La cara femenina de la vendimia

El paro en el sector de la construcción provoca que disminuya el número de mujeres vendimiadoras y que los hombres vuelvan a demandar un puesto de trabajo entre los viñedos durante esta temporada

Una de las mujeres vendimiadoras de la finca Cerro Viejo mostrando uno de los muchos racimos que corta a lo largo de la jornada.
Una de las mujeres vendimiadoras de la finca Cerro Viejo mostrando uno de los muchos racimos que corta a lo largo de la jornada.
Irene Azcutia / Jerez

30 de agosto 2009 - 01:00

El vino "alegra el corazón" escribió Jorge Luis Borges en su poema 'Al vino'. El vino también es amistad, como dice Pablo Neruda en su 'Oda al vino'. Sin embargo, usando también sus manos -aunque en este caso para cortar y no para escribir- para las mujeres que este año trabajan en la vendimia, el vino es ni más ni menos que el fruto de su trabajo.

Cuesta encontrarlas por lo agachadas que se tienen que poner para cortar los racimos, aunque este año también porque el número de mujeres que trabajan en la vendimia ha descendido. "Este año hay muchas menos mujeres por tres motivos. Uno es que al disminuir las hectáreas, la mano de obra también decae; otro es que la vendimia cada vez está más mecanizada y un último motivo es que las personas que trabajaban en el medio agrícola y encontraron otros trabajos, retornan al campo", explican desde CCOO.

Aún así, cuando un sombrero de paja sobresale entre el verdor de las vides, no hay duda: allí hay una vendimiadora. María José López, de 37 años, lleva nueve haciendo la vendimia y en su caso, "dejo a mi hija con mi madre y me vengo al campo a hacer un trabajo duro pero donde no hay diferencia con los hombres. Si notamos algo es al coger peso pero para eso nos ayudamos entre todos". Y así es, pues mientras esta mujer tira de la espuerta con un gancho, Carmen González, vendimiadora de 45 años, la espera en la cuba para ayudarla a volcar todos los racimos para comentar luego que "hago este trabajo porque tengo que juntar las 35 jornadas para cobrar el desempleo pero lo peor es tirar de los cubos cuesta arriba. Por eso bebo mucha agua y me protejo con el sombrero. Sino sería imposible". Los hombres son más reticentes a protegerse, pero ellas van totalmente equipadas con pañuelos, gorros, guantes y camisas de manga larga para no hacerse daño en los brazos.

A pesar de que este año la recogida de la uva se ha adelantado debido al levante y el calor de las semanas pasadas, todos los vendimiadores de la finca Cerro Viejo, del grupo Garvey, coinciden en que "no está siendo una vendimia especialmente calurosa, aunque aún no han terminado los diez o doce días que se prevé que dure la recogida".

Todos estos días son los que pasan trabajando en esta finca Dolores Sanzoliva, de 51 años de edad, acompañada de su hija y su marido. "La fuerza que tiene él no la tengo yo, aunque entre todos nos ayudamos a la hora de arrastrar las espuertas que es lo más pesado", asegura esta madre, que lleva tantos años haciendo este trabajo que ya ha perdido la cuenta. Sin embargo para Charo, su hija de 20 años, esta es la primera vez que hace la vendimia. "Mi madre no quería que viniera porque dice que se pasa mucho calor pero yo lo hago para pagarme la carrera de Magisterio infantil que estoy haciendo", a lo que su madre, que está en la hilera de viña contigua, no puede evitar responderle: "Recuerda que es para eso y no para comprarte más ropa". El padre de Charo también interviene para explicar que "entre todos ponemos el dinero que aquí ganamos en sus estudios, para que ella pueda hacer la carrera que le gusta".

Todas estas mujeres, como el buen vino, mejoran con los años y así lo confirma Paloma Ruiz Mateos, relaciones públicas y directora de imagen de Nueva Rumasa. "Me parece un trabajo muy duro y a veces lo hacen incluso mejor que el hombre. Son muy capaces y ellas mismas se buscan las fórmulas para aliviar el peso".

Jornaleras y campesinas por unos días, cuando vuelven a su hogar continúan con una labor igual o más difícil que la de cortar uvas: ser amad de casa. Y es que, como dice la canción de Calamaro, 'brindo por la mujeres'.

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