Lela Soto, la pervivencia y continuidad del linaje de los Sordera

Lela Soto.
Lela Soto.
Fermín Lobatón

15 de noviembre 2025 - 05:06

La saga de los Sordera es de las más señeras del Barrio de Santiago y, posiblemente, una de las más fácilmente rastreables en el tiempo. Hunde sus raíces en el siglo XIX y se remonta hasta el legendario Paco la Luz (Francisco Valencia Soto, 1854-1920). Pero es Manuel Soto Monge, ‘Sordera de Jerez’ (1927-2001), el primero en incorporar el remoquete que actualmente nombra el linaje. La descendencia de este patriarca ha sido abundante y de fecunda creatividad: sus hijos Enrique, última Copa Jerez del Cante, el añorado Manuel ‘Bo’, inimitable palmero y jaleador, Joselito, creador inquieto, cofundador del grupo Ketama y, especialmente, Vicente ‘Sordera’, reconocido cantaor de largo recorrido profesional y discográfico.

Vicente es el padre de Lela Soto (32 años), la cantaora que en la actualidad representa la continuidad de la dinastía y que, curiosamente, constituye el primer caso de profesionalización de una mujer en esta saga. Para ella, “venir de esta casa cantaora, que ha llevado el cante de Jerez y de Santiago por bandera, es un gran privilegio y un orgullo. Además —añade— se han preocupado por inculcarme los valores y el significado del barrio y de la hermandad que se respiraba”.

Nacida en Madrid y criada entre la capital y Jerez, es al instalarse definitivamente en el Barrio Santiago cuando Lela, de manera discreta y un tanto tímida, se decide a mostrar sus credenciales cantaoras en los escenarios, donde, desde el principio, ha destacado por mostrar el legado familiar con fino y flamenco metal. A principios de este año publicó su primer disco, El fuego que llevo dentro (Altafonte), que, en su mismo título, el de unos tangos que registró su padre, rinde tributo a la herencia familiar. A ese legado, Lela ha querido añadir aportaciones que nacen de su propia inquietud creativa: letras propias o de amigos y familiares son la base de unas frescas composiciones personales sobre estilos canónicos.

La grabación de este disco ha consolidado la figura de Lela Soto y la está proyectando por escenarios, festivales y eventos principales del flamenco. Su permanente actividad y sus viajes no le impiden llevar Santiago en el corazón. De él reconoce el abandono de lo que fue una vez grande, especialmente de calles tan importantes como Nueva y Cantarería, pero cree que “aunque haya pasado el tiempo y hayan cambiado las cosas, el barrio sigue manteniendo su esencia”. “Siempre me da alegría -finaliza- ir paseando y encontrarme a los pocos flamencos que quedan, a los hijos y nietos de los artistas tan grandes que han nacido aquí y que escucho para inspirarme hoy día”.

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