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Sucesos

El homicida de La Asunción actuó bajo un brote de esquizofrenia

  • Una discusión en torno a la guitarra que portaba provocó el ataque a puñaladas

  • Ambos, víctima y agresor, tenían un amplio historial de delitos en la barriada y en la ciudad

Un agente con los restos de la guitarra que al parecer provocó la discusión y el homicidio.

Un agente con los restos de la guitarra que al parecer provocó la discusión y el homicidio. / Manuel Aranda

Por la barriada de La Asunción circula una versión sobre el crimen que no tiene nada que ver con la de la Policía Nacional. Según este cuerpo policial, el detenido, Ángel L. H., es un hombre con graves tratornos mentales. Según las fuentes consultadas por este medio padece esquizofrenia, lo que incluso le llevó en alguna ocasión a causar destrozos en un conocido bar de La Asunción después de que, en su delirio, acusara a uno de los dueños de haberle echado veneno en el café. “Cuando estaba tranquilo se sentaba en un banco de la plaza y tocaba la guitarra, sin meterse con nadie. Otras veces se iba por los bares de la zona para tocar y pedir”. Pero el pasado lunes no estaba en sí. Estaba mal.

Es ahí donde las versiones sufren variaciones. Según los vecinos, “una discusión con Antonio A. O. por cuenta de la guitarra le llevó a subir a su casa, coger un cuchillo y vengarse”. Por el contrario los agentes de la Policía Nacional que investigan el caso consideran probado que “el individuo padecía un brote esquizofrénico así como que no había enemistad previa entre el homicida y la víctima”. Un veterano agente de la comisaría de Jerez manifestó a este periódico que “se dieron las peores circunstancias, es decir, se cruzaron en el lugar y en el momento menos adecuado”.

La Policía considera que el homicida ya iba armado y no subió a por un cuchillo

Los investigadores consideran por el momento que el presunto homicida, Ángel L.H. ya venía armado de casa y que una discusión por la guitarra se saldó con dos puñaladas, una de ellas mortal de necesidad. Tanto es así que los esfuerzos de los agentes por reanimarlo fueron en vano. Cuando llegaron los servicios sanitarios tan sólo se pudo certificar la muerte. No había nada que hacer dada la gravedad de la herida por arma blanca.

Un aspecto especialmente relevante fue la rápida actuación de los agentes de la UDEV (Unidad de Delitos Especializados y Violentos) cuyo jefe se puso al frente de inmediato para localizar al presunto homicida. Para ello contó tanto con sus agentes como con la inestimable ayuda de la Policía Local. Apenas unos minutos más tarde se le localizaba en un piso de la calle Nuestra Señora de la Salud, en La Asunción, a Ángel L. H., refugiado en el domicilio de sus padres donde se había escondido.

La víctima, Antonio A.O., es miembro de una conocida familia de La Asunción. Su hermano Pedro estuvo imputado por el crimen de la gasolinera, donde falleció apuñalado Juan Holgado en 1995. Finalmente resultó declarado inocente tras la celebración de dos juicios. Hermanos suyos se sentaron ayer en el mismo parque donde halló la muerte Antonio para charlar a la sombra de los árboles al mediodía.

Antonio también tuvo sus problemas con la Justicia. Como casi toda la familia. La última vez que ingresó en prisión fue por atracar un bar que se ubica justamente enfrente del lugar donde el lunes encontró la muerte. Tal era la desesperación que ni siquiera buscó un negocio fuera del barrio donde no fuera tan conocido. Fue su último pase por prisión. Fuentes policiales destacaron que “los A. O. se convirtieron en los años 80 en personas muy problemáticas debido al consumo de drogas y a su íntima vinculación con la delincuencia”. Eso sí, los años no pasaron en balde y el desgaste físico les llevó a llegar a la cincuentena con mayor tranquilidad y mucha menos conflictividad.

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