El jerez en la Rusia del XIX

Un vino en la mesa de los zares

Presente en su gran literatura

Botellas de jerez, fechadas en 1775, en las bodegas de Masandra.
Botellas de jerez, fechadas en 1775, en las bodegas de Masandra.
José Luis Jiménez García

09 de diciembre 2024 - 04:27

En 2001, la casa de subastas londinense Sotheby´s vendió la botella de jerez más cara del mundo por la cantidad de 43.000 dólares.

La botella estaba fechada en 1775 y se hallaba en las bodegas de Masandra, en Crimea, -perteneciente al zar de Rusia Nicolás II- cuando fue tomada por los revolucionarios soviéticos, que extrañamente la conservaron hasta nuestros días. 

Esta botella formaba parte de la colección y estaba junto a otras de diferentes tipos de jerez que se guardaban en aquel famoso lugar. Algunas datan de 1841.

En la actualidad, “su precio se ha revalorizado en 52.000 dólares” , y es considerada una de las 10 botellas de vino más cara del mundo.

En Massandra, a orillas del mar Negro, reposan viejas e históricas botellas de jerez. En una bodega, cubiertas de polvo, y junto a un cartel escrito en cirílico. El texto indica ‘Jerez de la Frontera’.

Fue en 2001, con ocasión de la subasta en la firma Sotheby’s, cuando el Sherry 1775 se desveló como el jerez más antiguo y también el más caro. 

Esas botellas volvieron a la actualidad el 11 de septiembre de 2015, cuando Putin y Silvio Berlusconi visitaron la histórica bodega y de paso probaron este vino bicentenario, lo que provocó un gran revuelo en los medios informativos internacionales.

Una botella de jerez sobre el piano de Tchaikovsky en el film de Igor Talankin,  1969.
Una botella de jerez sobre el piano de Tchaikovsky en el film de Igor Talankin, 1969.

El abuelo de Nicolás II (1868-1918), Alejandro II (1818-1881) prefería el vino y el champán al vodka. El historiador Igor Zimin cita documentos que describen la mesa de la cena organizada para el baile en presencia del Emperador, el 7 de febrero de 1871. En total, había 458 botellas: 219 de champán, 173 de Château Lafitte, 8 de vino de Madeira, 11 de Sauternes, 9 de jerez, etc.

Por su parte, las bodegas Osborne aún conservan una bota de Solera India en la que se lee es una solera destinada a los embarques para el zar de Rusia, y el año 1889.

Bota en Osborne con el vino destinado al zar Nicolás II, 1889.
Bota en Osborne con el vino destinado al zar Nicolás II, 1889.

A pesar de todo ello, y en la segunda mitad del XIX hay constancia de la elaboración de imitaciones del jerez en Rusia. Así lo refleja en un artículo el periódico inglés The Spectator de fecha 14 de octubre de 1865: ‘The Sherry of the Crimea is a very tolerables brown sherry’.

Bodegas y comerciantes

Gracias al conservador del espléndido archivo de las bodegas Tradición, Manuel Marín Gil, hemos podido conocer un documento excepcional, una carta fechada en Cádiz el 19 de agosto de 1835. La misiva, firmada por Juan S. Shaw va dirigida al Sr. Don Rafael Rivero de la Herrán.

El texto dice lo siguiente:

‘Mi estimado amigo, deseo recibir próximas unas 50 botellas del vino más viejo y exquisito que se encuentre en esa, para remitir al Emperador de Rusia, y como se que en ninguna parte hay las soleras que se hallan en tu casa, te estimaré me digas si me las querrás facilitar, para mandarte las botellas vacías, y te agradeceré me des una idea, al mismo tiempo, del costo que tendrá. Repito que deseo tener todo lo que a tu entender puede ser lo más superior y añejo.

Aguardo tu contestación, tu afectísimo. 

Amigo, seguro servidor, Q. S. M. B’.

Carta dirigida a Rafael Rivero solicitando vino de sus bodegas para Nicolás I (Archivo bodegas Tradición).
Carta dirigida a Rafael Rivero solicitando vino de sus bodegas para Nicolás I (Archivo bodegas Tradición).

