Jerez

"¡Vivan los Reyes, viva España y viva Jerez!"

  • Muchos jerezanos guardan gratos recuerdos de las visitas a Jerez de don Juan Carlos, del que destacan su humanidad, cercanía y sentido del humor

Muchos jerezanos guardan en su retina la imagen del rey don Juan Carlos haciendo un amago de 'pataíta' a su salida del Alcázar, donde fue recibido con palmas por bulerías por una multitud en su visita oficial a la ciudad del año 2000. Aquel gesto simboliza el carácter abierto y llano del monarca, que años más tarde, en 2008, dejó otra imagen para el recuerdo, representativa de su carisma y talante conciliador, cuando hizo que Jorge Lorenzo y Dani Pedrosa estrecharan sus manos en el circuito de Jerez después de algún tiempo sin que ambos pilotos se dirigiesen la palabra.

En su primera visita oficial a Jerez en calidad de jefe del Estado español, la que realizó en 1976 cinco meses después de acceder al trono, don Juan Carlos fue protagonista de otra curiosa anécdota, esta de ingrato recuerdo, ya que el monarca echó en falta su reloj de pulsera tras un recorrido a pie desde el Alcázar a la plaza del Arenal. El historiador Antonio Mariscal Trujillo cuenta en su libro 'La pequeña historia de Jerez, en parte del siglo XX' que Juan Carlos I hizo el intento de mirar la hora cuando se percató de que se reloj había desaparecido, sin que se llegara a saber a ciencia cierta si se le perdió o si alguien se lo robó al darle la mano.

Don Juan Carlos, acompañado siempre de su esposa doña Sofía, ha realizado en los 39 años de su reinado cuatro visitas oficiales a Jerez -1976, 1987, 2000 y 2002- a la que se unen otras tres 'escapadas' al circuito jerezano, que pisó por primera vez en 1997, para repetir la experiencia en 2008 y 2011.

Sobre la visita del 1 de abril de 1976, en su discurso de ingreso en la Real Academia de San Dionisio, Mariscal relata que los Reyes llegaron a Jerez con un considerable retraso por lo apretado de su agenda en la provincia, donde visitaron con antelación Algeciras, Cádiz y Arcos. Sus Majestades apenas estuvieron una hora en la ciudad, donde fueron recibidos por el entonces alcalde Jesús Mantaras y García-Figueras. El Rey dedicó unas palabras de agradecimiento por sus muestras de cariño al pueblo de Jerez, que lo despidió al grito de "¡Vivan los Reyes, viva España, viva Andalucía y viva Jerez".

Los que han tenido la oportunidad de tener un trato directo y cercano con el Rey en cada una de sus visitas guardan gratos recuerdos de don Juan Carlos, al que profesan admiración, respeto y cariño. Alfonso Rodríguez, artífice de Alfonso Catering, es posiblemente el jerezano que más veces ha coincidido con la familia real, que en numerosas ocasiones ha contado con los servicios de esta empresa en sus estancias en la provincia y en Sevilla.

Para este empresario jerezano es un "alto honor", un "privilegio" que ha visto recompensado con el trato "extremadamente cercano, agradable y grato" del desde que en 1991, en vísperas de la Expo'92 de Sevilla, coincidiera por primera vez con el Rey hasta la última ocasión, que tuvo lugar en el 2012 con motivo de la Cumbre Iberoamericana celebrada en Cádiz por el bicentenario de la Constitución. El impulsor de Alfonso Catering conserva como oro en paño el telegrama que le remitieron los Reyes cuando falleció su hermano Antonio, "el texto era muy cariñoso y demuestra que tiene una calidad humana extraordinaria".

Rodríguez, quien confesaba estar ayer "muy emocionado y trastornado" por la noticia de su abdicación, recuerda con especial afecto una ocasión en la que se desplazó a Sanlúcar para atender a la familia real durante su estancia con motivo del bautizo de una sobrina a la que apadrinaba el Rey. "Estaba en la cocina con los preparativos del almuerzo cuando entró don Juan Carlos y me preguntó: 'Oye Alfonso, ¿qué vamos a comer hoy?. Y luego se quedó charlando un rato. Así es el Rey, una persona llana y encantadora".

En general, los menús de la familia real son sencillos. "Es extremadamente fácil darles de comer", asegura Rodríguez, quien desvela que Juan Carlos de Borbón tiene debilidad por los alcauciles, en guiso con unas papas y guisantes. Faustino Rodríguez, del Bar Juanito, corrobora la predilección por los alcauciles del Rey, con el que nunca ha coincidido en persona en Jerez -las dos ocasiones en los que ha tenido oportunidad de saludar al monarca fueron en un partido de la selección española en Alemania y en la inauguración de una fábrica de cerveza en un pueblo sevillano-, pero al que en más de una ocasión ha enviado el guiso de alcachofas con motivo de su estancia en la zona.

Alfonso Rodríguez, del catering de cabecera del Rey en Jerez y Sevilla que sirvió la boda de la infanta Elena, entre otros acontecimientos reales-, también recuerda que la familia real suele tomar una copa de vino de Jerez antes de las comidas, generalmente de fino.

