Cumplir condena en una cárcel marroquí

"Que cumpla, pero que nos lo traigan"

  • El jerezano Sergio Paradas es uno de los reclusos de Tetuán en huelga de hambre Su familia relata sus miedos tras dos años de condena en el 'infierno' de esta cárcel marroquí

Sergio era camionero. Ganaba un buen sueldo y la seguridad que le daba la nómina le llevó a pedir un préstamo para una casa en Chiclana, junto a su novia Karen. Todo marchaba bien hasta que la crisis hizo acto de presencia y su empresa quebró. Sergio pasó a ser uno más en la lista del paro, y después, pasó a la lista de los que se le acabó el desempleo. No hay justificación que valga a su intento de pasar 1.200 kilos de hachís, no la hay, pero esta es su historia. "Tenía una casa que pagar, una mujer y una niña de ocho meses. Un amigo le ofreció esto, le dijo 'tú haces esto y yo te doy tanto'. No sé la cantidad. Y él se tiró al mar. La embarcación ni era de él ni nada. Vamos, que él no es..., vamos, que él nunca había hecho eso", cuenta con voz entrecortada su padre, Antonio Paradas.

La familia de Sergio -encarcelado desde hace dos años en Tetuán- abre las puertas de su pequeño piso en El Cuervo para ser la voz del preso jerezano. En pocos metros viven los padres de Sergio, la novia del joven y su hija de casi tres años. La mesa del comedor está pegada a la pared por la falta de espacio y no hay ni un cuadro colgado en las blancas paredes. Sólo una foto de la pequeña de la casa es la que adorna el salón. "La situación allí es asquerosa. Nosotros le tenemos que llevar la comida o mandarle dinero", relata Ana María Salazar, madre del jerezano. Al principio, la familia de Sergio le tuvo que comprar un armazón de hierro para la cama, un colchón, "y hasta las mantas y medicinas. Tuvimos que pedir permiso al consulado de Marruecos y llevar un certificado médico, porque mi hijo tiene problemas de espalda y por ahí conseguimos llevarle la cama". Padeciendo también bronquitis asmática (de ahí que le pasen también la medicación), Sergio duerme cada día en una habitación con otras 24 personas. "No hablamos de 24 camas, hablamos de personas tiradas en el suelo. Y bueno, hay otros españoles que duermen en celdas con hasta 50 personas más", denuncia Karen Gutiérrez.

Esta familia intensificó su lucha a raíz del anuncio de indulto de 48 presos españoles de las cárceles de Marruecos, aunque ellos están pidiendo el traslado del recluso jerezano desde que prácticamente comenzó la condena. "Un día empezó a escuchar que todos los presos españoles iban a salir. Algunos saltaban y gritaban que se iban, 'que nos vamos, que nos vamos', decían. Él tenía esperanzas...", explica Karen. Al final sólo se indultó a cinco de los 49 presos con pasaporte español de la cárcel de Tetuán, y Sergio Paradas no estaba entre ellos. Su padre relata entre lágrimas que "se derrumbó, tanto que nos dijo que se iba a ahorcar, 'yo no puedo más, yo me ahorco'... Eso es lo que no queremos, que llegue a ese extremo. Y ahora con la huelga de hambre nos da miedo que enferme y que su esfuerzo no valga para nada".

La familia no ha querido denunciar hasta ahora la situación que vive Sergio en la cárcel de Tetuán por "miedo". "Él está allí y nosotros fuera. Quien está con esa gente es él", apunta Karen. Y ahora, ahora que se ha hecho pública su historia, su madre dice que "tiene un seguro de vida. Antes sí temía más por su seguridad, pero creo que ahora no le va a pasar nada. Si estuviera en huelga de hambre en secreto, tal vez, pero como está ahora no".

Cada mes o dos meses -"cuesta mucho dinero ir hasta allí"- la familia, incluso su hija, viaja a Tetuán para verlo. En una sala en la que se pueden reunir hasta 400 personas durante el régimen de visitas, Sergio ha celebrado recientemente su cumpleaños. "Le llevamos su tarta y todo", relata Karen mientras esboza su única sonrisa durante la conversación con este medio. Pero ésta se le va de un plumazo al lamentar que si su pequeña necesita ir al baño, "tenemos que darle al guardia 5 euros, si no se lo damos, la niña se tiene que hacer pipí encima. Y esto es sólo un ejemplo de cómo es aquello". "Yo no estoy tranquilo y nadie se acostumbra a esto. Los nervios no me dejan. Todavía estoy durmiendo y de repente (se remueve en el sofá) me sobresalto. El Gobierno no está a la altura a la hora de defender la vida de los españoles en estas cárceles".

La familia, como el propio Sergio, reconoce que cometió un error, un delito. Por eso, no pide su indulto, "sólo que lo traigan a España. Mi hermano reconoce que se equivocó y tiene que cumplir su condena -siete años-, pero con un mínimo de derechos humanos. Si en Marruecos no se lo dan, el Gobierno español tiene que dárselo", remarca Moisés, mientras su madre repite en voz baja, "yo sólo pido que me lo dejen venir, que me lo dejen venir, que me lo dejen venir...".

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