La basílica de La Merced, de acuartelamiento de las tropas en 1810 a un templo con mucha tradición
La calle La Merced debe su nombre a los primeros frailes mercedarios que se asentaron en Jerez sobre el 1268, fundando en este lugar un convento en el que llevar a cabo su principal misión, que no era otra, como señala Antonio Mariscal Trujillo, que dar la redención de cautivos, dando culto a la vez a una imagen de la Virgen María, que según cuenta la tradición, fue hallada ese mismo año, oculta en un horno de cocer tejas. Sin embargo, los textos documentados dicen que fue traída desde Algeciras por los primeros mercedarios.
La basílica de La Merced fue levantada en el s. XVI, aunque su fachada es del s. XVII. En 1810, con la llegada de las tropas napoleónicas a la ciudad, la orden huyó del inmueble conventual, que fue usado para acuartelamiento de las tropas. La iglesia se cerró al culto y las imágenes fueron llevadas a Santiago para su protección. Tras el pronunciamiento de Riego, se vuelve a cerrar el convento, afectando al culto en la iglesia y con la desamortización de Mendizábal, el convento pasó a ser hospital municipal, siguiendo la iglesia abierta como capilla adjunta al centro sanitario. Posteriormente, el hospital municipal, clausurado en 1975, pasaría a ser el instituto de enseñanza secundaria Santa Isabel de Hungría. Pasaría más de un siglo, concretamente en 1940, cuando de nuevo volvieron a su convento los padres mercedarios.
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