Decir que el emperador en aquel año era Nicolás I, que lo fue entre 1825 y 1855.

De la Fundación González Byass, su archivero, Jesús Anguita, nos informa sobre los hermanos Brocheton, eficientes distribuidores de los vinos esta bodega en Rusia a finales del XIX.

Los Brocheton en París, finales del XIX.
Los Brocheton en París, finales del XIX.

Leonardo Domingo Brocheton Muguruza, nacido en San Sebastián en 1828 y falleció en la misma ciudad en 1904, fue agente comercial de los vinos de González Byass en la Europa continental, especialmente para el mercado de Rusia. 

Relación comercial que se inicia con la bodega jerezana hacia 1851. 

Su hermano Agustín (Donostia,1822- París, 1905), colaboraría con él en la difusión de los vinos desde sus oficinas parisinas de la Rue de Berlín, 32. 

En Moscú a mediados del XIX existían varias tiendas de vinos con prestigio entre los miembros de las clases altas de la ciudad.

Lista de precios, incluido el jerez, de la vinoteca Depret en Moscú, finales del XIX.
Lista de precios, incluido el jerez, de la vinoteca Depret en Moscú, finales del XIX.

La mas famosa era las de la familia Depret, regentada primero por Philippe Joseph Depret (1789-1858), y, posteriormente, por su hijo François Camille Depret (Moscú,1829-1892), es mencionada por Tolstoy en su novela Anna Karenina (1878): ‘...sherry had been procured from Depre and not for Levy’...

El mismo vino que el conde Vrosnky, amante de Anna, pide al camarero en el club de oficiales donde almuerza: ‘‘Waiter, sherry’’, said Vronsky.

Este local se abrió en 1833, en el número 8 de la calle Petrovka.

Los grandes escritores

Como hemos visto, para que el vino de Jerez alcanzara el prestigio que consiguió en la Rusia zarista de mitad del XIX hasta los años `10 del siglo XX, y que se viera realzado en las obras de los grandes escritores de ese periodo hubo que primero que distribuirlo y después venderlo.

Recopilación de los mejores relatos cortos de Dostoyevsky.
Recopilación de los mejores relatos cortos de Dostoyevsky.

Hasta al mismo Tchaykovsky se muestra bebiendo jerez en el film soviético que lleva su nombre, de Igor Talankin....

Los más destacados escritores rusos incluyeron en la trama de sus historias de ficción la mención al jerez como elemento para definir a un personaje o describir el ambiente donde estos se desenvolvían.

Escena del film soviético 'Pieza inconclusa para piano mecánico', 1977.
Escena del film soviético 'Pieza inconclusa para piano mecánico', 1977.

Desde Iván Turgueniev (1818-1883) hasta Fiódor Dostoyevsky (1821-1881), pasando por León Tolstoy (1828-1910) y Antón Chéjov (1860-1904), todos ellos harán mención al jerez en varias de sus creaciones literarias, mostrando con ellos los usos, costumbres y moda de su consumo en la sociedad que les tocó vivir, época que coincide con el apogeo del comercio del jerez.

León Tolstoi ante su escritorio de Yásnaia Poliana.
León Tolstoi ante su escritorio de Yásnaia Poliana.

Por cuestión de espacio nos centraremos en Chéjov, ya que fue el que más recurrió al jerez en su teatro, novelas y cuentos.

En una de sus obras más emblemáticas, La gaviota (1895), Sorín le replica al doctor Dorn: ‘...como yo lo que quiero es vivir...bebo jerez durante la comida y fumo puros...y punto concluido’.

Iván Turgueniev.
Iván Turgueniev.

Del teatro pasamos a su novela Un drama de caza (1884). En ella Urbenin, al llegar a casa del conde, y para celebrar su próximo enlace con su prometida Olenka, le ofrecen un jerez: ‘Bueno, entonces va a beber esta copa de jerez por su felicidad’.

Pero rastreando en su amplia producción de relatos cortos podemos seguir la pista al jerez entre los escritos entre 1883 y 1900.

Antón Chejov.
Antón Chejov.

