José Mazuelos Pérez - Obispo de Asidonia-Jerez

“La Iglesia sigue adelante con la caridad, la oración y los sacramentos”

  • “Como obispo, esta pandemia va a ser la situación la más complicada  que me ha tocado vivir por el problema sanitario actual y por el problema económico y social”

José Mazuelos Pérez ante la capilla del Obispado de Jerez.

José Mazuelos Pérez ante la capilla del Obispado de Jerez. / Vanesa Lobo (Jerez de la Frontera)

—Hoy es Domingo de Ramos a pesar de la pandemia que estamos sufriendo en todo el mundo. En principio quería que me hiciera una valoración, como pastor diocesano, de todo este sufrimiento que vive la humanidad y del que no estamos exentos en la Diócesis.

—Para los cristianos el sufrimiento lo vivimos desde la fe y la cruz. Por un lado, lloramos nos unimos a los sufrimientos de todos y ponemos todo nuestro empeño en mitigarlo. Por otra parte, desde la cruz y con los ojos de María sabemos que el sufrimiento no va a desaparecer del mundo y que el Señor ya nos advirtió que habría terremotos, epidemias, guerras, etc. Pero también nos ha dicho no temáis yo estoy con vosotros hasta el fin del mundo. Es esa cercanía del Señor la que nos dan los sacramentos y la oración. Y al mismo tiempo, es esa presencia de Jesús Resucitado la que nos abre las puertas de la trascendencia, nos recuerda que somos ciudadanos del cielo, nos ayuda a saber que el mal no tiene la última palabra y nos introduce en la esperanza del Adviento, diciendo ven Señor Jesús e instaura la tierra y el cielo nuevo donde no exista ni llanto, ni luto, ni dolor.

—Como obispo, ¿se trata de la situación más complicada que ha tenido que sufrir?

—Como obispo me tocó vivir todo el sufrimiento de la crisis económica pasada. Pero sí, esta situación va a ser complicada no solo por el problema sanitario actual, sino por el problema económico y social que viene.

—¿Qué le ha parecido la forma de asumir esta situación por parte del pueblo fiel y en especial de los cofrades teniendo en cuenta que han sido los grandes damnificados?

—No sólo los cofrades, sino todos. Piense en las comunidades neocatecumenales, en los cursillistas, en los scouts, en los colegios, en las catequesis de comunión y confirmación, etc. A pesar de todo ha aparecido un Pueblo de Dios unido y dispuesto a ayudar y a darlo todo, trabajando en comunión y no haciendo distinción entre cofrades, scout, hermanas de clausura, Hogar San Juan, Cáritas, cocinas solidarias, sacerdotes y diáconos dispuestos a acompañar a los enfermos y rezarle a los difuntos, y, cómo no, las familias, Iglesias Domésticas, que están sufriendo con sus hijos su confinamiento pero viviendo en oración y entrega a los demás. 

—¿Cómo ha sentido la repercusión mediática que ha tenido su iniciativa de firmar certificados para que algunos fieles pudieran acudir a los templos a celebrar la Eucaristía?

—Le recuerdo que he firmado certificados a los voluntarios de la caridad de las parroquias y a los que necesitaban una atención espiritual, no para que tuvieran privilegios, sino para evitar algunos malos entendidos con la policía municipal que se pensaban que eran privilegios y no cumplimiento de la ley. Sobre todo, pienso que si se ofrecían como voluntarios para el servicio de la iglesia y la sociedad, exponiéndose a infectarse, lo que les faltaba era tener que deshacer luego malos entendidos en el juzgado.

—¿En qué situación se encuentra la Iglesia Diocesana en este instante como consecuencia de la epidemia? ¿Existe alguna carestía especial de algún organismo eclesiástico para llevar a cabo su labor de ayuda a los necesitados?

