turismo · Una visita a la finca de la ganadería de Torrestrella

La dehesa al descubierto

  • Los Alburejos abre sus puertas de marzo a octubre con su programa 'A campo abierto'

Hay quien defiende que el campo no debe tener puertas. En Los Alburejos, la finca ubicada en el término municipal de Medina Sidonia, hay vallas y cercados para ordenar la distribución de los animales que forman parte de Torrestrella, la ganadería que fundó Álvaro Domecq y Díez en 1954. Pero hace diez años que la finca decidió abrirse al turismo, que apostó por no poner puertas al campo, a su campo, y permitir que la dehesa se muestre al visitante tal y como es, como un ecosistema cuya visibilidad va más allá del toro bravo y que se integra a través de un diálogo natural entre flora y fauna. 'A campo abierto' es el nombre de esta actividad turística en la que la dehesa se muestra al descubierto mostrando un mundo no exento de polémica pero que sus responsables defienden como una industria más capaz de generar oportunidades para el entorno y para la provincia gaditana.

Isabel Domecq ejerce de responsable de este programa turístico encaminado a que el visitante descubra cómo es la cría del toro bravo y del caballo. Desde marzo a octubre, dos días a la semana -miércoles y domingo-, se celebra esta actividad que concentra en la dehesa asidonense tanto a turistas extranjeros como españoles. Son Isabel y Reyes Domecq, junto a su equipo, quienes atienden personalmente a los visitantes y también quienes a través del móvil informan del horario de las visitas, el precio y, con frecuencia, de la ruta que hay que coger para llegar a la finca, porque la señalización de la carretera no es todo lo exacta que ellos quisieran.

La actividad turística pretende explicar cómo es la cría del toro bravo y del caballo

Aproximadamente dos horas dura una visita que comienza con una caminata de apenas 700 metros por el sendero que transcurre entre la entrada y la plaza en la que se celebra todo el espectáculo. El camino, que cuenta con varios paneles informativos sobre la fauna y la flora de la dehesa, permite al visitante entrever entra la maleza y los árboles las primeras cabezas de ganado y los caballos con sus jinetes que después protagonizarán gran parte del espectáculo, que tiene lugar en una plaza donde hay un semicírculo de gradas y que se haya cercada en la otra parte que da directamente al campo, al lugar desde donde llegan, a veces de manera espectacular, los caballos y el ganado.

'A campo abierto' se divide en ocho partes que se van explicando al público a través de una grabación en tres idiomas. Los caballos, las yeguas, los mansos y los toros protagonizan esta visita en la que ocho jinetes con sus caballos se encargan de conducir a los animales hasta los espectadores.

Con la llegada al galope de los ocho caballos a la plaza comienza el espectáculo que presenta primero, al son de un pasodoble, otras ganaderías bravas de la provincia a través de sus divisas, la escarapela de color que identifica cada una de ellas junto a otros elementos como el hierro o una señal en la oreja del animal.

Hasta la plaza se conduce después un lote, el conjunto de bueyes, vacas bravas que junto a un semental viven agrupados en el campo y que funcionan como la familia, la primera, del toro bravo. Tras nueve meses de gestación, las vacas paren en el campo y los becerros se unen al grupo hasta que llega su destete.

El siguiente bloque del espectáculo está dedicado al caballo, con espacio para la doma clásica y la doma vaquera, ambas especialidades muy aplaudidas por el público, y con las yeguas y sus potros llevados a la plaza para explicar su vida en la dehesa y el fundamental papel que juegan en el cuidado y conducción del ganado bravo.

Tras un breve descanso en el que es posible que los niños se suban a algunos caballos para hacerse fotos, 'A campo abierto' rinde después un homenaje a la manera clásica en la que se trasladaba en siglos pasados el ganado desde la dehesa hasta la plaza, cuando aún no se usaba el camión como medio de transporte y los vaqueros eran los encargados de conducir a los toros, acompañados por los bueyes, por los caminos del campo preparados para ello, en un traslado que podía durar semanas y que les obligaba a pernoctar en distintos lugares, siempre alejados de las poblaciones para evitar el peligro de que se pudiera escapar un toro.

Es entonces cuando se simula un destete en un lote, aunque de cara a este espectáculo se hace con reses mansas, no bravas, por la complejidad que entraña esta labor. Los jinetes, con la ayuda de los mansos y la inestimable y aplaudida colaboración de un perro, van separando los becerros de sus madres y dejando sólo en el cercado a las crías sacando de ellas a las vacas. Se trata, y eso se comprueba en directo, de una labor que resulta traumática para los animales. El día en que este periódico visitó la dehesa, una de las vacas se resistía a salir del cercado, aunque el perro logró hacerlo, y después comenzó a mugir con desesperación buscando con la mirada a su cría a la que, después de la simulación, se unió de inmediato en campo abierto.

Y acaba el espectáculo con el toro, al que los Domecq llaman el "rey de la dehesa". Los jinetes traen hasta la plaza una corrida completa, seis toros, que llegan desde el fondo del campo azuzados por los jinetes a caballo y acompañados por los indispensables bueyes, los cabestros que ayudan a mantener unida la manada. Una vez en la plaza, y cerrado el cercado, los jinetes hacen correr a los toros en círculo durante algunos minutos antes de que regresen al campo.

Estiman los Domecq que este espectáculo turístico les ayuda a "poner en valor al toro bravo. Se trata de una labor didáctica porque los visitantes salen con más conocimiento de cómo es la dehesa. La gente, por lo general, no sabe que el toro es el rey de la dehesa, que vive cuatro años en completa libertad y que se le cuida con mimo".

Estas visitas a la finca de Los Alburejos se pueden completar con otras actividades como comidas, flamenco o visitas a otras zonas de Cádiz, y tienen como objetivo "ampliar la oferta turística de la provincia", pues no en vano sus responsables forman parte de la Asociación de Empresas Turísticas de Cádiz.

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