"A cada idea genial de un iluminado, mayor desaguisado"

Antonio Gutiérrez, ex líder de CCOO, da en Jerez su visión de la crisis

P. I. / Jerez

23 de enero 2009 - 08:00

Antonio Gutiérrez diseñó en 1993, como secretario general de CCOO, la última huelga general que vivió este país. Fue durante la última gran crisis, con las tasas de paro disparadas y un gobierno socialista que aplicó las recetas que le demandaban los empresarios: flexibilidad, despidos más baratos, menos impuestos, salarios más bajos. Ayer, en el salón de la ONCE, organizado por el Ateneo de Jerez, Antonio Gutiérrez, cuyo único carné sigue siendo el de CCOO, se presentó como diputado y presidente de la comisión de Economía por ese mismo partido contra el que lanzó la huelga, el PSOE:“La diferencia entre entonces y ahora es q ue frente a una crisis posiblemente mucho más virulenta el Gobierno no acude a esas recetas y entiende que la fuerza del trabajo es imprescindible para la revitalización de la economía y que el recorte de prestaciones sociales no es la solución. No es el momento de rebajar los impuestos, sino de asegurar el nivel de renta y ambas cosas son compatibles”.

Gutiérrez, con la fuerza moral de haber sido el último en abrir la espita de la rebelión social, se ha convertido en un estandarte del PSOE para expliccar que ni ésta es la de crisis de entonces ni el Gobierno es el Gobierno de entonces:“Nadie piensa en el Ejecutivo que ahondar en la desigualdad social sea la solución”.

Pero el punto de partida del discurso de Gutiérrez se centra en la historia de la economía y en un hecho:“A cada idea genial de un iluminado, un mayor desaguisado”. Cada idea ‘genial’, según Gutiérrez, ha consistido a lo largo de la historia en buscar un mayor aumento de los márgenes de beneficio para unos pocos y que ese beneficio fuera cada vez más rápido. Así sucedió en los laboratorios económicos hace veinte años. “La idea de partida se ha ido sofisiticando y siempre ha acabado del mismo modo, con la diferencia de que el cataclismo ha sido cada vez mayor”. No tiene dudas el ex líder sindical de que la pulsión de la codicia y la euforia financiera tiene mucho que ver con lo que actualmente sucede, pero también afirma que no es la única razón. Que, en cierto modo, hay más complicidades.

Aunque se sacude la etiqueta de ex dirigente sindical (”los fantasmas sólo sirven para decir fantasmadas”), sí que empuja a las centrales a realizar un papel que “por historia les corresponde. Es en estos momentos en los que tienen un papel trascendental que seguramente jugarán”. Niega el aburguesamiento del que se acusa a las dos grandes centrales, CCOO y UGT, y se escuda en el crecimiento de afiliación: “Su representación, visto así, es muy superior al de los partidos políticos”.

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