"Cuando empiezas a trabajar por los demás tu vida se llena"

Elisa Montes, delegada diocesana de Manos Unidas en Jerez

En su tercer año de mandato, la delegada jerezana habla de los próximos proyectos de la ONG, de la nueva moda del volunturismo y de la realidad solidaria de este país

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Elisa Montes, junto a un grupo de mujeres en Ndala, Tanzania, en su visita a los proyectos de mini créditos para madres solteras sin recursos.
Elisa Montes, junto a un grupo de mujeres en Ndala, Tanzania, en su visita a los proyectos de mini créditos para madres solteras sin recursos.

La historia de Manos Unidas nace hace 65 años de la mano de un grupo de mujeres de acción católica, que recibieron el llamamiento de Naciones Unidas para luchar contra el hambre. Y lo hicieron propio. Entonces empezó llamándose Campaña Contra el Hambre, se crearon unos estatutos como ONG para el desarrollo, a partir de lo cual se fue configurando la actual Manos Unidas. En España hay 72 delegaciones, más grandes o más pequeñas, pero todas igual de valiosas. En la de Jerez, Elisa Montes cumple su tercer año de mandato. Aquí, una charla con motivo de la celebración este pasado 5 de diciembre del Día Internacional de los Voluntarios.

Pregunta.El 5 de diciembre se ha celebrado el Día Internacional de los Voluntarios. Manos Unidas ha hecho un llamamiento ante la falta de ellos. ¿Qué está pasando?

Respuesta.En el mundo que vivimos, con tanta prisa, yo tengo la sensación, no sé si estoy equivocada, pero yo creo que somos cada vez más egoístas en general. El mundo occidental nos ha hecho cada vez más autónomos y nos creemos autosuficientes, pero no lo somos. La gente está cada vez más necesitada de cariño. Y el voluntario es una de esas facetas de la vida en la que, y en nuestro entorno más, más que dar dinero es importante dar tiempo. El bien más preciado que tenemos ahora mismo es el tiempo, no el dinero.

P.Pero España es un país muy solidario...

R.Sí. Pero esa faceta... Es solidario porque tenemos unas raíces cristianas latinas superarraigadas. ¿Quiénes iban a las guerras? ¿Quiénes van a las misiones? Los principales misioneros de la historia del mundo son españoles. ¿Quién ha llegado a Japón? ¿Quién llegó a India? ¿Quién llegó a África? Españoles. ¿Dónde hay españoles? En todas partes. Sacerdotes, misioneros, voluntarios, trabajadores. El español en sí, nuestra cultura, nuestra sociedad, sí que somos muy solidarios, pero somos solidarios muchas veces en pequeños momentos. El compromiso es lo que cuesta más. Pero somos voluntarios para los momentos. Somos solidarios del empujón. Luego, el día a día, y se nota en muchísimas cosas, ¿cuánta gente no se casa?, ¿cuánta gente no tiene niños?, ¿cuánta gente no quiere cuidar de sus mayores porque eso exige un compromiso? Y no es el momento cuando yo quiero y tengo tiempo, sino cuando la necesidad me llama. Y claro, ahí está la diferencia entre ser solidarios, como lo somos porque lo somos, y la labor de un voluntario o de una persona entregada a otros.

P.Para las personas que desconocen esta labor o que tienen miedo a ese compromiso, ¿cómo 'vende' usted ser voluntario?

R.Pues yo tengo la experiencia personal, y yo creo que todo el mundo que ha hecho un poco de servicio a los demás lo ha comprobado, que se recibe muchísimo más de lo que se da. Da muchas veces pereza dar el paso porque te supone romper con tu rutina, con tu día a día, con tu comodidad de tener tu horario establecido. Pero en cuanto empiezas a trabajar por los demás tu vida se llena. O sea, es una riqueza que tenemos el servir a los demás. A mí me toca hablar de una faceta muy concreta, pero hay gente que es voluntaria en el Hogar San Juan, en Cáritas, en el Zoo o en un colegio de niños con problemas, hay gente que puede ser voluntaria en muchos sitios. Hay muchas personas mayores que son voluntarias leyéndole a otras que no pueden. O sea, hay gente que se dedica a acompañar a otros al médico. Pero eso implica meter en tu rutina de todos los días un servicio a los demás. Y eso implica que tú, en tu orden diario, busques un rato para los demás. Porque además, claro, cuando te comprometes con una cosa importante, no es el gimnasio que dices, no voy mañana. Es un problema de compromiso. Para que nosotros vivamos bien como vivimos, hay mucha gente que no tiene, y esa obligación moral de restituir y de ayudar al que no tiene es una cosa que tendríamos que tener todos en el alma.

