"La hostelería del centro no puede ser el baño público de las zambombas en la calle"

Muchos hosteleros, sobre todo del casco histórico, aún se frotan las manos. En la semana del puente de diciembre hacen una caja que equivale a mes y medio de trabajo en condiciones normales, y eso que este año el tiempo no ha acompañado, señala el presidente de la Asociación Hostelería de Jerez, Alfredo Carrasco, quien pese a la satisfacción generalizada por el resultado económico del inicio de la temporada de zambombas, admite que "el centro no está preparado para una avalancha así de visitantes" y "hay muchas cosas que mejorar".

"La hostelería del centro no puede ser el baño público de las zambombas en la calle", desliza Carrasco, quien asegura que el sector "ha podido salvar, dentro de lo que cabe, el puente festivo que, afortunadamente, no ha sido tan lluvioso como se anunciaba".

El presidente de los hosteleros jerezanos diferencia entre los restaurantes que disponen de suficiente espacio interior y tenían reservas previas, a los que no afecta tanto el mal tiempo, y los bares que trabajan las terrazas y necesitan más rotación, si bien insiste en que, "en líneas generales, ha sido un buen puente para la hostelería, con unos días mejor que otros y con un último sábado desbordante".

Hostelería de Jerez sondeará en los próximos días a sus asociados para elaborar un informe sobre los aspectos que entienden que deben mejorarse, entre los que cita en primer lugar el problema de los aseos públicos en zambombas al aire libre por "las colas interminables y destrozos sufridos en los servicios de establecimientos próximos a las plazas en las que se autorizan este tipo de celebraciones por parte de asociaciones que carecen de locales acondicionados para este tipo de eventos".

"Hay que prepararse mejor para recibir a tanta gente", indica el responsable hostelero, quien se hace eco de las quejas de los asociados por "la escasa presencia policial y la ausencia de un plan específico como el que pueden tener otros eventos como el Mundial de Motos o la Semana Santa, cuando esto –las zambombas durante el puente de diciembre– es ya tres veces más".

En cuanto al debate sobre la conveniencia de preservar la zambomba tradicional frente a la invasión de zambombas-espectáculo con grupos contratados, Carrasco defiende la necesidad de buscar un equilibrio, toda vez que sostiene que "muchos de los visitantes no conocen las letras ni saben tocar las palmas o la pandereta, por lo que podemos pecar de puristas si nos empeñamos en que las zambombas sean como las de los patios de vecinos, que son imposibles de recrear".