Algunos apuntes sobre la novela negra y Jerez

Lectores sin remedio

Algunos apuntes sobre la novela negra y Jerez
Algunos apuntes sobre la novela negra y Jerez
José López Romero y Ramón Clavijo Provencio

30 de mayo 2025 - 06:30

A finales del siglo XIX hacían furor entre los lectores las historias de aventuras, corte histórico o viajero, muchas de ellas firmadas por escritores relevantes, que por entregas o en ediciones modestas se ponían a disposición de los lectores. Estas historias eran igualmente un reclamo para incitar a la lectura a las clases más desfavorecidas de la sociedad, y en los círculos parroquiales y fábricas se crearon pequeñas bibliotecas en los que estos libros se hicieron un hueco junto a otros de tipo educativo, religioso o técnico. Encontraremos estos relatos en revistas de cierto prestigio como ‘Por esos Mundos’ y ‘El Mundo Ilustrado’ entre otras, pero también en la prensa diaria donde muchos periódicos reservaban un espacio para recoger este tipo de literatura popular que tanta pasión despertaba y entre la que empezó a abrirse camino a lo largo del tiempo la de tono más morboso o sangriento, inspirada algunas en sucesos reales.

En nuestra ciudad también encontramos este fenómeno y prueba de ello lo tenemos en revistas como la del ‘Ateneo’, o ‘Asta Regia’, pero también en periódicos como ‘El Correo de Jerez’ o ‘El Guadalete’ entre otros, o en esos folletos que se publicaban estacionalmente como ‘Carnet de Fiestas’, donde se puede hacer un seguimiento de todo este tan fascinante como muy poco conocido universo literario con historias que van de lo romántico o histórico a lo costumbrista. Volviendo a los relatos más morbosos y sangrientos (en la imagen), cabe decir que en ellos podemos seguir la pista de lo que podría ser los antecedentes de la novela policíaca que definitivamente a partir de 1841 (con la edición de ‘Los crímenes de la calle Morgue’ de Edgar Allan Poe) inicia una historia como subgénero literario de incontestable éxito.

En España la literatura policíaca o negra siempre estuvo lastrada por un estigma de poca calidad que muchas veces no se correspondió con la realidad, y que quizás tenga su origen en la tardía entrada del género en nuestro país o que en la posguerra española muchos escritores represaliados encontraron en estos relatos una vía para subsistir. Sin embargo, basta echar un vistazo al plantel de escritores y escritoras que han tocado el género desde el XIX hasta hoy, para apreciar lo infundado de esa mala fama. En Jerez rebuscar entre viejas publicaciones y folletos efímeros los antecedentes del género puede ser una tarea tan laboriosa como apasionante y, por cierto, hasta ahora no escrutada por ningún investigador. Pero bien que merecería la pena hurgar en esos difíciles orígenes de los que aún se conservan fragmentos materializados en las colecciones de prensa decimonónica, o semanarios y folletines efímeros conservados en nuestras bibliotecas, pues son los antecedentes del ramillete de escritores (Cosano, Rojo, López, Clavijo, Fernández de Bobadilla...) que hoy en nuestra ciudad a la vez que suman lectores prestigian el género. Ramón Clavijo Provencio

