Un jerezano en Las Vegas

Cristian Corbacho, ex vecino de Cuartillos, reside actualmente en Las Vegas donde trabaja con su propia empresa en el sector turístico

Jerezanos confinados más allá de la frontera

El número de jerezanos que deciden marcharse al extranjero sigue creciendo

Cristian Corbacho, vecino de Cuartillos, señalando Hotel Bellagio de Las Vegas.
Cristian Corbacho, vecino de Cuartillos, señalando Hotel Bellagio de Las Vegas.
María Luisa Parra

07 de enero 2023 - 19:56

Durante la crisis, el número de jerezanos que migraron al extranjero aumentó en más de un 40%. Lejos de disminuir, ese dato continuó aumentando año tras año. El 1 de enero de 2017, 4.288 jerezanos vivían fuera de su ciudad natal. En ese contexto Cristian Corbacho (Jerez, 1991), ex vecino de Cuartillos que en la actualidad reside en Las Vegas, se marchó de la barriada y comenzó su periplo por diferentes países hasta asentarse en Las Vegas.

A los 21 años comenzó a viajar y se enamoró de la isla de Puerto Rico. En su segundo viaje decide quedarse allí donde hizo amistades y contrajo matrimonio. Luego, las cosas se complicaron en la calle de la zona en la cual vivía y se trasladó con su entonces esposa a Nueva York donde vivió durante un año. Se desplazaron a Las Vegas por trabajo y les pareció mejor permanecer allí. "Es una ciudad joven, está creciendo y había mucho trabajo relacionado con el turismo". Volvieron a la Gran Manzana a por sus cosas y atravesaron Estados Unidos en coche durante tres días y medio. "No es la ruta 66, pero fue una excusa para recorrer el país", admite. De eso hace siete años y medio.

Una vez instalado en la ciudad más grande de Nevada, conoció a quienes hoy día considera como su familia en suelo norteamericano y socios en su negocio Explora las Vegas. Comenzó con recogida y desplazamientos de clientes del aeropuerto y 'tours' al Gran Cañón, siempre enfocado al turismo de habla hispana, "el americano ya estaba bastante explotado". Ya se dedicaba a ello en España, cerca del Aeropuerto de Jerez realizó un curso de turismo ecuestre. De pequeño quería hacer algo relacionado con la música o con la naturaleza y los animales. A los 16 años abandonó los estudios y su madre se encargó de buscarle ocupación. Ahí aprendió a "bregar" con gente. "Mi madre era peluquera y yo ya tenía ese don de gentes de España". "En general, no quieren trabajar para nadie. Te dan muchas facilidades y la posibilidad de montar un negocio en 24 horas; y luego, a volar".

Al principio trabajaba con grandes grupos de personas en autobús, algo totalmente diferente a lo que hace en la actualidad: grupos pequeños, incluso parejas y un trato más personalizado. "Fue un éxito. Trabajo para mí. Te lo tomas en serio y tal, pero haces amigos. Conozco a gente de Islas Galápagos, Nueva Zelanda, gracias a mi trabajo. También es cierto que en ocasiones, hacemos 'tours' de hasta doce horas, por eso te tiene que gustar". Al trabajar en el sector turístico, las fiestas son fechas en las que hay más viajes, de modo que se marcha de vacaciones los meses de noviembre, enero y febrero, "al contrario que el resto del mundo".

Sus vecinos de ambos lados no hablan ni una palabra de español, a diferencia de Costa Rica la gente es menos sociable y abierta. A Cristian le llama especialmente la atención que en cuanto los jóvenes cumplen la mayoría de edad -a los 18 o a los 21 años, dependiendo del estado-, sus padres ya quieren que se marchen de casa "y que produzcan". "Es muy diferente a España. Mi madre, por ejemplo, no quería que me viniera".

Confirma que, especialmente los españoles afirman que en Estados Unidos se come muy mal. "Es verdad, hay mucho 'fast food'. estamos en el país que creó el Mc'Donalds, el Burger King... La gente aquí no se cuida mucho. Por algo tenemos los índices de obesidad más altos. Los seguros médicos se frotan las manos. Enfermar aquí sale caro". Aunque no es su caso, ya que el jerezano lleva una vida sana y practica deporte.

El jueves último de noviembre celebran el Día de Acción de Gracias. El 24 y el 31 de diciembre también congregan a las familias, se comparte, se cena. En su caso, lo celebra con otro español, Juan de Ronda "es como mi hermano mayor aquí. En esos momentos sí se extraña un poco la familia", reconoce. No olvida lo que le dijo su madre: "Si te va mal, sabes cuál es el camino a casa, aquí tienes tu techo, me dijo. Es bueno que te aseguren eso por si algo sale mal, aunque por ahora todo está bien".

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