Un jerezano en las guerras del Rif
El historiador Antonio Sevilla Gómez presenta su investigación sobre el comandante de Infantería Francisco López de Roda Zuleta (1893-1926), que desapareció en Ait Kámara, cerca de Alhucemas
El doctor en historia Antonio Sevilla Gómez ha realizado un trabajo de investigación sobre la figura del militar jerezano Francisco López de Roda Zuleta (1893-1926), comandante de Infantería y medalla militar individual hijo del teniente de navío oriundo de Galicia Severo López de Roda García del Tato y Josefa Zuleta Sopranis, dama emparentada con la aristocracia jerezana.
Este militar, por el que Antonio Sevilla se interesa a raiz de la amistad con su hermana Emilia, ingresa a los 15 años como alumno en la Academia de Infantería de Toledo donde, una vez promovido a teniente, fue destinado en 1914 a Ceuta y de aquí pasó a Tetuán, donde comienza un atareado periplo por las tierras del Rif. En 1916 está de guarnición en Madrid como habilitado de su regimiento. Es el único cargo burocrático que se le conoce dentro de su carrera militar y ese mismo año se le concede la cruz de primera clase con distintivo rojo por los méritos contraídos en las operaciones y servicios en la zona de Tetuán.
A primeros de 1917, otra vez en Marruecos, participa en acciones con columnas volantes, toma de posiciones y otros hechos bélicos hasta el día 2 de abril, que se le destina a Madrid. A partir de ahí se abre un paréntesis hasta 1921 con destinos en Madrid, Seo de Urgel, La Línea y Jerez y en 1918 es ascendido a capitán. En este período desempeña diferentes tareas como la de salir con su unidad por las calles de Madrid el 13 de agosto de 1917 durante la huelga revolucionaria de este día y ejercer de profesor de la academia de sargentos. En este mismo año es condecorado con la medalla mayor de Marruecos con el pasador de Tetuán.
Una orden telegráfica urgente de 8 de octubre de 1921 del general gobernador militar del Campo de Gibraltar le manda a Melilla para formar parte del cuadro eventual del batallón expedicionario de su regimiento. El 5 de noviembre fue destinado a la legión. Según Antonio Sevilla, "esta urgencia y este cambio brusco de destino es el reflejo de la situación de inestabilidad de las fuerzas españolas en Marruecos tras el desastre de Annual".
En este sentido, el historiador recuerda que "en este panorama de derrota y desorganización, Francisco López de Roda Zuleta, que podría haber llevado una vida muelle en su Jerez natal por la acomodada posición de su familia, se ve envuelto en la vorágine de una guerra de guerrillas frente a las belicosas cábilas que dominan el Rif. López de Roda, ajeno a las disputas y adversas opiniones de los políticos con respecto a la intervención africana se limita, como buen militar, a cumplir las órdenes de sus jefes, entre otros los tenientes coroneles Francisco Franco y Millán Astray, y está siempre con sus legionarios en los lugares de más peligro, que en aquellos momentos era todo el territorio donde operaban las tropas españolas".
Trasladado en barco de Melilla a Ceuta y protegiendo la conducción de un convoy a Gozgnes que se hallaba sitiado por el enemigo, en un combate ssotenido el 2 de septiembre de 1924, resultó desaparecido.
Según el historiador, "en realidad había sido hecho prisionero, según hizo saber el propio interesado mediante una carta que, no sabemos cómo, llegó a manos de las autoridades españolas. La derrota de Abd el Krim, tras el desembarco de Alhucemas el 8 de septiembre de 1925, se celebró de forma eufórica, pero la totalidad del territorio no quedó pacificado, como la cábila de Ait Kámara, donde se encontraba cautivo López de Roda".
Mientras el capitán languidece en su cautiverio, el 18 de diciembre de 1925 fue recompensado con la cruz de primera clase del mérito militar con distintivo rojo por su comportamiento en Marruecos y el 31 de julio de 1926 se le asciende por mérito de guerra a comandante, cuando llevaba ya más de un mes fallecido. Aunque las autoridades militares no saben a ciencia cierta donde ocurrió el óbito, como fecha del deceso se da el 20 de junio de 1926.
Según Antonio Sevilla, "la noticia de su muerte tuvo un gran impacto en la sociedad jerezana". Emilia López de Roda explica que la muerte de su hermano se debió a una enfermedad infecciosa que pudo ser el tifus o la disentería y los intentos de repatriar el cadáver resultaron estériles. Antonio Sevilla explica que "las autoridades alegaban el peligro que supondría para la salud pública y otras veces decían que el estado de los restos mortales del comandante no aconsejaban su traslado, aunque lo más seguro es que nadie sabía donde yacía el cuerpo, como lo confirma el lugar del fallecimiento oficialmente asignado: África".
Su entonces inmediato superior en el tercio, Francisco Franco, dijo de él que "es un excelente y valeroso capitán que une a su espíritu militar gran decisión en la campaña". Pero según Antonio Sevilla, "quizás su principal mérito fue el desvelo el desvelo y el cuidado que siempre le mereció la vida de sus soldados, como demuestran los partes militares en los que se hace constar las pocas bajas causadas por el enemigo, pese a la dureza de los combates, y las peligrosas descubiertas realizadas bajo su mando para recoger a los heridos y rescatar a los cercados".
Al no existir una bibliografía sobre Francisco López de Roda Zuleta, Antonio Sevilla ha consultado fuentes como el archivo diocesano, el archivo general militar de Segovia, diarios oficiales del Ministerio de la Guerra de 1925 y 1926, 'Historia de las campañas de Marruecos', del Servicio Histórico Militar de Madrid, Galería Militar Contemporánea, del mismo servicio, e información oral de Emilia López de Roda Zuleta.
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