Orientaciones y estrategias de psicología

La ansiedad como deterioro del rendimiento intelectual

  • Los investigadores postulan las emociones como una de las áreas fundamentales de la inteligencia, pero adiestrarlas no significa reprimirlas sino regularlas adaptándolas a las situaciones que se viven en cada momento y en especial en los centros educativos

Como hemos mencionado en otras ocasiones las emociones son algo que puede y debe ser educado.

Son numerosos los autores e investigadores que las postulan como una de las áreas fundamentales de la inteligencia.

Adiestrar nuestras emociones no significa que tengamos que reprimirlas, significa valorar si son adaptativas, si su expresión es conveniente y saber regularlas adecuándolas a la situación.

Una de las emociones que más pueden deteriorar nuestro rendimiento cognitivo o intelectual es la ansiedad.

La ansiedad por sí misma no es una respuesta patológica de nuestro organismo, sino todo lo contrario, nos ayuda a afrontar situaciones potencialmente peligrosas, optimizando nuestro rendimiento en momentos de peligro.

Sin embargo, el problema surge cuando experimentamos esta ansiedad o miedo de forma excesiva ante situaciones que no son peligrosas.

Muchos alumnos presentan estas respuestas de ansiedad al acudir al colegio o al afrontar los exámenes, ya que interpretan estas situaciones como peligrosas. Efectivamente para muchos alumnos el suspender un examen puede ser algo que conlleve una serie de consecuencias negativas, como tener que volver a preparar el examen o los castigos que pueden aplicar sus padres para que éste sea más trabajador en próximas ocasiones.

Pero no es necesario que los alumnos hayan recibido una educación excesivamente exigente por parte de sus padres o educadores, basta con que existan rasgos de su personalidad que condicionen un sentido de la responsabilidad tremendamente alto y no se permitan a sí mismos la posibilidad de suspender un examen. Cuando esta ansiedad empieza a aparecer cada vez que es evaluado, termina condicionándose a la situación de examen y empiezan a desarrollarse respuestas anticipatorias. El alumno ya sabe que va a experimentar ansiedad, el corazón se les acelera, la boca se seca, se acumula una gran tensión muscular, cuesta retener las ganas de acudir al servicio, aparece una angustia tremenda que en ocasiones puede llevar al alumno a vomitar, consiguiendo si es posible que el alumno no acuda al examen o por el contrario, que su mente se quede en blanco justo en el momento del reparto, en cuyo caso habrá de recurrir a una creatividad desmedida para poder responder alguna pregunta.

Numerosos estudios han demostrado como un nivel de ansiedad medio ayuda a mejorar el rendimiento cognitivo facilitando, por ejemplo, la recuperación de la información estudiada.

Sin embargo, superando este nivel de ansiedad, la correlación con el rendimiento es inversamente proporcional, es decir, a mayor nivel de ansiedad menor rendimiento.

Los tratamientos psicológicos basados en el control de la sintomatología ansiosa y en la reestructuración o cambio de las principales creencias del alumno en relación al éxito o al fracaso, se han mostrado suficientemente efectivos en la superación de estas dificultades.

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