P.¿Cómo es la labor de un voluntario en Manos Unidas?

R.Manos Unidas tiene una doble labor, que es básicamente, en nuestro país, crear conciencia, educar para el desarrollo, abrir los ojos de nuestra sociedad, que muchas veces no somos más solidarios o no estamos más dispuestos a ayudar a los demás porque lo desconocemos. Entonces, esa llamada de atención, ese mensaje que queremos hacer llegar a los demás, se hace aquí. Educamos para el desarrollo en muchísimas facetas. Porque Manos Unidas trabaja con muchísimos proyectos de ecología, de agricultura y de agua, de educación de niños, de promoción de la mujer. Hay proyectos maravillosos, en grupos pequeños de mujeres solteras, madres jovencitas que no tienen nada para comer ni para sus hijos, y les damos microcréditos para pequeñas empresas, algo que les cambia la vida. Y esos niños empiezan a vivir, a tener una pequeña sociedad, se educan con un pequeño esfuerzo de sus madres. Hay proyectos también sanitarios, de dotar hospitales a comunidades, centros de maternidad en África. Proyectos para dotar institutos y escuelas de Secundaria, porque muchos niños en África no pueden ir al colegio, no se pueden desplazar, y entonces están así internos. De esta forma, las niñas también evitan tener muchos problemas en los desplazamientos, porque en África ocurren cosas que aquí, gracias a Dios, no pasan, porque muchas son secuestradas o son violadas en esos desplazamientos. Si las niñas viven internas, les permitimos que estudien, las quitamos de un grupo de riesgo y las ayudamos también a tener un futuro. Y luego hay muchísimos proyectos de asuntos sociales, de promoción de prevención de enfermedades de término sexual, prevención también de violencia de género, de educación, incluso a los varones. Todos esos proyectos los damos a conocer para que nos demos cuenta de que nuestras necesidades de aquí, las básicas, las tenemos resueltas, pero hay gente que no.

R.Nuestra segunda forma de trabajar es con los proyectos que proponemos, recaudar dinero para que se lleven a cabo. Intentamos promover esa conciencia de solidaridad para que la gente done su dinero, en mayor y menor cuantía, y así hagamos lo que tenemos que hacer en estos países. Para nosotros es un orgullo, porque se trabaja a un nivel de calidad, y sabemos que Manos Unidas está detrás de todo eso. Manos Unidas trabaja en cada sitio donde se asigna un proyecto con lo que llamamos un socio local. Un socio local de allí que es el que detecta la necesidad, y es el que pide ayuda. Manos Unidas apoya casi al completo el presupuesto, pero siempre hay un pequeño porcentaje que corre de parte de las personas, del grupo, de la sociedad, la comunidad que lo recibe, porque con eso se entiende que también ellos se implican más. Ese dinero muchas veces es simplemente lo que se ha valorado el terreno, o lo que se ha valorado la mano de obra, o el material que tienen que aportar para determinadas zonas. La mayoría de los socios locales están amparados por alguien de la Iglesia, una misionera, un sacerdote, un obispado, o Cáritas.

R.Nuestra obligación ahora mismo, y lo que a mí me mueve, es buscar personas que estén dispuestas a hacerse socias y a ser donantes, fuera de la Iglesia. Porque, aunque sea un movimiento, una ONG de la Iglesia Católica, yo creo que todo el mundo, con buen corazón, entiende que este tipo de actividades hay que hacerlas. Y la ventaja que tenemos es que somos de las ONG más solventes. El 85% del dinero que se recoge va a proyectos.

