que no están cobrando y no se cuál es la salida". A este panorama desolador se suma el desprestigio del servicio entre la opinión pública y las constantes movilizaciones laborales que han terminado por dinamitarlo. De hecho, en las alrededor de cuarenta semana que han transcurrido desde que el gobierno local del Partido Popular se hiciese con las riendas del Ayuntamiento, al menos 25 de ellas han tenido al servicio de autobuses bajo mínimos por culpa de la huelga motivada por los impagos de los salarios de los trabajadores. La primera gran huelga se produjo entre agosto y octubre pasado, mientras que la actual ya dura más de diez semanas.

Obviamente, esta situación tan paupérrima en el transporte urbano de Jerez no siempre fue así. Según el Estudio sobre el Transporte Público en Andalucía realizado por la Unión de Consumidores de España en diciembre de 1997, los jerezanos eran los más satisfechos de Andalucía respecto a sus autobuses urbanos. Fundamentalmente, decía el estudio, en lo que se refería a horarios, seguridad, trato del personal, relación calidad-precio, número de paradas por línea, trazado de líneas de la red, frecuencia de las mismas y cobertura a puntos de mayor comunicación... ¿Habrá en algún momento un giro en la pésima tendencia alcanzada quince años después?