La hostelería pierde un 40% de negocio respecto a las navidades de 2019
Balance
La prohibición de las zambombas "deja a Jerez sin su agosto en pleno diciembre"
Desde que llegó la pandemia bares y restaurantes han perdido un 60% de las ventas
Jerez/Horeca, la organización empresarial de la hostelería en la provincia, ha cifrado en un 40% la pérdida de negocio en estas fiestas navideñas recién concluidas en comparación con las del año pasado. Las restricciones impuestas por la pandemia del coronavirus Covid-19 han golpeado el sector de forma especialmente dura dados los recortes impuestos por las administraciones a los entornos sociales de reunión.
Antonio de María, presidente y portavoz de esta organización, asegura que en lo que llevamos de año, y por las razones ya expuestas, “los negocios han hecho entre un 50 y un 60% menos de negocio, si bien la celebración de las fiestas navideñas ha aliviado esos datos, pero la situación sigue siendo extremadamente grave”.
Un hecho que la hostelería ha tenido a su favor ha sido que los días grandes de las fiestas han caído al borde de fines de semana, lo que ha permitido que, en cierto aspecto, la celebración, familiar por excelencia, se trasladara a la hostelería los días siguientes.
“En principio los dos puentes, tanto el de Nochebuena como el de Fin de Año, de jueves a domingo han estado bien en bares y restaurantes, tanto a los mediodías como por las tardes, pero sin comparación con las cifras que se obtuvieron en 2019”.
El presidente de los hosteleros siempre refiere que “diciembre, con sus zambombas, es el agosto invernal de Jerez. Pero este año esas fiestas no han podido celebrarse. Ese hecho, junto con los confinamientos tanto perimetrales como de comunidades autónomas, ha provocado que se haya carecido el numeroso turismo nacional que solía desplazarse hasta Jerez para vivir de cerca la forma en la que Jerez disfruta de la Navidad”. Los hoteles, señala el presidente de los hosteleros, “están en línea plana, al menos los pocos que permanecen abiertos”.
En lo que se refiere a los bares y restaurantes De María apunta que las restricciones se han notado más que nunca, en referencia a que la vocación del hostelero es servir y resulta duro ver a clientes marcharse porque el aforo está completo. “Tenemos los aforos al 50% en el interior, nos han limitado las distancias entre silla y silla, nos han dejado sin capacidad de atender a todo el que llega. En lo positivo está que los aforos se han llenado en los días buenos”.
Un dato especialmente destacable es que el Día de Reyes “es una de las jornadas con más ventas de todo el año. Y hemos vuelto a lo mismo. Se ha llenado a mediodía”.
En estos momentos la principal preocupación del sector radica en el hecho de que “la Junta ya está lanzando mensajes sobre un endurecimiento de las restricciones. Nosotros, desde Horeca, reiteramos, y volveremos a reiterar cuantas veces sea necesario, que la hostelería es una forma de control eficaz. Cuando está cerrada, ya lo dijimos y así se cumplió, empiezan a proliferar fiestas y reuniones en pisos y locales que se convierten en verdaderos focos de contagio. Los hosteleros cumplen las normas y controlan”.
Tras las fiestas navideñas, Antonio de María hace un llamamiento “a que la Junta de Andalucía se acuerde del sector de la noche, que lleva desde marzo sin hacer caja alguna. Discotecas y bares de copas están cerrados. Hemos pedido que dejaran que abrieran a partir de diciembre en el mismo horario de la restauración, lógicamente sin bailes, que fueran un negocio hostelero más, pero, contra lo que pudiera esperarse, ni siquiera nos han contestado”. Los hosteleros han solicitado en reiteradas ocasiones el apoyo de la Administración.
“Un nada deseable cierre de la hostelería por las tardes supondría caer de nuevo en un error porque está perfectamente demostrado que no afectamos a los contagios porque, repito, a la gente hay que tenerla en lugares donde se cuide la seguridad”. Para los hosteleros, la Junta debe dejar trabajar a la hostelería porque lo consideran sensato, se sienten un sector sujeto a unas duras normas que en otros sectores, con vectores de transmisión del virus muy destacables, como los transportes públicos, son mucho más laxas.
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