Fue a las diez y media de la mañana del miércoles. La tranquilidad de la calle Bruselas se vio enturbiada cuando un hombre de mediana edad (de 25 a 30 años según los servicios de emergencias sanitarias) apareció tirado en mitad de la calzada. Rápidamente los vecinos de la zona avisaron tanto al 061 como a las fuerzas del orden para que se le atendiera lo antes posible. Una vez en el lugar, los servicios de emergencias comenzaron a atender al presunto herido. Éste les informó de que había sido atropellado. No había coche alguno parado en la zona. Además nadie había visto nada. Pese a ello, y en primera instancia, se dio por buena la versión del presunto herido si bien, conforme se le iba examinando, se comprobó que carecía de cualquier herida compatible con un atropello. Todo resultaba muy extraño.

Un vecino que paseaba por la zona mientras sacaba a su perro señaló a este medio que “todo era muy extraño, ya que la tranquilidad era absoluta, algo que no se corresponde con la situación habitual cuando alguien ha sido víctima de un atropello”. Igualmente, en los negocios de la zona nadie había escuchado ni un frenazo, ni un golpe. Todo resultaba aún más extraño a cada segundo que pasaba.

Tal y como se puede comprobar en la fotografía que acompaña esta información el individuo permaneció largo tiempo bocabajo en el calzada. La Policía Local llegó al lugar y tras observar la zona llegó a la conclusión de que no se había producido atropello alguno. Dicha hipótesis se vio refrendada cuando comprobaron que el presunto atropellado era un individuo con un largo historial de pequeños incidentes debido a sus problemas mentales.

Finalmente ni siquiera fue necesario el traslado al hospital ya que los familiares del joven se hicieron cargo del mismo, destacaron a este medio fuentes policiales.