¿Cuánto cuesta dormir en el Hotel Tío Pepe?

González Byass acaba de presentar su propuesta musical y gastronómica estival 'Veranea en la Bodega', que incluye la VIII edición de Tío Pepe Festival. Dos meses llenos de experiencias dentro de esta espectacular y emblemática bodega que, además, cuenta con el primer Sherry Hotel del mundo, Hotel Bodega Tío Pepe. Un hotel boutique inspirado en una tradición vinícola milenaria y en una de las marcas españolas más prestigiosas del mundo, ubicado en pleno casco histórico de Jerez, junto a la Catedral y el Alcázar y en el interior de las bodegas.

Pero, ¿cuánto cuesta dormir en este lugar soñado? Los precios van variando según los días de la semana. Si la idea es disfrutar de alguno de los 17 espectáculos que ofrece Tío Pepe Festival o de las cenas que engloba 'Veranea en la Bodega', por ejemplo, la actuación de Joan Manuel Serrat, el martes 26 de julio, hospedarse dos personas cuesta desde 185 hasta 500 euros. O ya en agosto, si la intención es ver a Jorge Drexler, dormir una noche, la del 12 de agosto, está en (desde) 205 euros.

Al precio habría que añadir, si se elige, paquetes opcionales como el cultural o una cata técnica, que puede incrementar hasta 100 euros el coste de la habitación.

Sin embargo, si el deseo es hospedarse antes de verano, en mayo, por ejemplo, el precio varía y parte desde 305 euros la habitación clásica doble.

Sea como fuere, y si el bolsillo lo permite, es una oportunidad extraordinaria para sumergirse y vivir la cultura del vino y el brandy de Jerez recorriendo la historia de la bodega Tio Pepe, una historia familiar que ha llegado a ser mundialmente reconocida y querida.

Un total de 27 habitaciones y suites con encanto, todas diferentes, todas con un atractivo. Ya sea un patio ajardinado, un baño que mira a calles emparradas, una terraza privada con una fuente o la compañía de la Catedral en la noche.

Los detalles hacen un recorrido por la historia de la bodega, con elementos o muebles, muchos de ellos rescatados de la finca 'El Altillo', con la que la familia tenía una fuerte vinculación emocional. Y hasta del propio rico archivo de la casa, con la exposición de fotografías y libros en los diferentes espacios, ya sea un mesita, en los pasillos o en una estantería. De esta forma, el visitante se acerca aún más a la historia de la firma vinatera. Y es que de hecho, el hotel está construido sobre cuatro casas de los siglos XVIII-XIX en las que vivían los antiguos trabajadores de la bodega, que se han tenido que readaptar para que funcionen como una sola unidad. De ellas se han respetado los muros y sus impresionantes vigas.

Cada estancia tiene una perspectiva diferente de la Catedral, casco histórico o bodega que va variando a medida que se sube de planta, de la baja hasta la segunda y a la terraza superior, donde se ubica la piscina infinita que se funde con la Catedral, el solárium, la zona chill-out y un mirador.