Camino a Vista ¿Alegre?

Ciudad

Vecinos de la popular barriada denuncian sus deficiencias y critican su “total abandono” · Las barreras arquitectónicas y las zonas verdes, las mayores quejas

Camino a Vista ¿Alegre?
Camino a Vista ¿Alegre?
María Valero

13 de abril 2011 - 07:07

Los vecinos miran por las ventanas y comienzan a bajar a los portales. “¿Aquí se puede denunciar lo que tenemos chiquilla?”, preguntan. Se van uniendo en grupos, según vienen de los bloques o de las ‘casitas bajas’, se acercan a la grabadora y mientras sueltan una retahíla de denuncias hacen aspavientos con las manos como si les fuera la vida en ello. Y en parte, parece que sí.

Los residentes de Vista Alegre están cansados de promesas, de compromisos y de ver cómo pasan los años sin que la barriada tenga una reforma como se merece. Precisamente ahora se están llevando a cabo unas obras en parte del acerado gracias al plan Proteja, pero esta actuación no es suficiente para estos vecinos que reclaman no sólo más atención sino que se cuenten con ellos para conocer las necesidades de la barriada. “En lugar de mejorar la vida de las personas mayores se están poniendo muchas barreras arquitectónicas, no se respetan las entradas para minusválidos, ‘crecen’ los bordillos... En definitiva, cada vez que hacen algo dificultan más la vida de las personas mayores”, declara un portavoz de los vecinos, Óscar Cosano. Dicen que el barrio está “abandonado desde hace 40 años” y que sólo cuando se acercan las elecciones vienen los responsables políticos a conocer sus demandas. “En pocas semanas han venido todos los partidos que se presentan a las municipales y todo son promesas”, señala Cosano, quien además denuncia que “lo que me dice el actual gobierno es que siga insistiendo como hasta ahora con el siguiente gobierno”.

“Teníamos el paso por aquí para ir al médico, a comprar... y ahora mire cómo está esto”, grita con rabia Rosario Caro. Esta vecina “de toda la vida” de Vista Alegre critica el acceso que hay entre su barriada y San Telmo, una bajada que con los años se ha convertido en un peligroso camino de tierra con una importante pendiente.Pero no es sólo eso. Rosario muestra con sus manos las dimensiones de las ratas que han entrado en su casa mientras otras vecinas asienten con la cabeza. “Yo he visto una en mi casa comiéndose un pero, te juro por mis nietos que no es mentira. Imagínate cómo dormí ese día”, declara la vecina. “Aquí las ratas nos llaman a la puerta, nos salen bichas, la explanada está totalmente levantada y se caen muchas personas”, añade Aurelia Terrón.

Las farolas tiradas en el suelo, una escombrera junto a los domicilios, un cable que se puede tocar con las manos, bancos en los que no se pueden sentar porque han subido tanto la altura de la acera que se han quedado ridículos, una montaña llena de matojos ante uno de los bloques, zonas verdes que son “selvas”... “La barriada está pésima, no han hecho nada. Aquí hay muchas personas mayores que dentro de unos años vamos a tener importantes problemas para andar, porque no hay accesos”, recalca Juan Rubiales. “Nadie nos hace caso, somos los últimos y no creo que nos tengan que discriminar cuando estamos pagando nuestros impuestos como los demás. No entiendo de política, pero quiero mis derechos”, remarca Rafael Montes, propietario de un comercio de la zona. Reconocen, sin embargo, que se está actuando “ahora y muy poco, pero algo es algo”, aunque mucho tiene que cambiar para que estos vecinos dejen de bajar en masa sólo para denunciar que se sienten abandonados.

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