R.Respecto a los voluntarios, a mí me encantaría tener un voluntario en cada colegio, público o privado, y en cada parroquia de la Diócesis. De hecho, todos los años hacemos una oferta educativa y ahora en el segundo trimestre tengo que ir a algunos institutos de aquí de Jerez que han pedido que se vaya a hablar... Porque en el fondo, de lo que se habla es de valores, seas cristiano o no, una cosa no está reñida con la otra. Es algo, esos valores, que la Iglesia tiene como propio, porque en su momento creció así y se sigue cuidando. Y es verdad que ha subsistido en muchísimos sitios del mundo, porque ahí están las misiones católicas. En muchos sitios del mundo, donde no llega nadie hay un cura.  En Sudán del Sur, que están en guerra, no hay nadie y están los curas. En Yemen he tenido la suerte de conocer al único sacerdote católico que está allí, un chico catalán, un hombre de 42 años, supermajo, y está allí. Vive en un recinto, al lado de un hospital, en la Casa de las Misiones de la Caridad. Acoge a los moribundos y a la gente que abandonan en el hospital. Y cualquier persona que no sea católica, pero quien lo escucha hablar se tiene que poner de su lado. Porque es un hombre con los principios rectos, dedicado a los demás, y no dedicado a gente católica, porque allí los católicos son tres. O sea que está viviendo su vida para los demás. Pues en reciprocidad, pensar en los demás no es solo de los católicos.

R.Lo que intentamos transmitir es que las circunstancias nuestras, y yo soy una persona de fe, pues vivimos aquí porque Dios ha querido. También es cierto que si Dios nos hubiera querido etíope nos habría hecho nacer en Etiopía o en Camerún. Tenemos los dos extremos: el pasota y el que siente culpabilidad porque somos lo que somos y porque tenemos lo que tenemos. Hay gente que tiene esa conciencia tan delicada que cuando ve esas cosas se siente mal. Yo siempre digo lo mismo: si Dios te hubiese querido africano te habría hecho nacer en África, pero te ha hecho nacer aquí porque te quiere aquí. Algo tendremos que hacer aquí por los demás. Y vivimos en una sociedad con todos nuestros problemas y con todas nuestras carencias. Y cada vez tenemos más carencias afectivas que materiales. Cuando la gente se muere sola en su casa..., a mí eso me parece terrible. 

P.¿Qué proyectos tienen previstos para 2025 desde Jerez?

R.Son dos en India de promoción de la salud, otro en Etiopía de educación infantil y uno que es en el Congo, también de sanidad. Me gusta centrarme en elegir proyectos de agua o de agricultura, educación infantil, mujer y sanidad. Yo creo que son los cuatro pilares para que una sociedad funcione. Estos proyectos los presentaremos con más detalle más adelante.

P.Hay una nueva moda, una corriente que se llama volunturismo, turismo de voluntariado. ¿Cómo lo ve?

R.Sí, se está poniendo de moda. Hay, por ejemplo, una empresa americana que te organiza un viaje de voluntario a un país de África, donde estás una temporada, unos días, en una zona donde desovan las tortugas. Y eso lo llaman un viaje de voluntariado. Y luego lo alternas con una visita a un resort donde hay animales, en un hotel, con todo incluido. También se hace lo mismo yendo a un hospital durante una semana o 10 días con un horario y luego tienes tu periodo combinado con otras zonas de vacaciones en el mismo país. Eso es volunturismo en estado puro. Eso está muy de moda porque es verdad que no es el atracón de realidad cuando llegas a estos países, y tienes la sensación de que estás haciendo algo por los demás. Y eso cada vez se va a dar más porque es una forma también que tenemos o de callar nuestra conciencia o de satisfacer una necesidad, una curiosidad. Yo no lo veo mal, no haces daño a nadie. No estás engañando a nadie. Lo que no me parece bien es que justifiquemos cosas injustificables. O sea, si tú vas buscándote a ti mismo, perfecto. Cuando tú vas a servir a los demás, de verdad, en situaciones duras, donde hay dolor, muerte, soledad, tienes que ir con el corazón lleno. Si vas con tus precariedades, buscándote a ti mismo o buscando una respuesta, en estos sitios te llevas unos bofetones de realidad que vienes peor de lo que vas. Por eso que hay que tener mucho cuidado con la persona que va y cómo va. Y es que el sufrimiento por el sufrimiento, yo creo que eso no tiene ningún sentido. Hay que ser delicado porque también para servir a los demás tenemos que estar nosotros muy bien preparados.  

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