Programación Guía completa del Gran Premio de Motociclismo en Jerez

Jerez

El hombre que soñó con un circuito

  • Recuerdo de los pioneros que, cada año, 'revolucionan' y proyectan a Jerez en el mundo Enrique Ysasi consiguió vender a Pacheco los beneficios de un autódromo para la ciudad

Esta es la historia de un empeño. Costó tela marinera, meses y meses de burocracia y sacrificios, reuniones y consultas, pero el final fue feliz. Aunque, hoy día, sus auténticos promotores sigan en el más absoluto de los olvidos. Cosa normal cuando la política se presenta de por medio.

Todo comenzó hace muchísimos años, casi en tiempos de la polka, cuando corrió por toda la ciudad la fiebre de las dos ruedas y el fuerte olor a aceite de ricino: Una legión de jóvenes entusiastas se alistaron al Motoclub de Jerez, una asociación que idearon en 1954 entre copa y copa en 'La Cepa de Oro' Francisco Pacheco, Pepe Torrent y José Gutiérrez Cauqui, tres tortas en esto de las motos; otros tantos se enrolaron en el Automóvil Club.

Desde 1956 la ciudad ya se pirraba por las carreras urbanas que se celebraban en la Avenida y La Constancia, donde se nos fue nuestro particular héroe Antonio Sánchez Garrido, el siempre recordado Peluqui . Llegó luego el I Trofeo Internacional de La Merced, en el polígono de El Portal, donde se tutearon mitos de las dos ruedas, desde Ángel Nieto o Benjamín Grau a los suecos Borge Jansson y Carlsson.

Mira por dónde que un año anterior a la desgracia, un 5 de marzo de 1962, Enrique Ysasi Ivison se dirige junto a su hijo Enrique en coche hasta Cádiz para solicitar permiso para la instalación de una concesionaria de Renault en la plaza del Mamelón de Jerez. Enrique padre pregunta: '¿Tú te ocuparías del negocio?' 'Sin problemas', le dijo. '¡Pero si sólo tienes 21 años!' 'Eso no es problema', reiteró el joven.

Desde entonces, Enrique Ysasi Marenco, ahora un hombre hecho y derecho de 73 años, pisó su acelerador a fondo y se aplicó en lo que más quería: el mundo del motor. Pasaron los años. Y con buen ojo, a principios de los ochenta, Enrique plantea la necesidad de contar con un equipamiento en Jerez que albergara las carreras de los 45 Renault 5 Copa que los franceses aportaban para competiciones nacionales en los antiguos circuitos de Calafat y el Jarama. Aquello resultaba muy caro. Andalucía no se beneficiaba y el dinero quedaba en Madrid o Barcelona. ¿Por qué no un circuito de velocidad en el sur de España?, se preguntó entonces. En marzo de 1981, Enrique Ysasi, un titulado de la Escuela de Comercio, a la sazón consejero delegado de la concesionaria Jedasa en Jerez, remite el primer informe al Ayuntamiento para "poner las bases" de un futuro circuito permanente que albergase carreras motociclistas y eventos internacionales.

Pero había un problema de por medio. Las instalaciones del polígono de El Portal resultaban muy peligrosas para los automóviles y carecían de las medidas de seguridad precisas. No servía. ¿Dónde, entonces, levantar un circuito de velocidad? Enrique tenía la solución muy cerca: Era su gran amigo Antonio Casado, otro apasionado del motor, que le lleva de la mano a los terrenos de su suegro Sixto de la Calle: Se trata de la finca 'Miryam de Los Garciagos', de 70 hectáreas y a tiro de piedra de la ciudad, que adquiere el Ayuntamiento por una cifra de 25 millones de pesetas.

Toda esta historia la tiene resumida Enrique en centenares de folios en las que se entremezclan las cartas cruzadas con el Ayuntamiento de Pacheco, infinidad de recortes de prensa e intercambio de correspondencia con otra 'alma' del circuito: Sandro Rocci Boccaleria, un ingeniero de caminos italiano de nacimiento pero español de nacionalidad adquirida, presidente de la Federación Española de Automovilismo y experto en el diseño de circuitos del complejo mundo del automóvil. Sandro, un hombre muy comprometido con la causa jerezana, presenta en octubre de 1981 el anteproyecto del circuito de velocidad.

Había que actuar con rapidez. Pacheco también pide agilidad desde la alcaldía. Córdoba o la Costa del Sol también tenían la idea entre manos y podrían adelantarse. Y si se adelantaban en lo económico, adiós a la idea. Finalmente, el proyecto (ya adaptado por Rocci a las normas de la actual FIA) de la primera fase de las obras es completado por la Junta de Andalucía (50 millones), Consejo Superior de Deportes (150) y el propio Ayuntamiento (100) hasta completar los 300: Un trazado de 4.218 metros, repartidos en 16 curvas y con una recta de meta de 600 metros.

A finales de 1985, el circuito estrena historia con una prueba puntuable para el Campeonato Nacional de Turismos. Cayeron chuzos de punta pero se confirmó que Andalucía estaba preparada para convertirse en la referencia del mundo de los deportes del motor.

Hagamos justicia: No olvidemos al alma anónima del motociclismo en Jerez, Francisco Pacheco Romero, que también 'dio calor' al alcalde con lo del circuito. "Esta puede ser la mejor publicidad de tu vida, para ti y para Jerez, le decía. Al principio, puso muchas pegas, pero después le pudo la ambición". Presidente del Motoclub Jerez, el hombre que sembró la ciudad de motos, bicicletas y velomotores, jamás vio reconocidos sus méritos. Y cuando el circuito ya rodaba solo e iba sobre ruedas, de Paco jamás se supo.

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