Ante la crisis, todos a una

DOS requisitos fundamentales requiere afrontar cualquier tipo de problema: el primero, reconocer y diagnosticar su existencia; el segundo, analizar, decidir y ejecutar las soluciones que se consideren más acertadas. Ambos requisitos representan condición necesaria y suficiente para atajar el problema, aún cuando el acierto en las soluciones requiera reconducir las medidas adoptadas hasta lograr su efectividad, incluso mediante el procedimiento de prueba, error y corrección. Siempre será preferible la acción frente a la espera de un posible cambio de las circunstancias, la indiferencia, el menosprecio o la negación del problema.

Dicho esto como premisa general, resulta evidente que, ante la profunda crisis económica, financiera y social que venimos padeciendo, el país necesita pasar a la acción de manera decidida y responsable, poniendo el bien común por encima de las ideologías y de los intereses políticos, considerando que nos encontramos ante una verdadera emergencia nacional, que se viene manifestando de manera lacerante y angustiosa en casi una cuarta parte de la población activa y en sus familias. Una acción en la que debe primar la búsqueda de las soluciones más viables y efectivas para frenar los efectos perniciosos de la crisis, invirtiendo la tendencia hacia una recuperación paulatina y sostenible, con el esfuerzo y la solidaridad de todos. Ante esta situación los partidos políticos deben aparcar sus diferencias ideológicas y tirar con firmeza del carro de todas las reformas necesarias para reencontrar la senda del crecimiento de la economía, del empleo y del bienestar social que corresponda a la verdadera capacidad de producir bienes y servicios, al consumo responsable de los mismos y a una más justa redistribución de los recursos disponibles.

No es momento de la confrontación y del desgaste. Es la hora de poner la grandeza humana al servicio de un bien común, sin anteponer intereses partidistas, protagonismos, ni búsqueda de poder; reconociendo y sensibilizando a la opinión pública de que todos tendremos que sacrificarnos hasta tocar fondo y esforzarnos para salir fortalecidos de esta contumaz crisis, aprendiendo de los errores que nos han traído hasta esta lamentable situación. Salir de la crisis redescubriendo los valores que todos tenemos para dar lo mejor de cada uno. Con respuestas diferentes a las conocidas hasta ahora, con nuevos enfoques y transferencia de conocimiento desde el mundo creativo al de las organizaciones. Con un cambio metodológico que ponga a la persona como centro de atención, aleccionando el liderazgo creativo capaz de generar estados de ánimo positivos y el entusiasmo vital necesario para hacer frente a los retos que se presentan en el desarrollo de los proyectos empresariales y para mantener el equilibrio emocional necesario para vivir con ilusión cada momento de la vida.