Aurelia M. Romero Coloma y la capacidad de llegar a la raíz de las cosas
La abogada e historiadora jerezana publica dos ensayos y una novela: 'Edvar Munch, arte y psicología' (Terra Ignota), junto a Pedro J. Mesa Cid; 'El deber de velar por los hijos' (Dílex), y la obra 'Mientras Dios duerme', editada por Tierra de Nadie, que recogen sus tres pasiones: el arte, el Derecho y la narrativa
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"Ver una obra de arte en directo siempre te impacta muchísimo. Eso me pasó a mí con 'El Grito' de Edvard Munch. Directamente, me atravesó el corazón". La abogada e historiadora jerezana Aurelia María Romero Coloma acaba de publicar dos ensayos y una novela: 'Edvar Munch, arte y psicología' (Terra Ignota), junto a Pedro J. Mesa Cid; 'El deber de velar por los hijos' (Dílex), y la obra 'Mientras Dios duerme', editada por Tierra de Nadie. Se podría decir que en estos tres títulos se recogen sus tres pasiones: el arte, el Derecho y la narrativa. La autora cuenta en su haber, por ello, con numerosas publicaciones al respecto.
'Edvar Munch, arte y psicología', junto a Pedro J. Mesa Cid, es un libro de "novísima creación. Lo he publicado en colaboración con un psicólogo clínico, el doctor Pedro J. Mesa Cid, que falleció desgraciadamente y no ha visto publicada la obra. Es un libro póstumo para él. Entonces tiene un poco marcada esa diferencia, esa tristeza de un colaborador que se va, que nos abandona y que tenía un gran futuro por delante". Y lo publica "después de haber estado investigando en dos disciplinas, el arte y la psicología o la psiquiatría, algo que a mí me gusta mucho: intercambiar las dos disciplinas, unirlas, interconexionarlas y de ahí sale un fruto que es ese libro, donde se habla de la vida y la obra de Edvar Munch, del fantástico y maravilloso pintor noruego", cuenta la autora.
"Pero a un tiempo se habla de su personalidad, de su psicología, de los trastornos que probablemente tenía. Se hace una síntesis y se hace un acopio de materiales con todo eso que se dispone: con su vida, que está tan ligada a la pintura, pero a la vez está tan ligada a la enfermedad mental, a los trastornos nerviosos. Incluso tuvo una estancia en un psiquiátrico en Copenhague, en Dinamarca. De todo eso surge ese libro para intentar conocer más al artista, dirigido sobre todo a la gente que le interesa la pintura. Y desde el punto de vista psicológico, a los que le gusta la psiquiatría, a psiquiatras y a psicólogos".
Un libro que surge después de otros que han tenido la misma repercusión, por ejemplo, uno dedicado a El Bosco y otro a Caravaggio, donde se ahonda en los límites muy cercanos a la locura de estos artistas. "Obras en las que acerco a la sociedad todo lo que conozco de ellos, todas mis investigaciones al respecto y qué tenían dentro de la cabeza, ahora que ya no están".
¿Por qué 'Edvar Munch? "Elegí a Edvar Munch porque a mí siempre me ha fascinado su obra 'El Grito'. Un cuadro que tuve ocasión de ver en Londres, hace unos años, en una exposición itinerante. Lo vi y me impactó profundamente. Ya me había impactado verlo virtualmente, pero en persona me impactó todavía más. Entonces, cuando lo vi, dije, yo tengo que hacer algo de este artista, yo tengo que profundizar en por qué hizo 'El Grito'. Y bueno, se lo habían planteado otros autores, pero yo me lo planteo desde mi propio punto de vista. Y creo que Pedro J. Mesa hace lo mismo, se lo plantea desde su punto de vista de psicólogo clínico. Y de ahí sale un libro, un ensayo, muy meditado, muy elaborado, no es difícil de leer, porque es apto para cualquier tipo de público. Es mínimamente técnico", explica Romero.
Una obra en la que la documentación existente acerca de la vida y la obra del autor se trufa con las opiniones y puntos de vista personales de Aurelia sobre el pintor. "Y esos puntos de vista personales entroncan directamente e inmediatamente con sus raíces mentales, con lo que él vislumbraba a su alrededor. Él vivió la muerte de su madre muy tempranamente y la de una hermana. Antes la gente moría mucho por tuberculosis. Vivió esos fallecimientos como algo profundamente doloroso, le impactaron inmensamente, unido a que después se hizo alcohólico y llevaba una vida más o menos disipada. Es un artista que a mí me ha emocionado, me ha conmovido y he exprimido de él todo lo que he podido".
Se podría decir que Aurelia tenía conversaciones con él. "Sí. Yo siempre que escribo un libro sobre algún pintor en concreto, sobre algún artista en particular, siempre mantengo conversaciones en mi cabeza. Son como monólogos, que alguien podría decir, esta mujer está chiflada (ríe), pero realmente es que es así. Cuando veo documentación, pues voy escuchando y voy conociendo al artista, conociéndole más hondamente, conociendo su personalidad, porque a mí me interesa la personalidad de los artistas. No soy una persona que queda al margen de eso, sino que me gusta profundizar en eso. Entonces es lo que hago, tener una especie de monólogos interiores y esos monólogos interiores me llevan a sacar una conclusión determinada sobre el personaje del que estoy escribiendo. Y eso lo publico, lo doy al exterior para que la gente y, sobre todo, los futuros investigadores que vengan, pues algún día se planteen también, como yo he hecho, interconexionar el arte con la psiquiatría, el arte con la psicología. Y de esa interconexión surgen estos libros".