En El gordo y el flaco (1883) describe al obeso personaje por su olor a jerez y a colonia de azahar. 

Será en la cantina de una alejada y pequeña estación de tren, donde transcurre En el barranco (1900), en la que Anisin y su acompañante no tendrán más remedio que beber un jerez de poca calidad.

No olvidemos que Chéjov era médico, por eso algunos de sus caracteres de ficción ejercerán esa profesión, como en Una triste historia (1889), en la que Nikolai Stepanovich contempla con desencanto la actitud de la familia ante su ascenso social. ‘Tampoco puedo soportar las botellas de Laffite, oporto y jerez, que solo se ponen sobre la mesa para que los demás puedan ver con sus propios ojos que nadamos en la abundancia y el lujo’.

En el film Nicolás y Alejandra (1971), Nicolás II ofrece jerez a Kérenski.
En el film Nicolás y Alejandra (1971), Nicolás II ofrece jerez a Kérenski.

Desde otro punto de vista, Chéjov nos presenta al petulante y hosco Bugrov, de Mercancía viva (1882), impregnando a su mujer, Liza, con su aliento; ‘Suspiró y envolvió a su mujer en vapores de jerez’.

Brian Dénnehy, como Sorin, en la versión al cine de La gaviota (2018).
Brian Dénnehy, como Sorin, en la versión al cine de La gaviota (2018).

Viajeros rusos

Atraídos por la fama que España, concretamente Andalucía, había adquirido a mediados del siglo XIX, y por la fama de los vinos de Jerez, algunos ilustres viajeros rusos hicieron parada en nuestra ciudad.

Dos de ellos, con una diferencia de dos años, uno en 1845 y el otro en 1847, coincidieron en visitar Jerez en el mes de septiembre.

El escritor, traductor, periodista, crítico literario y musical, hispanista y viajero ruso Vasili Petróvich Botkin (1811-1869), publicaría en la prensa de su país Cartas sobre España (1847-1849).

Portada del libro de Botkin, Cartas sobre España, 1845.
Portada del libro de Botkin, Cartas sobre España, 1845.

Traía carta de presentación para el bodeguero escocés Mr. Gordon: ‘...destino al que me dirigí con el atractivo deseo de probar su célebre vino en origen’.

Para ello cruzó la bahía desde Cádiz a El Puerto de Santa María, y de allí a Jerez.

En las bodegas saboreó los mejores vinos, desde el ligero y seco amontillado al dulce pajarete, concluyendo con ‘jerez de 60 años que había dado dos veces la vuelta al mundo’.

Etiqueta de jerez imitación que se elaboraba en la URSS.
Etiqueta de jerez imitación que se elaboraba en la URSS.

A pesar de apreciarlos, a Botkin les resultó tan poco agradables a su gusto como el de las bodegas de ‘Depret y Rahoul’.

La traducción al castellano, publicada por Miraguano Ediciones en 2012, estuvo a cargo de Ángel Luis Encinas Moral, de la cual organicé su presentación en Jerez el 19 de octubre de ese mismo año.

El conde Anatole Démidoff (1813-1870), también príncipe de San Donato, dedicará gran parte del capítulo XXII (tomo I), de su libro de viaje Étapes maritimes sur les cótes d´Espagne, de la Catalogne a l´Andalousie (1858), a describir la Cartuja, que a pesar de su estado lamentable conserva su belleza, las bodegas, y las especiales atenciones de M. John David Gordon, vicecónsul de Inglaterra.

Al igual que Botkin, hace mención a los vinos mareados: ‘...depuis celui qui ayant accompliin voyage dans l´Inde est méle ay retour avec des vins qui ont vieilli sur place et c´est lá la qualité plus disntigiee - jusq´aux vins de diverse crus et de dates diverse (...desde el que ha realizado un viaje a la India se mezcla a su regreso con vinos que han envejecido in situ y ésta es la calidad más distinguida, hasta los vinos de varias añadas y diferentes fechas...)

Presta atención a las iglesias, al Ayuntamiento, al hospital de la Merced, y a calles de la ciudad.

Esta obra no se ha traducido aún al castellano.

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