Apagón de luz en Jerez: Hornillos, velas y desconcierto
La falta de suministro eléctrico rompe la normalidad en Jerez que colapsa los supermercados
El Ayuntamiento activa el plan de emergencias y la estación sufre el corte de sus servicios
Restablecido el suministro de agua en Jerez

Eran las 12.30 del mediodía y la luz se fue. Nadie pensó en aquel momento en que por espacio de unas horas, todo el país quedaría paralizado. Lo que en un principio se veía como el típico apagón rutinario, de esos que suceden cada cierto tiempo y que suele durar unos minutos, se convertiría en un auténtico problema para toda España. Muchos creyeron entonces que era producto de la fuerza del viento, que sopló con virulencia durante toda la jornada del lunes, o una revisión rutinaria de las que se hacen a menudo, pero no.
La inmediatez de las redes sociales pronto puso en jaque a todo el mundo, al comprobar que el apagón ya no era un simple problema local, sino que afectaba a todo el país e incluso a otras naciones como Portugal. Lo peor estaba por llegar, toda vez que la falta de suministro eléctrico ponía de manifiesto la dependencia que la sociedad actual tiene de este servicio. De pronto, los cajeros de los bancos y los móviles dejaron de funcionar, los establecimientos, de cualquier tipo, igual, y los empleados se vieron obligados a cerrar porque no podían cobrar.
Las escasas noticias que fueron llegando a partir de entonces se hablaban de un ciberataque y que el problema de falta de luz se iba a prolongar durante horas. La sicósis alertó seguidamente a los jerezanos que comenzaron a activar eso que llevan kit de supervivencia. Lo más cercano era el almuerzo. Si no había luz, ¿qué se iba a comer? Sobre todo los que tienen en sus cocinas placas eléctricas o de inducción para cocinar. Por eso, lo primero para muchos fue acercarse a las panaderías y llevarse pan y cualquier sustento que aplicar a este para plantear la comida. También los hubo que se 'refugiaron' en los asadores de pollos, que hicieron el agosto en apenas unas horas, o en las tiendas de bocadillos, en las que se formaron grandes colas en cuestión de minutos.
Otros, los más previsores, se acercaron a las tiendas de electrodomésticos para tratar de adquirir algún infiernillo portátil de gas, esos que se utilizan cuando uno se va de camping. Tal fue la fiebre que en muchas de estos establecimientos, y también en muchos bazares chinos, estos hornillos se agotaron por completo.
Los pequeños establecimientos se llenaron de gente y en apenas unas horas, muchos de ellos agotaron parte de su almacen de mercancías, especialmente de pan y chacinas. También se vendió mucha agua, ya que en muchas viviendas, los problemas con el bombeo, al contar estas con motores eléctricos, empezaron a generarse. Esta misma imagen se repitió en las grandes superficies, que no notaron la falta de suministro gracias a sus propios generadores.
Así, grandes cadenas como Carrefour, El Corte Inglés o Mercadona pudieron seguir abiertas, pudiendo cobrar tanto en efectivo como con tarjeta o móvil, y eso provocó grandes colas en éstos. Lo más habitual era ver a gente con carros llenos, especialmente con lotes y lotes de agua, además de fruta, latas de conservas y pan, que desapareció pronto de las vitrinas. Las velas, las pilas, además de las pocas linternas que había, también se agotaron, igual que las radios, sí los transistores de toda la vida, pues era la única manera de mantenerse informado.
Las tiendas de otros menesteres, llámese ropa, perfumerías y demás, decidieron echar el cierre, al igual que supermercados de menores dimensiones, aunque en algunos casos, como en los grandes centros comerciales de la ciudad, los propios empleados optaron por poner delante de los accesos cualquier tipo de utensilio, desde escaleras a cajas, para evitar que nadie accediera a los mismos, ya que era imposible cobrar, y lo peor en muchos casos, los trabajadores no podían contactar con sus responsables o propietarios, así que improvisaron sobre la marcha con esta opción.
Este hecho, la falta de comunicaciones provocó un auténtico caos en toda la ciudad, pues era imposible conversar por teléfono o vía mensaje con nadie. Es por ello que muchos centros educativos de la ciudad tuvieron que afrontar situaciones complicadas, optando la mayoría de ellos por habilitar el acceso a las familias por si querían recoger, por lo que pudiera pasar, antes a sus hijos. Ya bien entrada la tarde, la Junta comunicó a través de los propios centros la suspensión de cualquier actividad en horario vespertino ante la declaración de emergencia solicitada al gobierno por parte de la Junta.