—En primer lugar, la iglesia ha cesado todas sus actividades no imprescindibles como cerrar los archivos, las catequesis, las delegaciones diocesanas, las obras, etc. Pero la Iglesia no ha cerrado, aunque algunos templos si han tenido que hacerlo por diferentes circunstancias. La Iglesia sigue adelante con la caridad, la oración y los sacramentos. Con relación a la ayuda a los necesitados no sólo no hemos cerrado sino que estamos trabajando el doble, podemos decir que hemos doblado la actividad. Esto nos plantea la necesidad de ayudas económicas de ahí que aproveche para pedir ayuda para Cáritas. Pero al mismo tiempo damos gracias a Dios que voluntarios no nos faltan y podemos seguir tendiendo la mano a los más necesitados.

—Roma ha propuesto que las procesiones se trasladen al mes de septiembre. Sé que es complicado que usted pueda darme una exclusiva, pero ¿autorizaría una procesión magna o unas jornadas con cofradías por esas fechas?

—Eso ya veremos cuando pase la pandemia. Como bien sabe usted, no es momento para responder a esta pregunta

—Ha sido recientemente nombrado en la Conferencia Episcopal presidente de la Subcomisión de Familia y Vida ¿Qué supone para usted este nombramiento a nivel de la Iglesia Española?

—Seguir mi compromiso en alentar a los matrimonios a vivir el tesoro de la familia cristiana y seguir fomentando la defensa de la vida tan amenazada en nuestra sociedad.

—Pasemos al capítulo cofrade. Quisiera que me hiciera una valoración sobre el contencioso del Prendimiento.

—Eso lo puede usted leer en la sentencia que ha enviado Roma.

—El Dicasterio le ha dado al Obispado la razón en el recurso interpuesto por José Lázaro Álvarez Chacón sobre la idoneidad de un Comisario.

—Le vuelvo a remitir a la sentencia.

—Muchos cofrades se preguntan cómo ha habido tanta intervención de la delegación diocesana en el Prendimiento mientras que en otras hermandades se han cambiado capataces en momentos más traumáticos sin intervención alguna del Obispado.

—Porque en todas las Hermandades se han seguido las formas y las reglas y en la Hermandad el Prendimiento no.

—Los palcos están ahora montados y silentes pero van a dar mucho de qué hablar una vez pasado el confinamiento. El pleno de hermanos mayores tendrá que decidir sobre las posibles devoluciones ¿Qué cree el obispo que debería de hacerse con los abonados?

—Eso corresponde a los hermanos mayores, que no tengo dudas de que lo harán estupendamente.

—Otro asunto que viene a raíz de este es el reglamento de régimen interno y los estatutos de la Unión de Hermandades que sigue estando en estudio por los canonistas ¿Queda mucho estudio por delante o verá la luz pronto ese borrador?

—No lo sé, habrá que preguntárselo a los canonistas. Aunque con los recursos y con la pandemia lógicamente se retrasará aún más el trabajo.

—¿Animará a este consejo a que siga con su labor un año más o piensa que ha llegado el momento del relevo?

—El consejo tiene su fecha de terminar la legislatura y es potestad del presidente adelantarla o no. Así que lo que decida el presidente es lo que aceptará el obispo.

—¿Qué echará de menos esta Semana Santa desde el punto de vista más personal o íntimo?

—Como todo el mundo echaré de menos no poder rezar a las imágenes en sus tronos y palios. Escuchar una saeta y unirme a ella para llevar nuestra oración al cielo. Contemplar a un pueblo vivo que sigue dejándose mirar por Jesús y acompañar por su Madre la Santísima Virgen.

—Un mensaje a todos los cristianos de parte del obispo.

—Quiero dar un mensaje de ánimo y esperanza. El Señor sigue estando entre nosotros y en este tiempo nos sigue llamando a vivir como creyentes y a dejarnos iluminar por el misterio de su Pasión, Muerte y Resurrección. La cruz y el sufrimiento nos muestran nuestra debilidad y fragilidad, pero el amor de Dios manifestado en esa cruz nos habla de que el mal no tiene la última palabra. María nos recuerda que estamos en las manos de un Dios que es Padre, capaz de sacar cosas buenas también de lo peor e incluso del mal objetivo. Así que abrir vuestro corazón para que junto a María podamos cantar el Regina Coeli y gritar con Ella Verdaderamente Ha Resucitado.

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