Jerez

Las alas de la guitarra

  • La Gala a Manolo Sanlúcar, bajo la dirección del guitarrista Juan Carlos Romero, homenajea a uno de los grandes referentes de la cultura andaluza contemporánea

El tocaor en un recital.

El tocaor en un recital. / Miguel Ángel González

La Consejería de Turismo, Cultura y Deporte ha organizado la gala de homenaje a Manolo Sanlúcar que se celebrará el 25 de abril en el Teatro Villamarta de Jerez de la Frontera, a las 20:30 horas. El acto, titulado Manolo Sanlúcar. El pesimismo de la razón. El optimismo de la voluntad, reunirá a artistas de la talla de Cristina Hoyos, Juan Carlos Romero, Rafael Riqueni, José Antonio Rodríguez, La Macanita, Eva Yerbabuena, Merche Esmeralda, David Carmona, Diego Carrasco, Pasión Vega, Carmen Linares, Farruquito, Pastora Galván, Jesús Méndez, Manuel Valencia, Tino Di Geraldo, Paquito González, Los Mellis, Naike Ponce, Borja Évora, Carmen Molina y la Orquesta Sinfónica de Triana dirigida Manuel Alejandro. La gala, coordinada por Juan Carlos Romero, combinará algunas de las composiciones más destacadas del repertorio de Sanlúcar con la declamación de textos escritos por el propio guitarrista a cargo del actor Antonio Dechent. Escucharemos, por tanto, OraciónNacenciaMaestranza, o la Canción de Andalucía, entre otras piezas firmadas por Sanlúcar.

Manolo Sanlúcar es una figura de la cultura en Andalucía. Era un músico, pero también un intelectual. Y un referente social. Aunaba ese difícil arte de llegar a la mayoría sin menoscabo del rigor. Era un músico, un artista, pero también un maestro, un investigador y un teórico del nacionalismo musical en su versión jonda. La actividad creativa e interpretativa de Sanlúcar se puede ver como una búsqueda que, partiendo de los elementos tradicionales del flamenco, se va cubriendo de ropaje instrumental y conceptual hasta alcanzar de nuevo la sencillez. De la guitarra desnuda de Mundo y formas de la guitarra flamenca, pasando por la orquesta de Aljibe o Medea – la última obra que interpretó en público, la noche de su retirada, el 27 de julio de 2013 en Nerja, junto a la Sinfónica Provincial de Málaga–, hasta la vuelta a la voz y la guitarra en Locura de brisa y trino (2000), sin duda la obra maestra de Sanlúcar, un intento de ampliar la armonía flamenca buscando en las tradiciones modales mediterráneas. Una obra compleja en la que su autor se hace más intelectual y también, extrañamente, más esencial. Su mensaje se fue depurando con el tiempo. Pasó del lirismo brillante al lirismo desnudo.

Su producción primera está marcada por una intensa calidez, por la búsqueda de la belleza a través del color armónico, a contracorriente de la disonancia característica de la guitarra de la época: Sanlúcar no tenía necesidad de demostrar nada, ni a nivel étnico ni geográfico. Lo suyo no fueron nunca sonidos negros porque su música desbordaba colorido, incluso en el desvaído blanco y negro de la televisión de la época, de la que era una presencia frecuente en programas como Rito y geografía del cante. Esta tendencia colorista culmina en Tauromagia (1988), considerado por muchos el mejor disco de guitarra flamenca de la historia. Contiene algunos de sus temas imperecederos: el épico Maestranza o el íntimo Oración, reflexión sobre la soledad del torero en la que miedo y arrojo se muestran como dos caras de una misma moneda, una de las grandes composiciones de su autor, subyugante por su trémolo poderoso, que podremos escuchar el próximo martes en el Teatro Villamarta de Jerez en una interpretación enriquecida por la presencia de Cristina Hoyos. La épica también está presente en su primera época con títulos populares como Caballo negro. Hay que destacar su vocación sinfónica, que le llevó a componer varias obras para guitarra y orquesta entre las que destaca la partitura para Medea (1984), compuesta para el Ballet Nacional de España, cuyo director actual también colaborará en la gala del Villamarta. Quizá aquí sí que se vio en una necesidad de demostrar, ante el mundo académico, la grandeza técnica y cultural de la música flamenca. El mundo académico siguió abstraído, en silencio, como lo hizo cuando Paco de Lucía grabó su personal visión del Concierto de Aranjuez del maestro Rodrigo. Por supuesto que la música de Sanlúcar, como la de Paco de Lucía, no necesitaban del marchamo de la academia cuando habían llegado al corazón de tantos y tantos seguidores, en todos los países, de todas las clases sociales. Sin duda que Paco de Lucía y Manolo Sanlúcar son los guitarristas más populares de España en toda su historia. ¿Por qué se vieron obligados entonces a buscar el beneplácito de la academia? No sé, quizá sean complejos de inferioridad de los flamencos. Totalmente injustificados a la vista de la calidad de sus creaciones, por supuesto. Y, entretanto, la academia sigue alejada de la realidad, como demuestra la última ley de universidades, y sus consabidas polémicas.

Manuel Muñoz Alcón (Sanlúcar de Barrameda, 1943) se inició siendo niño bajo el magisterio de su padre, Isidro Sanlúcar. En 1957 ingresó en la compañía de Pepe Marchena, realizando sus primeras grabaciones para La Paquera de Jerez y Pepe Pinto. Ha grabado también con la Niña de la Puebla, Chano Lobato, Enrique Montoya, María Vargas, Los Rocieros, Porrinas de Badajoz, Manuel Agujetas, Chaquetón, El Lebrijano, Rocío Jurado y Estrella Morente, entre otros. Llegó a hacer varios registros junto a la Niña de los Peines, que desafortunadamente se han perdido. Sanlúcar pasó por el bachillerato flamenco de los tablaos en el madrileño local de Las Brujas. Allí creó, junto a Merche Esmeralda, un monumento flamenco al baile por garrotín. Por supuesto que la bailaora sevillana no faltará a la cita del martes próximo. Después de dos primeros discos soberbios (1968 y 1970), graba, en tres volúmenes, su obra Mundo y formas de la guitarra flamenca (1971-1973), la más ambiciosa en la historia de la guitarra flamenca, puesto que se desarrolla en 36 toques para 19 estilos, interpretados por la guitarra en solitario. Con la rumba Caballo negro, incluida en su sexto LP, escuetamente titulado Sanlúcar (1974), llega a las listas de éxitos y a escenarios de mayores dimensiones. De esta manera, junto a Paco de Lucía y Serranito, logró la proeza de crear en España un público favorable a la guitarra solista. Discos posteriores son Y regresarte (1978), basado en la poesía de Miguel HernándezCandela (1980) o La voz del color (2008), entre otros hitos de una larga trayectoria discográfica. Murió el 27 de agosto de 2022.

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