En busca de alternativas al juicio

La mediación y el arbitraje se afianzan como alternativa rápida y barata al proceso judicial

Perea es secretario del tribunal de arbitraje de la Cámara en Jerez.
Perea es secretario del tribunal de arbitraje de la Cámara en Jerez.
Pablo Fernández Jerez

15 de agosto 2015 - 01:00

Imagine usted que tiene por delante un largo litigio. "Juicios tengas y los ganes", reza el saber popular. Ni aun cuando la Justicia le es favorable a uno, por la tardanza, las costas y los sobresaltos, queda uno satisfecho. Por eso, desde las administraciones llevan años fomentándose prácticas alternativas al procedimiento típico de toga, juez y mazo.

Por un lado está la mediación y por otro el arbitraje. La mediación es una especie de negociación que, de resolverse con el acuerdo mutuo entre las partes, tendrá efectos de cosa juzgada. El mediador será nombrado por acuerdo y tendrá sentido sobre todo cuando las asperezas se puedan ir limando con buenos oficios. Si no sale bien, siempre habrá espacio para volver a la vía ordinaria.

El arbitraje, en cambio, es mucho más parecido a un juicio normal. Aquí, las partes acceden a nombrar a un árbitro que decidirá según su criterio. Podrá ser un abogado, un profesor de derecho o cualquier otra persona de prestigio en el mundo de las leyes. Una vez que llega a una decisión -el laudo- será igual que si quedase sentenciado por un juez, con la salvedad de que no habrá espacio para las exasperantes y eternas alegaciones.

¿Y qué opinan los especialistas sobre renunciar a la Justicia a través del procedimiento normal? En general, celebran la rapidez y lo económico de estos procesos extrajudiciales.

"Es lo más sensato", remacha José Antonio García Rueda, letrado de la firma local Abolex. "Una mediación evita conflictos. El mediador convence a todos de que tienen que ceder algo", cuando en los juicios llegan a surgir nuevas disputas que no se conocían. La obsesión de las administraciones por profundizar en esta tónica es enorme. "Hoy, en las demandas, junto a los datos comunes -plazos, nombre, razón, etc.-, han añadido una invitación a solucionarlo a través de la mediación, es algo novedoso", explica García Rueda. Organismos como la Cámara de Comercio han puesto de su parte para lo más difícil, encontrar árbitros y mediadores o el campo neutral donde reunirse de la forma más cómoda. José Manuel Perea es secretario del tribunal de arbitraje de la Cámara de Comercio. " Tenemos varios arbitrajes al año. A las empresas les gusta tener plazos más cortos para acabar con sus problemas. En cuanto salen de aquí con un laudo pueden acudir a los juzgados a que se ejecute lo acordado".

El rechazo al arreglo extrajudicial es una cuestión cultural, pues en otros países ha funcionado mejor. "Sin ser la panacea", comenta el catedrático de Derecho Procesal de la Universidad de Cádiz Arturo Álvarez. "Seguimos siendo muy latinos, antes mandábamos a los padrinos y ahora mandamos a los abogados". Estos procedimientos requieren otra mentalidad. Porque, de alguna forma, humanizan a las partes. "Muchas veces mantenemos pretensiones sin saber por qué, por una fijación irracional".

Un árbitro maneja formas de actuar más directas y emocionales que la Justicia ordinaria. "También creo que en general nuestro sistema judicial es de los mejores de nuestro entorno. Las estadísticas cuentan que la gente no está contenta pero en el fondo estamos satisfechos con el buen trabajo que hacen los jueces".

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