Vandalismo
Noticias por el poco respeto hacia la propiedad pública, de todos los jerezanos, y privada, aparecen de vez en cuando en los diferentes medios informativos. No son muchas las denuncias aparecidas en los periódicos, pero sí crean alarma entre la ciudadanía. Al analizar en algunos años las noticias, Jerez aparece como ciudad sin ley, sin respeto, violenta en las cosas y enseres, y no es así.
Últimamente han aparecido actos violentos de pequeños grupos localizados en dos barriadas de la ciudad, denunciados por dos asociaciones vecinales. En ambos casos, vandalismo realizado por menores de edad. Las piedras contra los autobuses de línea de La Barca-Jerez a la altura del parque de las Aguilillas, ¿son también menores? En este mismo parque se puede ver el resultado de actos violentos contra las mesas, bancos y enseres deportivos.
Actos vandálicos contra moteros a los que le rajaron los asientos, sin beneficio para los ejecutores; los grafitis denunciados por las interesantes fotografías en el blog ‘En torno a Jerez’ sobre patrimonio jerezano; la quema de contenedores de residuos, sin aprovechamiento para los actuantes; la rotura de botellas después una alegre reunión.
Hay que pedir un respeto para los antiguos vándalos, que llegaron por esta zona hace 1600 años desde la antigua Germania. Fueron los llamados “vándalos silingos” que arruinaban el imperio romano, pero con aprovechamiento personal a través del botín y de la ocupación de tierras. Los nuevos vándalos no tienen aprovechamiento, sino que destrozan por el placer de hacerlo. ¿Es un acto de desesperación irracional contra la sociedad que los margina?
Es preocupante que los vecinos digan: “Ellos saben que como son menores no les pasará nada”. Esto no es cierto, existe suficiente legislación sobre estos actos realizados por menores, y cuando el responsable de la falta o delito sea un menor de 18 años, responderán solidariamente junto a él sus padres o tutores legales por los daños y perjuicios causados. Solo hay que identificarlos ante la policía y en esto es donde la educación ciudadana falla, por el miedo a la represalia. La unión de vecinos en torno a la asociación es la que podría identificarlos y así cumplir un deber cívico.
Un ciudadano comentarista de una de estas noticias en este medio, dijo: “No son vándalos, no. Son nuestros hijos los que hacen éstas –y otras muchas barbaridades–, no les echemos la culpa a los vándalos, que ya tuvieron su momento en la historia. Y los culpables somos tanto ellos como los que los educamos, es decir, nosotros. Cada palo que aguante su vela”.
La educación en la familia, en la escuela, parece que falla en algunos individuos. No se puede criminalizar a toda la juventud. Hacen falta asociaciones juveniles que trabajen la responsabilidad ciudadana, antiguamente decíamos: “…Y al prójimo como a ti mismo”.
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