Tocata y fuga en Villamarta

Francisco Sánchez Múgica

22 de julio 2011 - 16:18

LA gente de teatro sabe que el gesto precede siempre a la palabra. Y el PP apenas ha movido un músculo para posicionarse en torno al futuro del Villamarta. Ni mucho menos el nuevo gobierno municipal ha dicho hasta ahora esta boca es mía en relación con el proyecto que propone para el primer equipamiento cultural de la ciudad. Sólo habla de austeridad. Como en todo. Mutis por el foro y a esperar que pasen las elecciones. Con un municipio con casi 30.000 desempleados y con un Ayuntamiento esquilmado, en suspensión de pagos, algunos pensarán que es una frivolite hablar de cultura en estos tiempos, invertir dinero público en un pasatiempo de clases pudientes. Cultura, esa cosa, pensarán algunos. Ese problema número mil en una lista inagotable de cientos de problemas. Craso error. Quien a estas alturas no se haya enterado del factor estratégico que representa (y, sobre todo, debe representar mucho más en el futuro) la cultura en la economía —más allá de su indiscutible valor social y educativo—, o es un miope o es un ignorante. El Villamarta, que ahora agoniza envuelto en los ecos de una amarga seguiriya que se prolonga casi desde su reapertura, no es sólo un emblema de la ciudad. Es el punto de partida, con su trayectoria, con su innegable prestigio adquirido en década y media, de una de los grandes senderos de recuperación económica por los que debe transitar Jerez ahora y en el futuro. Si se permite que estos malos tiempos para la lírica (nunca mejor dicho) demuelan lo que tantos años costó construir, se confirmará que la ciudad ha iniciado un inexorable camino involutivo. Un paso hacia atrás sin remisión. Si se decide que el espectáculo no debe continuar, que la cultura es lo de menos, habremos apagado, quizás de manera irreversible, los focos de lo que bien pudo ser y jamás será.Toca priorizar. En esto, como en otras cosas, tampoco hay tiempo que perder.

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