Juicio a Diego ‘El Cigala’ en Jerez: “Nunca le he puesto una mano encima a una mujer”

Este jueves se ha celebrado en el Juzgado de lo Penal número 3 de Jerez la vista oral por malos tratos a su expareja

La denunciante ratifica las agresiones y los insultos: "No denuncié antes por vergüenza"

Así fue la salida de Diego 'El Cigala' de la sede judicial de Jerez tras la vista oral por malos tratos

Diego 'El Cigala', saliendo de la sede judicial de la avenida Alcalde Álvaro Domecq al finalizar el juicio por malos tratos.
Diego 'El Cigala', saliendo de la sede judicial de la avenida Alcalde Álvaro Domecq al finalizar el juicio por malos tratos. / Manuel Aranda

El cantante Ramón Jiménez Salazar, conocido como Diego ‘El Cigala’, ha sido juzgado este jueves en Jerez por los delitos de violencia habitual y maltrato denunciados por su expareja. La vista oral se ha desarrollado en el Juzgado de lo Penal número 3 de Jerez durante unas seis horas y el caso ya ha quedado visto para sentencia.

En la vista oral, la expareja,  Dolores Ruiz Méndez, conocida como Kina Méndez, ratificó las agresiones e insultos que denunció tanto en la Comisaría de la Policía Nacional en Jerez como durante las diligencias realizadas por el Juzgado de Violencia contra la Mujer de Jerez. Mientras, el acusado negó todos los hechos y atribuyó la denuncia a los “celos” de su expareja.

El cantaor fue detenido en un hotel de Madrid en junio de 2021, después de que su expareja le denunciara en la Comisaría de Jerez. La convivencia entre ambos había concluido unos meses antes. 

La Fiscalía ha mantenido su petición de una pena de cinco años de prisión por los delitos de violencia habitual y otros cuatro delitos de maltrato de obra. Mientras, la expareja reclama una condena de seis años y ocho meses al reclamar que se le aplique el agravante de parentesco.

La relación sentimental entre ambos, en la que tuvieron dos hijos, se inició en 2014 y concluyó a finales de 2020. A preguntas de la Fiscalía, el artista describió una relación con dos años iniciales “muy bonitos” y el resto “un infierno” . Ramón Salazar negó que durante la relación insultara, amenazará, golpeara o la echara de la vivienda en la que vivían en Punta Cana (República Dominicana). Así, apuntó que los problemas de la pareja se empezaron a producir ya que ella quería “venirse a vivir a Jerez” mientras que él tenía que seguir en el país centroamericano por su carrera musical. Sí indicó que hubo numerosas discusiones durante su relación, aunque nunca sin llegar a golpearle. “Nunca le he puesto una mano encima a una mujer”, subrayó. 

Asimismo, atribuyó la denuncia a los “celos” de su expareja cuando le vio por televisión con otra mujer. En fase de instrucción, el artista habló también de una presunta intención económica. Sobre esta pretensión, y a preguntas de su defensa, el acusado señaló que en los meses previos se estuvo negociando el acuerdo para la manutención de los hijos. El cantante indicó que, aunque su expareja no tenía independencia económica, nunca fiscalizó los gastos que realizaba.

La declaración de la expareja

Mientras tanto, la expareja ratificó las agresiones e insultos que ya denunció en sede policial y judicial. Así habló de varias presuntas agresiones (mencionó cuatro episodios), entre ellos una “bofetada” en una habitación de un hotel en Jerez y otra en el Aeropuerto de Punta Cana donde le “cogió del brazo” de manera agresiva, aunque en este caso afirmó que el hecho no fue a mayores por la intermediación de otras personas que estaban con ellos. Ahora bien, la agresión de más calado se produjo, según lo declarado durante la instrucción en la vista oral, en un hotel de Barcelona tras un concierto. La víctima asegura que le “empujó, la tiró al suelo y le dio una patada”. También hizo mención de un episodio a la salida de una discoteca de Jerez donde, presuntamente, el acusado propinó patadas al coche de la madre de la víctima. Y, además, relató que en una ocasión le “cogió por el cuello” cuando le recriminó que estuviera consumiendo drogas en casa, extremo que previamente había sido negado por el acusado. 

Durante su declaración, Kina Méndez explicó que, a pesar de las heridas supuestamente infligidas en esta agresión, nunca fue al médico porque quería arreglar las cosas con él, de quien dijo que siempre “estuvo muy enamorada”. Previamente, indicó que no denunció antes “por vergüenza”. “Hasta estar aquí me da vergüenza”, añadió en referencia a su declaración durante la vista oral. 

La expareja de 'El Cigala', tras salir de declarar en el juicio.
La expareja de 'El Cigala', tras salir de declarar en el juicio. / Manuel Aranda

En cuanto a los insultos, afirmó que en numerosas ocasiones le profirió calificativos despectivos, algunos de ellos delante de otras personas. Y acto seguido, indicó: “Nunca he querido denunciarlo, yo dejé toda mi carrera por él [...]. Yo quería tener una relación cordial con él y que él se curara”.

La denunciante también incidió en la dependencia económica que tenía hacia su expareja puesto que “no quería que yo trabajara”. Así describió su relación señalando: “Yo era la limpiadora, la cocinera… , yo era de todo menos una compañera”. “Yo era un cubo de basura porque tenía la culpa de todo”, sentenció.

Las conclusiones de las partes

En el momento de las conclusiones, la Fiscalía ratificó las acusaciones contra el cantaor basándolas fundamentalmente en la declaración de la expareja. En este sentido, incidió en la "persistencia" y "credibilidad" de las afirmaciones realizadas por la denunciante durante todo el procedimiento, corroboradas por lo apuntado por dos de sus familiares que vieron la presunta actitud maltratadora por parte del acusado.

El Cigala, tras salir del Juzgado, montándose en un coche.
El Cigala, tras salir del Juzgado, montándose en un coche. / Manuel Aranda

Por su parte la acusación particular también solicitó la condena ya que aseguró que la expareja de 'El Cigala' "ha vivido en una agresión y tensión permanente" durante el tiempo que duró la relación sentimental. Cuestionó, además los informes periciales realizados por dos médicos-forenses del Instituto de Medicina Legal para esta causa, que determinaron que no habían apreciado indicios de violencia de género. En este sentido, cuestionó sus conclusiones alegando que durante su elaboración no se cumplieron con los "protocolos" que la Justicia aplica para casos de violencia de género puesto que, entre otras carencias, la entrevista que se le hizo al acusado no fue de manera presencial, sino a través de videollamada al encontrarse fuera del país en ese momento.

Finalmente, la defensa del cantaor solicitó la absolución señalando: "Diego no es un santo, pero tampoco es un maltratador". Para corroborar esta afirmación, acusó a la expareja de su cliente de haber presentado una denuncia "espúrea, torticera y por puro interés económico". Incidió en la tesis de que acudió a la Comisaría de la Policía Nacional para presionar en alcanzar un acuerdo económico tras la separación y incidió en el informe pericial que "no aprecia indicios de maltrato y rechaza que haya patologías psicológicas" en la denunciante.

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