La maquinita

El otro día me encontré a un amigo, al que me une especialmente una amistad libraria, aunque no coincidamos del todo en los gustos. “¿Sabes cuál ha sido mi última adquisición?”, me preguntó. Y ante mi expectante ignorancia, me informó muy ufano: “¡Una máquina de fango!”. Y siguió: “Me puse a buscar en Amazon y vi una baratita, marca Acme, una marca de garantía, y en dos días ya la tenía en casa. ¡Oye! ¡Una maravilla! Leí el manual de instrucciones, la enchufé a un puerto usb del ordenador y ¡a funcionar! Te sale un menú con los temas sobre los que puede crear bulos y noticias falsas. Un catálogo en el que la política es uno de esos temas estrellas. Pero preferí la literatura. Por curiosidad y por probar hasta dónde podía llegar la originalidad del artefacto en este asunto, le propuse que me crease algunos bulos literarios. Y, pásmate, no tardó ni dos minutos en crear seis o siete bulos”. Ante mi cara de ansiedad por conocer algunos de ellos, sacó su móvil y me puso por delante la foto que le había hecho a la pantalla y pude leer algunos de ellos. “Bulo 1: todos los premios literarios están amañados. Hasta hace poco tiempo mangoneaban y decidían los agraciados dos figuras muy preeminentes del panorama literario nacional. Bulo 2: hay premios que se han otorgado sin haberse escrito siquiera la obra premiada, seguramente se premiaba a un familiar. Bulo 3: las subvenciones son una buena herramienta para rescatar editoriales que son de la cuerda ideológica de quien las concede (con dinero público, por supuesto), editoriales en las que publican los escritores de la misma ideología (que no es otra que la del poder). Bulo 4: detrás de algunas novelas y premios están más que el nombre del autor, una serie de “negros” (argot literario) que mejoran tanto la obra que no la reconoce ni el primer padre o madre que la engendró”. Y así hasta un bien nutrido listado de bulos que daba escalofrío leer. Al final, en nota al pie de la pantalla, como si de esa letra pequeña de las hipotecas se tratase, se podía leer: “MAX: … La deformación deja de serlo cuando está sujeta a una matemática perfecta. Mi estética actual es transformar con matemática de espejo cóncavo las normas clásicas. [...]. Latino, deformemos la expresión en el mismo espejo que nos deforma las caras y toda la vida miserable de España.” Amén. José López Romero

Reseñas

Un fin de semana

Peter Cameron. Libros del Asteroide, 2018

Peter Cameron (1959) es un escritor y profesor estadounidense cuya producción literaria apenas alcanza a siete novelas y un par de libros de cuentos. Sin embargo, ya algunas de sus narraciones han pasado al cine, como esta ‘Un fin de semana’, cuya trama se reduce a cinco personajes, como si de una obra de teatro se tratase, pues casi toda la narración sucede en la casa de campo de Marian y John, quienes reciben la visita de su íntimo amigo Lyle. La aparición de este en compañía de Robert, un joven pintor con el que mantiene una relación, despierta los recelos sobre todo de Marian, más cuando todavía no han superado la muerte de Toni, examante de Lyle y hermanastro de John. Una narración breve pero intensa y llena de matices que se lee con interés. J.L.R.

Un fin de semana
Un fin de semana

Coral Glynn

Peter Cameron. Libros del Asteroide, 2013

…Y como no hay una sin dos, y fiel a mi costumbre de leer dos novelas del mismo autor, esta ‘Coral Glynn’ ha confirmado la opinión que ya me había formado de Peter Cameron: un autor que hay que leer por su dominio del relato y, sobre todo, por cómo nos envuelve en una atmósfera en que a veces los silencios son tan importantes como las palabras, como los secretos lo son de las apariencias. Coral Glynn es una joven enfermera a domicilio que acepta el trabajo de cuidar a la señora Hart, una anciana que vive en una casa de campo en compañía de su hijo Clement, militar que aún arrastra las heridas sufridas en la II G.M. La muerte de la señora Hart, el oscuro pasado de Coral y una escena de la que es testigo en un bosque cerca de la casa, serán los detonantes de la trama. Muy recomendable. J.L.R.

Coral Glynn
Coral Glynn

Manos de trapo

María Regla Prieto. Espuela de Plata, 2024

La mayoría de libros, una vez leídos, pasarán a difuminarse en nuestra memoria y poco importará ya si nos hicieron pasar buenos momentos lectores o nos emocionaron, algo que no es poco en estos tiempos donde se sacrifica la literatura en pro de otras cuestiones marginales. No, muchos libros pasarán pronto al olvido pese a que en cierta manera nos dieron lo que pedíamos al iniciar su lectura, brindarnos unos momentos de diversión aunque carecieran de la suficiente virtud, de esa chispa literaria para aferrarse a nuestra memoria, algo de la que solo unos pocos están agraciados. Es este uno de ellos. En él asistimos a una terrible y al mismo tiempo bella historia donde la tragedia y la esperanza parecen unir inesperadamente a una joven y un anciano, y a los que seguiremos en su búsqueda de respuestas en el marco perturbador de una vieja casona, también protagonista. Alarde de buena literatura. R C.P.

Manos de trapo
Manos de trapo
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