La jornada de ayer supuso una oleada récord del fenómeno de la inmigración, después de unos meses de junio y julio en los que apenas medio millar de personas llegaron procedentes del norte de África en busca de un futuro mejor en Europa. Cifras que entonces contrastaban con los 39.000 de 2006, cuando el Campo de Gibraltar ya estaba acostumbrado a este triste y arriesgado fenómeno que no deja de impresionar. Una vez llegados a España, el Cuerpo Nacional de Policía realiza una labor discreta para identificar las organizaciones criminales de tráfico de personas y trata de seres humanos.

Desarrolla una labor poco conocida, que consiste en dar cobertura policial de carácter asistencial a los inmigrantes que llegan a las costas. Colaboran con la Cruz Roja en la asistencia humanitaria, dándoles cobijo provisional, asistencia médica, psicológica y de cumplimiento de la regulación en materia de extranjería.

En unos casos, la aplicación de la legislación culmina con la devolución del inmigrante a su país de origen y, en otros, con la acogida en España de inmigrantes que a su llegada solicitan protección internacional o bien colaboran con la Policía en la desarticulación de las mafias que trafican con personas o que llevan a cabo la explotación laboral o sexual de mujeres y niños.

Los servicios de inteligencia del Cuerpo Nacional de Policía en materia de inmigración, que se integran en las brigadas de Extranjería y Fronteras, dependientes de la Comisaría General de Extranjería y Fronteras, inician investigaciones con el apoyo del Centro de Inteligencia y Análisis de Riesgos para la desarticulación de estas mafias que no dudan en jugar con las ilusiones, las esperanzas y la vida de los inmigrantes, que sueñan con alcanzar el continente europeo, y mejorar sus expectativas de vida.

Para ello, cuenta con personal especialmente formado en la realización de entrevistas a los inmigrantes, con profundos conocimientos en la situación de los países de origen, en el tránsito de los inmigrantes y en la aplicación de los protocolos de víctimas de trata de seres humanos. Con la puesta en marcha de este protocolo se creó un servicio de atención a las víctimas de trata que es atendido por el Cuerpo Nacional de Policía, las 24 horas del día los 365 días del año en el teléfono 900 10 50 90.

De dichas entrevistas se extraen testimonios de vital importancia a la hora de poder realizar una incriminación de los llamados pateristas, que son miembros de las organizaciones criminales que manejan la embarcación y que a su vez aleccionan a los inmigrantes bajo amenazas y coacciones para que, en caso de ser interceptados por los servicios de rescate, no colaboren con la Policía Nacional dando ningún tipo de información sobre la organización que les ha embarcado, ni las rutas utilizadas ni los lugares donde les han albergado de forma previa al embarque.

Estas entrevistas, por ejemplo, permitieron que dos argelinos de 33 y 37 años estén en prisión a la espera de juicio en Cartagena por ser miembros de una organización de tráfico de personas. Para ello, fue decisivo el testimonio de los propios inmigrantes que, una vez superado el miedo inicial a declarar, identificaron a los dos pateristas. La Policía Nacional lo reflejó en las diligencias, circunstancia que determinó que ambos se enfrenten en breve a una condena de cárcel por 13 delitos contra los derechos de los ciudadanos extranjeros.

En la costa gaditana, la inmigración suele utilizar embarcaciones de juguete, llamadas popularmente toys, que los propios inmigrantes compran y en las que temerariamente se embarcan con la intención de cruzar el Estrecho hasta la costa española. Sin embargo, el Cuerpo Nacional de Policía indica que la llegada a España no la realizan casi nunca a bordo de las barcas de juguete. Las organizaciones suelen proveerles de los medios necesarios hasta llegar a las playas del norte de África desde las que parten, también les da un teléfono móvil y les alecciona para que a mitad de trayecto realicen llamadas de socorro a los servicios de rescate y poder llegar de forma segura a territorio europeo.

En otras ocasiones, son barcos mercantes que navegan por el Estrecho de Gibraltar los que realizan la llamada a los servicios de salvamento, como sucedió con la patera rescatada por Salvamento Marítimo y conducida a Tarifa el 5 de agosto, con 11 inmigrantes a bordo, 10 varones y 1 mujer.

Otro ejemplo reciente ocurrió en Algeciras. Tras realizar entrevistas a los inmigrantes después de una arribada , se procedió a la detención de un ciudadano natural de Burkina Faso, acusado de un delito contra los derechos de los ciudadanos, al introducir una patera el 12 de junio en territorio español.

Desde el Cuerpo Nacional de Policía consideran que la presencia habitual de mujeres y niños tampoco es casual, ya que las organizaciones criminales se aseguran así una rápida intervención de los servicios de salvamento, y el éxito frente a los inmigrantes de que la llegada a España está asegurada, de un modo u otro.

En los Centros de Internamiento de Extranjeros se quedan bajo la responsabilidad del Cuerpo Nacional de Policía. Una vez resuelto el expediente tramitado, son trasladados en vuelos fletados, en líneas regulares de barco o avión a sus países de origen.

La colaboración internacional también es importante en estos casos. Los agentes colaboran con Marruecos, en equipos conjuntos con Mauritania, acuerdos con Argelia y próximamente con Nigeria, para un fenómeno complejo en el que trabajan instituciones gubernamentales y no gubernamentales.

Desde la recepción, el Cuerpo Nacional de Policía se encuentra presente, a veces realizando labores visibles, como a la llegada a la costa, y en otras ocasiones necesariamente invisible y discreta para la investigación, desarticulación y puesta a disposición judicial de los explotadores de los inmigrantes.