Curro Terremoto, el bailaor jerezano que enamoró a América
Fernando Ruiz Morales y Fernando Fernández Escudero rescatan del olvido a una figura del baile de Jerez que llegó a ser un grande del flamenco en América durante décadas
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La expectación generada por conocer la vida y obra de uno de los artistas jerezanos más internacionales del último siglo, Curro Terremoto, sirvió para que el salón mozárabe del Hotel Casa Palacio María Luisa se llenara en la tarde del pasado jueves 12 de junio. La segunda actividad del ciclo Noches de San Juan 2025 que organiza la Cátedra de Flamencología de Jerez en colaboración con el Ayuntamiento de Jerez estaba centrada en la figura de este bailaor, hermano del gran Fernando Terremoto, pero que tras emigrar a Argentina a hacer carrera, ha permanecido en el anonimato para muchos aficionados al flamenco, ya no sólo en Jerez, sino en toda España.
El acto contó, además de la presencia de miembros de la Asociación Cultural Fernando Terremoto y el presidente de la Real Academia de San Dionisio, Juan Salido Freyre, con una representación municipal, en concreto, a través del teniente de alcaldesa Agustín Muñoz y el delegado de Cultura y Fiestas, Francisco Zurita.

Fernando Ruiz Morales, doctor en Antropología y profesor de la Universidad Pablo Olavide, y Fernando Fernández Escudero, licenciado en historia y diplomado en empresariales e hijo del bailaor, protagonizaron una cita especialmente atractiva y en la que los asistentes pudieron conocer, a lo largo de hora y media, un poco más a fondo la trayectoria personal y profesional de Curro Terremoto. Su casual encuentro en un congreso sobre el flamenco en América celebrado en Sevilla hace ahora tres años, les unió para emprender una investigación, que pretende concluir en una publicación sobre el artista del barrio de Santiago.
Muy emocionado durante toda la tarde, Fernando Fernández Escudero, hijo de Curro Terremoto, centró su aportación en la parte más sensible, la más personal, recordando la infancia de su padre en la calle Nueva. El sexto hijo de la familia Fernández Monge, nacido en 1928, tuvo que lidiar, como otros muchos niños y niñas de su generación, con el hambre de un país en continuo conflicto, pero en el que la convivencia y la transmisión oral formaban parte del desarrollo de cada persona.
En su recorrido recordó que su nombre en el entorno familiar era el de Cali o Calilín, cuando se referían a él en tono cariñoso, un apodo forjado por ser un niño especialmente inquieto y travieso. De la frase evangéica 'Aparta el cáliz', por aquello "de que era un niño muy malo", explicó Fernando, "se le quedó el apodo".

Aquel niño del barrio de Santiago pronto descubrió que su futuro estaba en el baile y a muy corta edad, ya acompañó, siempre bajo la supervisión de Paco Laberinto, su cuñado (estaba casado con su hermana Rafaela), a la compañía de Pastora Imperio. De hecho, según apostilló Fernando Ruiz, todo apunta a que el nombre de Terremoto procede de una frase que en su día realizó la propia artista sevillana cuando éste, al bailar sobre una mesa, la hizo añicos. "Tiene la fuerza de un terremoto", de ahí el apelativo.
Con un baile autodidacta, fue Concha Piquer quien le abrió las puertas de América en los años 40, aunque ya por entonces había participado en alguna película de la época y actuado en diferentes espacios de renombre. Comenzó así, en Argentina (aunque recorrió con su baile toda América en los años posteriores, en ocasiones en solitario, en otras dentro de la compañía de artistas como Carmen Amaya), una etapa de su vida que le marcaría, no en vano, acabó instalándose allí hasta convertirse en una primera figura del baile y formar una familia con Sol Escudero, bailarina bonaerense cuya madre, del barrio de San Miguel, había emigrado a principios de siglo hasta el país andino con su marido para hacer fortuna.
Fernando Ruiz Morales contextualizó toda su carrera, aportando importantes datos del trabajo de investigación realizado hasta ahora y abundante fotografía, mientras su hijo, en perfecta sintonía, añadía a la conversación anécdotas y curiosidades que hicieron las delicias el público. Curro Terremoto, cuya satisfacción más grande "era que su hermano había elegido su apodo para ser artista", destacó su hijo, regresó a España en 1978 donde se dedicó, ya retirado del baile, a la venta de telas. Murió en Sevilla en 1983, dos años después de su hermano.
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