Jerez

Rubén Dorantes y Mario Montero, de UltimAtun en Jerez, triunfan en Barcelona en el concurso Cocinero del Año

Rubén Dorantes y Mario Montero, de Ultimatún en Jerez, con sus premios del concurso Cocinero del Año.

Rubén Dorantes y Mario Montero, de Ultimatún en Jerez, con sus premios del concurso Cocinero del Año. / Miguel Ángel González

El 19 de junio de 2019 abrió en un pequeño local de Pozoalbero un bar con corazón de mar. Rubén Dorantes y Mario Montero levantaron solos la persiana de UltimAtun, una apuesta por el atún rojo y por los sabores de siempre pero con nuevas técnicas. 

El camino no ha sido fácil, pero el tesón y la vocación de Mario y Rubén les ha llevado a ganar el 2º puesto de la Final de la IX Edición del Concurso Cocinero del Año, un prestigioso concurso de cocineros profesionales que pretende descubrir nuevas estrellas gastronómicas y que se ha celebrado recientemente en Barcelona. 

"Ha sido toda una hazaña. Llevamos desde noviembre preparándonos para la final y es todo un orgullo conseguir ser los segundos en toda España", declara Montero. Hasta llegar a la final, los cocineros jerezanos tuvieron que pasar dos fases, pasando de 150 participantes a 12 en una primera selección en Murcia, y allí se nombraron a los últimos 6 para la gran final en Barcelona, durante la Feria Alimentaria. 

"Había muchísimo nivel y fuimos los únicos andaluces que llegamos a la final", subraya Dorantes. "Es un logro y ya no sólo por las personas con las que te relacionas sino porque el jurado técnico que valora tus platos es un lujo. Es un orgullo que por ejemplo los hermanos Torres o Susi Díaz prueben tus elaboraciones", añade Montero. "De nuestro plato principal el jurado dijo que a sabor no le ganaba ninguno. Aunque a la vista era 'simple', llevaba muchas elaboraciones, mucha técnica", apostilla Dorantes. 

Dorantes y Montero han quedado segundos en el prestigioso concurso de cocina. Dorantes y Montero han quedado segundos en el prestigioso concurso de cocina.

Dorantes y Montero han quedado segundos en el prestigioso concurso de cocina. / Miguel Ángel González

"Es una experiencia única y gracias a tener que trabajar mucho para preparar el menú al final estás en continuo aprendizaje. Fueron las cinco horas de cocinado más cortas de nuestras vidas. Corríamos como demonios para llegar a tiempo y la verdad es que salimos contentos, nos dio tiempo a todo y además, nos deja el gusanillo de querer repetir", relata Montero. 

Ambos reconocen gracias al "equipazo tanto de sala como de cocina" que tienen han podido dedicar mucho tiempo a la preparación del menú del concurso. "Hemos ido sacando horas al día como podíamos. Antes del servicio, después, los días de descanso... Además nosotros somos también muy transparentes, somos dos pero vamos a una". 

Su socio Rubén subraya que "los comienzos nunca son fáciles. Llegar hasta aquí ha sido gracias a mucho trabajo y algunas caídas. ¿Suerte? Suerte ninguna. Empezamos los dos en Pozoalbero y pronto tuvimos que ampliar personal, y en agosto hará dos años que nos mudamos a la nueva ubicación (calle Costa Azahar). Son horas y horas de trabajo, no nos regalan nada". "Hacemos lo que nos gusta, los sabores de siempre, los que reconocemos. Nuestra cocina sabe a tradición, pero dándole una vueltecita y siempre lo mejor de nosotros", remarca Mario. 

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