"El fino nunca podía faltar y más de una vez lo ha piropeado, como en la cumbre de presidentes europeos que se celebró en los Reales Alcázares de Sevilla cuando España ocupó la presidencia de la UE. El Rey recibió a los líderes con una copa de fino y le dijo a Tony Blair -ex presidente británico-: 'Tómate este vino, que esto no lo tenéis en Inglaterra y te va a gustar".

El presidente del Consejo Regulador, Beltrán Domecq, coincidió por primera vez con el Rey cuando este hacía la mili por la amistad que unía a sus padres. Años más tarde, recuerda que su padre le pidió un bolígrafo de plata para que el Rey firmara en el libro de honor durante una de sus visitas a la ciudad.

Domecq agradece el apoyo al vino de Jerez de la Casa Real, de la que González Byass es proveedora desde los tiempos de Isabel II, allá por los años sesenta del siglo XIX, cuando según consta en el registro de la firma jerezana le se enviaban 600 botellas de 'Tío Pepe' al año. El dato lo ofrece Mauricio González-Gordon, presidente de la compañía y anfitrión junto a su difunto padre, Mauricio González y Díez, y su antecesora en el cargo, Chon Gómez, de la visita y almuerzo ofrecido a los Reyes en la bodega durante su visita oficial a la ciudad en el año 2000.

Mauricio González-Gordon explica que por González Byass han pasado seis generaciones de la familia Borbón, que han visitado hasta en doce ocasiones la bodega desde que en 1862 estrenara esta tradición Isabel II hasta la visita de 2012 de la reina doña Sofía acompañada de las primeras damas asistentes a la Cumbre Iberoamericana de Cádiz.

El primer contacto de la bodega con don Juan Carlos se produjo en 1985. La compañía celebraba su 150 aniversario y el Rey recibió al consejo de administración en pleno en la Zarzuela, donde autorizó que celebraran su reunión.

En aquella recepción, relata el presidente de la firma, el Rey firmó un cabecero de una bota que albergaba un vino de añada que se guardó bajo llave hasta que el Rey visitó por primera vez la bodega en el año 2000, cuando se abrió para que catara el vino dedicado a su persona.

Mauricio González-Gordon recuerda otra anécdota curiosa de la visita. La Puerta Real de la bodega, construida en honor a Isabel II, únicamente se abre para la familia real. Cuando vinieron don Juan Carlos y doña Sofía, le abrieron la puerta Luis Rubio y José Gaona, los mismos que la abrieron en 1986 con motivo de la visita de Don Juan de Borbón -el padre del Rey- a la bodega. El monarca quiso saludarlos personalmente, pero Rubio y Gaona ya se habían marchado, y esperó pacientemente en la bodega hasta que llegaran, no sin antes tener algún problema con la seguridad, que retrasó el encuentro.

Los González se identifican plenamente con la familia real, pues ambas "son instituciones basadas en la familia, que van por la sexta generación y tienen valores compartidos", explica Mauricio González-Gordon, quien añade que "es una combinación de lealtad, afecto y respeto". El presidente de la bodega también expresa su "agradecimiento a los Reyes por su gran contribución a España y su lealtad a don Felipe de Borbón".

Otro jerezano que ha compartido gratos encuentros con el Rey es Álvaro Domecq Romero, Alvarito, que comparte con la familia real afición taurina y pasión por los caballos. Precisamente, la visita de don Juan Carlos a Jerez en 1987 tiene al caballo como protagonista, ya que el Rey acudió a la ciudad para presidir los actos de inauguración de la Real Escuela del Arte Ecuestre -entonces dirigida por Álvarito-, de la que unos meses antes aceptó su presidencia de honor tras una recepción a los miembros del Patronato en el Palacio de la Zarzuela.

Álvaro Domecq habla del Rey como "el gran impulsor de la Real Escuela. Todo se le debe a él y siempre ha traído a jefes de Gobierno y de Estado para que vean el espectáculo". El bodeguero y ex rejoneador jerezano profesa admiración al Rey, una persona entrañable a la que todo el mundo quiere" y al que, "ahora que va a tener más tiempo, invito a que venga a Jerez.

Muchos otros jerezanos guardan recuerdos o anécdotas tanto de las visitas de don Juan Carlos a la ciudad como de sus encuentros en otros lugares. Es el caso del diestro Juan José Padilla, posiblemente el último jerezano que haya estado con el Rey, encuentro que tuvo lugar a mediados de mayo de este año en Madrid con motivo de la entrega de los XXXI Premios de la Prensa.

Un año antes, en 2013, otro jerezano estuvo en compañía del monarca, en este caso por la entrega del Premio Cervantes a José Manuel Caballero Bonald, al que el Rey, en plena recuperación de una de sus operaciones quirúrgicas, recibió en la Zarzuela.

El gobierno local destacó ayer en un comunicado la relación de la Casa Real con Jerez, donde existen dos avenidas dedicadas a sus Majestades el Rey Juan Carlos y la reina Sofía. En la misma nota, el ejecutivo local reconocer al Rey sus 39 años de reinado y su compromiso con las libertades de los españoles.

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