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Coronavirus en Jerez

“Si se hubiera actuado correctamente, muchas personas se hubiesen salvado”

  • Una trabajadora de Vitalia Home La Marquesa relata todo lo acontecido durante el último mes y medio: “Usábamos una mascarilla por semana, epis rotos y batas hechas pedazos”

Una imagen de la residencia Vitalia Home La Marquesa.

Una imagen de la residencia Vitalia Home La Marquesa. / Pascual

“A los trabajadores no se nos ha echado cuenta hasta principios de la semana pasada cuando llegó el personal del SAS y ha empezado a poner orden”. Así se expresa una de las trabajadoras de la residencia Vitalia Home La Marquesa, que prefiere ocultar su identidad “porque me juego mi puesto de trabajo y el pan de mi familia”.

Su silencio se ha roto porque según explica “ya no puedo más, es muy duro física y psicológicamente”, pero sobre todo porque “si se hubiera actuado correctamente se hubiera salvado mucha gente”, admite con firmeza.

A la hora de analizar lo que está aconteciendo en esta residencia, con un alto número de fallecidos por coronavirus, considera que todo se hizo mal desde el principio. “No entiendo por qué teniendo seis personas con síntomas, se tardaron dos semanas y media en hacerse los test, y encima sólo se realizaron pruebas a tres. ¿Y el resto?”.

Para explicar esta situación destaca que “esas personas estaban aisladas, pero en el mismo pasillo en el que estaba gente sana. Además, nosotros entrábamos y salíamos sin ningún tipo de protección porque según decían los jefes, esas personas no tenían el virus. Claro que al poco tiempo empezaron a caer compañeras y abuelos”.

Lo peor es que “no se aislara a la gente en sus habitaciones, porque a la semana aumentaron los casos y la única medida fue que cada auxiliar levantaba y acostaba a la gente del salón en el que estaban, pero luego, se juntaban en los ascensores y en los pasillos”.

Otra de las cosas que denuncia es la manera de actuar pese al hecho de que las autoridades anunciaron desde el primer momento lo contagioso del Covid-19. “Los monos y las batas se reutilizaban aunque estuvieran hechas pedazos. Son de plástico fino, como los chubasqueros de usar y tirar, pero allí se lavaban y teníamos que tener cuidado de que no se rompieran, porque entonces nos quedábamos sin ellos. Nos daban una mascarillas por semana, cuando después de doce horas trabajando al día, y encima con personas positivas, habría que desecharlas”.

Además, “los pocos epis que taníamos estaban rotos, pero nos hacían quitárnoslos varias veces al día y volver a usarlos, cuando una vez contaminados no te los puedes volver a poner”.

De hecho, cuenta que en una ocasión “nos llegamos a plantar en recepción diciendo que no trabajábamos más hasta que no nos dieran epis”. Ahora, en cambio, “la cosa ha cambiado, desde que llegó el SAS tenemos material y sólo se usan a diario”.

No obstante, la situación hizo que muchos de los más de 60 trabajadores de esta residencia “hayan estado de baja, casi la mitad de la plantilla, diría yo”. “Entiendo que esto es una empresa, pero no se puede jugar con la salud de la gente”.

Muchos de ellos también “estamos muy afectados, porque al fin y al cabo, tratamos con todas esas personas a diario, que tantas se hayan ido, duele muchísimo, casi como si fuera un familiar”.

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