El ejemplo galo
Opinión
NOS tenía que dar vergüenza que nuestros vecinos franceses no entiendan cómo Jerez no tiene en funcionamiento una industria ecuestre capaz de generar riqueza y empleo en la zona. Hace años asalté el despacho de los técnicos del entonces gobierno del PSA con un proyecto hípico bajo el brazo en el que se ponía en valor los kilómetros de carriles que rodean nuestra ciudad. Un estudio viable en el que implicaba al resto de municipios cercanos para adaptar las vías verdes a caballos, peatones e incluso bicicletas. Bien, el tocho de folios supongo que acabó en la basura. Luego hice lo propio con los técnicos del PP y lo volví a hacer con el PSOE cuando estaba en coalición. Y supongo que el fin de mi proyecto fue el mismo: la papelera. Al menos estos últimos lo hice en papel reciclado.
Bromas aparte, a mí no me importa que tenga que ser una eminencia del turismo ecuestre como Hervé Delambre el que se haga oír si ello va a suponer la puesta en funcionamiento de una idea que sé que funciona en Alemania, Francia, Irlanda o Inglaterra, países todos ellos que ya quisieran tener el clima de Cádiz. Lo he subrayado en alguna ocasión y vuelvo a hacerlo: no podemos seguir viviendo de lo que el caballo ha significado en nuestra ciudad. Hay que empezar a vivir de lo que significa en presente y de lo que va a significar en futuro. Y para empezar a trabajar, no sería mala idea apuntar ideas del interesante punto de vista de nuestros vecinos franceses.
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