Los gitanos en Jerez: raíces de una integración singular
En la clausura de la conmemoración de los 600 años de la llegada del pueblo gitano a España
Puede que para la mayor parte de la ciudadanía de Jerez, la integración de la etnia gitana en su sociedad se sienta como algo natural desde hace ya mucho tiempo, pero naturalmente, esto no ha sido siempre así, y la situación actual se debe entender como el resultado de un largo proceso que puede tener que ver con la forma en que se produce su asentamiento en los arrabales de la ciudad, documentado desde hace más de 200 años, aunque los libros señalan su llegada bastante antes.
Si viajamos dos siglos atrás, veremos que Jerez se encontraba conformada por un amplio centro histórico, circundado por la vieja muralla almohade, y un creciente extramuros con asentamientos -al este, San Miguel, y al oeste, Santiago- en los que residía la mayor parte de la población total: dos tercios.
Tan curiosa distribución hay que entenderla por la estructura socioeconómica de la ciudad, caracterizada por un latifundismo en poder de poderosos terratenientes, que encontrarían mano de obra numerosa, cercana y barata en esos barrios de extramuros. En la población de estos enclaves estaba muy presente la etnia gitana, que desarrollaba una diversidad de profesiones que, en un entorno eminentemente agrícola y ganadero, recibían la demanda de los grandes propietarios: temporeros en los campos, esquiladores, herradores o tratantes de ganado, entre otros.
Las crónicas cuentan que todo este proceso de asentamiento se produce de una forma nada traumática, en parte debido a la (interesada) protección de los terratenientes, que debieron salvar a los gitanos de las sucesivas persecuciones de que fueron objeto en el resto del Estado. Pero, sobre todo, se hace necesario subrayar una voluntad integradora que habrá que otorgar tanto a los ciudadanos de la etnia gitana como a los residentes autóctonos, reunidos ambos bajo el techo común de un estado de necesidad que debió de ser generador de lazos que rebasan los estrictamente familiares para configurar un espíritu comunitario. Es necesario recordar que la vida en esos barrios estaba marcada por la precariedad y por unas condiciones de vida que obligaban a la cercanía de unas familias -gitanas y no gitanas- que habitaban en apenas unos pocos metros dentro de patios de vecinos, espacios donde se compartían alegrías, penas y el hambre que se mata a golpe de fiesta, en reuniones de carácter coral.
Quizás ello ocurriera de forma especial en el barrio de Santiago que siempre ha sido mucho más pequeño en extensión que el de San Miguel. En apenas cuatro calles -Nueva, Cantarería, Sangre y Merced- se apiñaban centenares de familias. Esta población de Santiago se dedicó tradicionalmente a labores campesinas como braceros o temporeros agrícolas, por lo que, durante largas temporadas -las de la recolección de garbanzos, aceitunas o uva-, las familias, se veían obligadas a trasladarse a los campos donde se realizaban esas labores. Residían allí en las llamadas gañanías, donde se acentúan la cercanía y “la estrecha convivencia obligada en condiciones de vida a menudo infrahumanas”, como recogió Estela Zatania en su trabajo sobre las gañanías.
Todo lo anterior me lleva a pensar que, en las circunstancias de esa convivencia frente a la adversidad común que se han descrito, puede que se encuentren la raíces de una integración que, no sin dificultades, se ha consolidado con el paso de los años. Este encuentro entre dos pueblos, este mestizaje de culturas tuvo como consecuencia la creación de un sello flamenco que también es singular. Un arte que también ha podido ser factor de integración, pero ese análisis daría para uno o varios capítulos aparte.
Estas personales reflexiones provienen de la lectura de trabajos como Historia de Jerez de la Frontera, Diego Caro Cancela (coord.) (Diputación de Cádiz, 1999) y Flamencos de Gañanía (Ediciones Giralda, 2007), de Estela Zatania. Se encuentran recogidas en el libro Retrato flamenco de un tiempo (Universidad de Cádiz, 2021), con fotografías de Gutierrez&Tamayo y textos del autor.
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