El Ayuntamiento, por su parte, activó también el plan de emergencias y María José García-Pelayo, que hizo “un llamamiento a la prudencia y responsabilidad”, se reunió de urgencia con el CECOP para coordinar cualquier situación posible, centrándose especialmente “en los centros de mayores de la ciudad, y centros hospitalarios y de atención primaria”. Precisamente, en el Hospital de Jerez, la Junta puso en marcha, minutos después del apagón, el protocolo pertinente, pudiendo funcionar estos con normalidad gracias a los grupos electrógenos que poseen.
Hasta las ocho de esta tarde, no se habían producido incidencias reseñables por el gran apagón, a excepción de una actuación por parte de la Policía Local, que tuvo que ayudar a dos personas con movilidad reducida para poder acceder a sus viviendas. Por su parte, efectivos del Parque de Bomberos tuvieron que que rescatar a personas que se habían quedado atrapadas en el interior de ascensores cuando se produjo el corte en el sumimistro elétrico.
Los problemas llegaron también a las estaciones de trenes y autobuses. La primera se desalojó al filo de las dos menos cuarto por motivos de "seguridad", según informó el personal de ADIF a los viajeros. La actividad ferroviaria se suspendió por completo, provocando largas colas en los servicios de taxis y de autobuses. En estos, no obstante, también hubo problemas, ya que la gente que quería acceder a ellos, no podía adquirir los billetes al no funcionar las máquinas expendedoras de los mismos.
No se libraron del nerviosismo generalizado las gasolineras, por lo que en la mayoría de ellas se produjeron importantes colas para repostar, provocando situaciones de indignación entre los clientes.
Colapsos de tráfico
Aunque Jerez no llegó al colapso circulatorio que el apagón provocó en las grandes capitales españolas, la falta de semáforos sí que produjo determinadas situaciones comprometidas, especialmente en la clásica hora punta de salida de colegios y trabajo.
Las colas se repitieron en muchos puntos de la ciudad, si bien es cierto que el civismo y respeto de la mayoría de conductores se mantuvo, evitando así que no se produjeran situaciones más comprometidas.
Sí que se produjeron retenciones importantes en algunos accesos a la ciudad y sobre todo en la salida del Polígono El Portal, en la que muchos conductores tuvieron que esperar largas colas para salir de la zona.
El Aeropuerto
Sí pudo operar con relativa normalidad el Aeropuerto de Jerez puesto que la instalación se mantuvo con suministro eléctrico. Según apuntaron desde Aena, los aeropuertos disponen de sistemas redundantes que, en caso de corte eléctrico, permiten mantener el suministro en los sistemas críticos, mediante grupos electrógenos.
Esto permitió que en las primeras horas del apagón aterrizaron tre vuelos comerciales, uno procedente de Madrid, otro de Barcelona y un tercero desde la ciudad alemana de Düsseldorf. Las aeronaves pudieron regresar a estos destinos, aunque con retrasos de algo más de una hora en su salida desde Jerez.
Los lunes son, precisamente, los días de mayor tráfico comercial en la terminal jerezana. Para este 28 de abril había programados en torno a una decena de conexiones, entre ellas cuatro con ciudades alemanas. Las de la mañana, que fueron a primera hora, pudieron hacerlo sin contratiempos.
Normalización paulatina pero lenta
A partir de las cuatro y media de la tarde, el suministro de luz comenzó a volver en muchos hogares jerezanos. Lo hizo de forma escalonada y sin ningún criterio lógico, con lo cual se dio la circunstancia de que zonas como la calle Honda tenían luz y otras como Bizcocheros o Caracuel, no tenían. Lo curioso se dio en la calle Larga donde había luz por tramos. Así, desde el Sfera a la Plaza del Arenal había suministro, y en otras partes de la misma, en la farmacia, por ejemplo, no.
La fotografía se repetía pues en muchas zonas de la ciudad, es decir, con bares, establecimientos y tiendas cerradas y una imagen que por momentos nos recordó a tiempos pasados que mejor no recordar.
Sin embargo, bien entrada la noche todavía había muchas zonas de Jerez que no tenían suministro, especialmente en la zona norte de la ciudad que fue donde más tarde se restauró el servicio o zonas como Guadalcacín. No fue una situación cómoda, pues muchos vecinos mostraron su indignación ante la situación ocurrida, por lo que muchos pasaron las primeras horas de la noche entre velas.
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