El agresor invisible

reflexiones sobre psicología

En el 'ciberbulling', el acoso y las agresiones se producen a través de la red

12 de abril 2011 - 01:00

Wellintong Menezes de Oliveira ha disparado 62 veces en su ex colegio asesinando a 12 niños e hiriendo de gravedad a otros 11 alumnos. Luego se suicidó, tenía 23 años. Al parecer había sufrido acoso escolar o bulling durante sus años de escolarización.

Hace unos cinco años un estudiante coreano, Seung-Hui Cho, asesinó en una Universidad en Estados Unidos a 32 alumnos, tanto su hermana como él habían sufrido acoso escolar.

Otros muchos alumnos optan por el suicidio sin causar daño a nadie.

Son también frecuentes, desgraciadamente, los casos de jóvenes que llegan a suicidarse tras ser acosados reiteradamente a través de sus ordenadores, en sus propios hogares. Se le ha denominado ciberbulling, y son los mismos compañeros escolares, por lo general quienes suelen practicarlo.

Desde que en 1973 se describieran los criterios que definen el bulling o acoso escolar, han ido surgiendo nuevas definiciones y criterios que tratan de matizarlos. Así, hoy se entienden cuatro criterios básicos para considerar a una situación de conflictividad entre alumnos como acoso escolar: El primer criterio sería la existencia de una víctima en situación de inferioridad frente a otro compañero o grupo de compañeros. El segundo criterio se centra en la intencionalidad del agresor o agresores, generalmente hay una clara conciencia del daño que se hace al otro. Además, un tercer criterio incluye la persistencia en el tiempo de las agresiones o intimidaciones. Por último, el acoso se suele centrar en un sólo alumno (aunque en ocasiones se puede dar sobre varios esto es poco frecuente). El alumno acosado suele terminar completamente aislado y sin nadie de quien recibir ayuda.

En el ciberbulling, sin embargo las agresiones se dan a través de la red. Consiste principalmente en colgar textos, fotos o vídeos que humillan y agreden al acosado. Al igual que en el bulling terminan aislados, sin que nadie quiera mantener al acosado en sus listas de contactos por miedo a las represalias. El efecto puede ser devastador, pues para el acosado, el daño ya no se limita a su colegio, sino a todo el mundo, ya que Internet permite que cualquiera pueda ver su humillación. También el desarrollo tecnológico experimentado por los teléfonos móviles, permiten que éstos puedan ser utilizados a modo de verdaderas armas de combate contra la víctima. El envío de mensajes y correos continuamente, no sólo al teléfono de la víctima sino a toda una red social, puede ser brutal para estos adolescentes que pasan por una etapa evolutiva en la que su principal reto es ganar un sitio entre sus iguales.

Detectar el ciberbulling es bastante más complicado que el bulling, ya que el agresor se vuelve invisible, al servirse de la tecnología para ejercer la agresión. Sin embargo, hay una serie de signos que pueden ser identificados en las víctimas: 1. Conductas de huida, miedo e inseguridad. 2. Conductas depresivas. 3. Conductas ansiosas o de inseguridad. 4. Dificultades en las relaciones sociales.

Los datos son tremendamente concluyentes, entre un 20 y un 30 % de estudiantes sufren violencia de sus iguales en algún momento de su escolarización y los índices de mayor prevalencia se encuentran entre los once y los catorce años.

En la actualidad se están desarrollando cada vez más investigaciones sobre la detección e intervención en ciberbulling, un ejemplo de ello es la publicación del Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid en enero de este año de la Guía de Recursos para Centros Educativos en casos de Ciberacoso, a la que se puede acceder gratuitamente a través de Internet.

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