“Todo lo que se vendió antes de fin de año no se está vendiendo ahora”. Las gasolineras han pasado de “las largas colas y la bulla” de los días previos al 31 de diciembre, con multitud de vehículos esperando para llenar los depósitos e incluso para llevarse algunas garrafas extra para tenerlas de reserva, al vacío casi total tras el fin de la bonificación de 20 céntimos por litro con la entrada de 2023.

El nuevo año no sólo ha acabado con la medida anticrisis de carácter universal que entró en vigor el pasado mes de abril, sino que también ha deparado la primera subida de los combustibles en dos meses, por lo que los conductores tienen que hace frente a un doble repunte: el de los 20 céntimos que se ahorraban con la bonificación y el de los 3 céntimos adicionales por litro de gasolina sin plomo (en el entorno de los 1,70 céntimos), 4 céntimos en el caso del gasóil (por encima de los 1,72 euros), que figuran en los postes de las estaciones de servicio desde el jueves, lo que supone un aumento del 16,6% difícil de asumir por los castigados bolsillos de los consumidores.

El coste actual se sitúa en niveles de marzo de 2022, justo después del inicio de la guerra de Ucrania tras la que comenzó la escalada generalizada de precios, que llevó a los carburantes a récords históricos tras superar en mayo holgadamente los 2 euros por litro.

Ya en agosto se produjo un nuevo cambio de tendencia, en este caso a la baja, que se ha mantenido prácticamente durante el resto de la vigencia de la bonificación, durante la que tocó suelo con precios de poco más de 1,60 euros, aunque salpicada por la subida a principios de noviembre, la última antes de la registrada en los primeros días de este mes de enero.

El presidente de la Asociación Provincial de Empresarios de Estaciones de Servicio, Francisco Aguilar, confía en que la situación “tienda a estabilizarse en las próximas semanas, por lo menos que no suba otra vez por encima de los dos euros”, pero por la experiencia de los últimos tiempos es difícil de precisar cómo evolucionará el precio de los combustibles en un contexto económico de alta volatilidad.

Y aunque la cotización internacional del barril de crudo está baja, Aguilar recuerda que hay otras muchas variables que influyen en la conformación del precio de los combustibles, como el lnuevo impuesto del biodiésel, el cambio euro-dólar. “Va por días y nunca se sabe lo que puede pasar”, explica.

El presidente de los gasolineros de la provincia recuerda, no obstante, que las principales petroleras mantienen en los primeros meses del presente ejercicio sus propios descuentos a través de los programas de fidelización que pueden alcanzar los 10 céntimos por litro.

“Para los consumidores, sobre todo para la clase media, es una pena que se haya eliminado la bonificación universal”, indica Aguilar, quien se alegra no obstante del fin de la medida aprobada por el Gobierno y que ha supuesto más de un quebradero de cabeza para los empresarios del sector, sobre todo en el inicio de su implantación, de la noche a la mañana, en abril, lo que obligó a a adaptar sin apenas margen de maniobra sus programas informáticos y a provisionar los fondos necesarios para sufragar el adelanto hasta su devolución posterior por parte de Hacienda, con el consiguiente quebranto de la tesorería, en particular para las estaciones de servicio pequeñas y medianas.

“Las gasolineras recuperamos al fin la normalidad; ha sido mucho más fácil suprimirlo que la implantación, que fue un jaleo para nosotros, y menos mal que no vamos a tener que aplicar la bonificación o suvención a los colectivos profesionales que se seguirán beneficiando de esta medida –básicamente transportistas, agricultores, ambulancias, taxistas y VTC– que se encargarán de tramitarlas directamente con Hacienda a través de sus asociaciones”.