Aspectos que a su autora le gustaría desvelar sobre Munch en este ensayo están, por ejemplo, que fue un personaje que, a pesar de todo lo que se había dicho de él, "fue muy sensible. Tuvo una faceta muy dramática, yo diría que incluso trágica, con su amante principal, por no decir la única, Tulla Larsen. Con esta señora tuvo una relación de amor-odio, ya sabes que el amor y el odio son las caras de una misma moneda. Una relación que le marcó muchísimo y le hizo plantearse su vida, sus propios sentimientos, y yo creo que todo eso le abocó también a un malestar intenso que él no supo realmente qué significaba, pero que para nosotros hoy vemos que es un trastorno mental".
"Munch -subraya- era un apasionado de su propia pintura y procuraba hacer obras que traslucieran ese estado de ánimo suyo, como 'El Grito'. Vemos cómo ahí hay una disarmonía. Él se siente en disarmonía con la sociedad, con el tiempo que le tocó vivir, y eso hace que haga pinturas como 'El Grito', o 'Angustia', por ejemplo, o que pinte a una chica de unos 12 o 13 años sentada desnuda en una cama y que lo titule 'Pubertad', porque él se preguntaba por todos los cambios que se producían en la vida a lo largo del tiempo, y se preguntó también por eso, por esa ansiedad que siente una niña mujer ante el desarrollo de su propio cuerpo".
El libro se divide en dos partes: una primera que trata de la vida y obra de Munch, sus rasgos biográficos y también el aspecto afectivo. La segunda, de Pedro Mesa, indaga en la personalidad, como psicólogo clínico, del artista, donde encontramos trastornos mentales, trastornos psiquiátricos que él se trató en algún momento de su vida, pero que también combinaba con el alcoholismo, con la dependencia de ciertas sustancias alucinógenas.
'El deber de velar por los hijos'
La prestigiosa editorial madrileña Dílex ha publicado este libro, un título que trata sobre cómo los padres, los progenitores, deben prestar asistencia de todo orden, tanto alimentos, físicamente, vestidos, nutrición, formación y educación, y el aspecto psicoafectivo, el que ha de reinar en las relaciones familiares, de los progenitores con sus hijos.
Una obra que es "un comentario de una parte de un artículo del Código Civil, el artículo 39, que dice que los padres deben prestar asistencia de todo orden a sus hijos, en los casos de minoría de edad, y en todos aquellos casos, además, en que legalmente proceda. Es decir, cuando los hijos, por ejemplo, tienen algún tipo de discapacidad, es cómo deben de velar por ellos, incluso aunque sean mayores de edad".
Un libro necesario "porque hay que acercar a la sociedad el hecho de que los hijos, muchas veces, cuando alcanzan la mayoría de edad, no se sienten realmente capacitados para vivir esa mayoría de edad. Entonces, los padres han de velar por esos hijos, aunque ya ellos sean mayores de edad legalmente, pero han de seguir velando, amando a esos hijos, y procurándoles una existencia y una educación integrada. Eso es lo que he querido transmitir en ese libro".
Un título también a modo de guía para los progenitores, "para saber cómo educar y cómo velar. Velar hace referencia a estar siempre con ellos, a ayudarles en todos sus problemas, en todas las situaciones de la vida, en todas las circunstancias que la vida muchas veces trae, que son, a veces, penosas. Es lo que intento transmitir a la sociedad desde el punto de vista de una jurista de Derecho de Familia, comprometida con él y con todas las manifestaciones que este tiene".
Hoy, que hay tanta polémica con la educación, "pues ahí tienen que estar los padres, para educar a sus hijos como ellos mejor saben y como ellos mejor quieren. Se trata de aconsejar, asesorar, de intentar siempre, con cariño, siempre con el alma ahí puesta y el corazón, que los hijos lleven una vida en condiciones, sobre todo, en su minoría de edad. Y se encuentren satisfechos y orgullosos de sus padres. Y eso es muy bonito".
Y llegó la novela
"La novela sí la tenía en un cajón. La había olvidado un poco en el sentido en que la escribí hace algún tiempo cuando todavía mi madre vivía y entonces la dejé en un cajón. En parte por ese motivo, porque tuve un duelo profundo con la muerte de mi madre y entonces no tenía ganas de sacar una novela y más, una novela de esta índole".
Y entonces ya llegó el momento. "Llegan momentos en la vida en los que te planteas ya decir bueno, voy a sacar esto del cajón y voy a intentar exponerlo al público, que la gente lo lea y conozca un poco más de estos personajes que son de ficción totalmente, una novela de ficción. Ahí no hay para nada ni historia, ni historia personal, ni biografía. Y la he sacado con Tierra de Nadie, que es una editorial jerezana, que está publicando muchos títulos ahora. Son gente que se mueve bastante y es interesante la publicidad que hacen de ellas".
La narrativa, aunque no la he practicado "con la seriedad que debiera, debido a la falta de tiempo y a mis obligaciones, es un campo que se descubre poco a poco, conforme vas dando pulsaciones en el teclado del ordenador y te van saliendo las ideas y una historia".
'Mientras Dios duerme' se adentra, con un estilo francamente intimista, en la historia de un hombre y una mujer que, gravemente enfermos ambos, se conocen por azar y entablan una relación de amistad, que va a desembocar, paulatinamente en un sentimiento más profundo, en medio de una vorágine de incertidumbres y frustraciones.
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